Capítulo 50

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—TaeHyung no estaba en... donde sea que sea ese lugar.— susurró JungKook mientras veía como EunBi presionaba el algodón sobre su herida haciendo que cerrara sus ojos.

—Se te cayó una venda cuando te fuiste de la peluquería, por eso vine corriendo.— dijo EunBi y miró fijamente a los ojos a JungKook.— Debiste decirme, JungKook.

—No confiaba en que estuvieras de acuerdo con esto, en cualquier momento iba a visitarlo.— JungKook miró sus heridas limpias y chasqueó la lengua— Ha pasado mucho tiempo.

—Lo sé.— dijo EunBi y hubo un silencio que hizo fruncir el ceño a la castaña— Espera un momento... ¿Cómo es que no encontraste a TaeHyung ahí?

—Su madre me lo dijo, corrí por todo el lugar pero no lo encontré. Él nunca se reencontró con su madre, EunBi.— JungKook miró como las vendas tenían unas manchitas de sangre y apretó sus manos disminuyendo el escozor de sus palmas.— Tampoco ví el hilo, después de todo creo que me acostumbré a sentirlo cuando TaeHyung estaba cerca mío.

Vió como EunBi seguía callada y la miró confundido.

—¿Qué ocurre?

—Si TaeHyung era un alma, ¿Por qué no te traspasó, JungKook?— preguntó EunBi cómo aquella vez que habló de lo mismo con JunMyeon— Es muy extraño que haya desaparecido cuando debió haberte traspasado, es rarísimo.

JungKook procesó todo eso en su cabeza y dijo en un susurro.

—Creo que debemos comenzar a investigar otra vez, EunBi.

Entonces ambos chicos se pusieron manos a la obra.






Las cajas de ramen estabas esparcidas por toda la mesa, junto con papeles y pedidos de la cafetería. Eran aproximadamente las tres de la mañana y ambos chicos no habían encontrado nada, nada como todas las veces.

—Tengo sueño, JungKook.— susurró EunBi apoyando su frente sobre la mesa— ¿Puedes bajarle el brillo a la computadora?

JungKook acomodó sus lentes circulares y cubrió el rostro de EunBi con el pelo de la castaña.

—Lo siento, ya casi termino.— se disculpo el menor y cerró todas las pestañas del navegador para luego cerrar la computadora.— No hay nada que me de indicios de a dónde se pudo ir TaeHyung, si despareció así. Creo que deberé hacerle otra visita a la abuela, tendrás que comprar vendas para mañana.— susurró JungKook y ayudó a acostar a su amiga sobre su sillón y la tapó con algunas cobijas.

El menor salió a la azotea y sintió la brisa gélida casi dormirle el rostro por completo, miró hacía el cielo nocturno y suspiró.

—Te extraño demasiado, maldito.— murmuró JungKook y sus mejillas se tornaron rojas al decir eso.— Lo de maldito estaba de más, lo sé. Mí vida ha sido muy aburrida sin ti TaeHyung, no tengo con quién pelear por cualquier cosa y eso me pone triste. Terminé con San y parece que me odia, y sé que jamás me perdonará, porque lo noté en sus ojos, le hice demasiado daño...

JungKook metió sus manos vendadas dentro de su abrigo y apretó sus labios para luego exhalar.

—¿En dónde estás, puedes darme si quiera una señal?— preguntó JungKook y lo único que escuchó fue silencio— Necesito algo para que ya no duela tu ausencia, TaeHyung.

El castaño miró su collar y sonrió mientras una lágrima caía por su mejilla, pero rápidamente la limpió. Sentía que se secaría si seguía llorando todos los días.

𝗢𝗛! 𝗛𝗼𝗹𝘆 𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora