Luego de la borrachera de hace dos semanas atrás por el cumpleaños de JungKook, todos ahora se encontraban en New York. Perdidos porque nunca habían venido.
—Demonios EunBi, necesito ir a un McDonald's que es la única cosa que conozco de aquí.— dijo el menor saliendo el hotel en dónde estaban todos hospedados.
TaeHyung apretó sus labios del frío que hacía y miró a San de reojo que acariciaba el cabello del menor mientras le daba una vista a la ciudad.
—Como soy la única que sabe hablar fluido inglés aquí, siganme— pidió la castaña y todos comenzaron a seguirla como patitos—, cruzaremos la avenida y tendremos muchos locales de comida rápida, para calmar los ronquidos de la panza de JungKook.
El menor sonrió avergonzado y cubrió su panza.
Una vez que todos calmaban su hambre con una hamburguesa, TaeHyung se dedicaba a pensar en lo que le había dicho su madre cuando visitaron a las almas.
—¡Mamá!— gritó el menor entre lágrimas y abrazó llorando desconsoladamente a su madre cerrando sus ojos— ¿Por qué? te necesito.
—Mi niño hermoso, siento mucho haberme ido pero estaba fuera de mis manos.— dijo la madre de TaeHyung y besó su frente para luego acariciarle el cabello.— Prometo que te cuidaré desde aquí arriba en todo momento.
Hubo un silencio y su madre tomó su mano observado el hilo rojo que estaba unido a JungKook para luego sonreír débilmente y mirar a su hijo. Su naríz estaba roja y sus mejillas también, le hacía trizas verlo así.
—Estaré contigo pronto, cuándo logre traspasar el cuerpo de JungKook.— dijo TaeHyung decidido y tímido escondió el hilo rojo detrás de él.
Vieron la figura de JungKook acercarse a toda velocidad y la madre de TaeHyung solo llegó a decir.
Vió como su madre solo apretó sus labios y TaeHyung frunció el ceño para luego ver cómo su madre le susurraba algo a JungKook y volvían a su hogar.
Con más dudas que respuestas.
—TaeHyung, tenemos que irnos.— susurró JungKook sacudiendo sus manos delante de él y el peliazul se despabilo completamente levantándose de su silla.
Todos con frío salieron del McDonald's y comenzaron a recorrer calles famosas, fue un recorrido bonito hasta que todos se reunieron a ver el espectáculo de una fuente de agua que había cerca de una tienda de ropa. Y TaeHyung otra vez sentía la maldita tristeza multiplicada por mil, como aquella vez en la feria. Sentía una opresión en su pecho y quería llorar pero JungKook lo notaría al instante, así que solo apretó sus labios corriendo su mirada.
Se sentía solo. Solo porque se sentía un espectador desde lejos, mirando a personas disfrutar de un viaje de ensueño y él bueno, él era un alma común y corriente hasta que te enterabas que estaba unido sentimentalmente con un chico que tenía su vida, tenía sus problemas y sus felicidades, tenía sus preocupaciones y sus miedos. Se sentía un estorbo en la vida de JungKook, e intentaba aferrarse a la idea de que este lo ayudaría pero sabía que el menor no empezaría a hablarle a la nada sin lo tomarían por loco y eso le estaba haciendo mal.
TaeHyung estaba dispuesto a llorar, pero algo frío cayó sobre su nariz y abrió sus ojos cristalizados con sorpresa. Miró hacía arriba y alzó una de sus manos viendo caer una pequeñas escarcha, estaba nevando. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y miró a JungKook y a todos los demás, que estaban sorprendidos igual que él. Habían comenzado a sacar fotos y a grabar para atesorar el momento.
TaeHyung metió sus manos en la gabardina azul que tenía puesta y giró su mirada hacía el local de ropa para que JungKook no lo mirase en su momento de debilidad. El peliazul quitó de su buzo el collar en el cual había colocado el trébol de cuatro hojas y suspiró temblorosamente tratando de concentrarse en otra cosa.
Hasta que sintió una mano tomar su muñeca y hacer que se girara. JungKook lo inspeccionó detalladamente y cuando vió que el peliazul sorbia su nariz apretó sus labios y lo arrastró con él hacía otro lado.
—¿Qué haces JungKook?— preguntó el peliazul una vez que el menor lo soltó. Habían llegado a un estacionamiento cerca del lugar de centenares de locales de ropa y relojería.
—¿Crees que no me doy cuenta que estás llorando?— preguntó el menor y vió como TaeHyung se apoyó en la pared del lugar mirando al suelo.— Te estoy hablando, TaeHyung.
El peliazul alzó la mirada y limpió sus lágrimas haciendo el intento de sonreír, porque ni eso podía.
—Estoy bien.— respondió TaeHyung y mordió su lengua un poco— Era innecesario traerme hasta aquí a rastras, creo que deberíamos volver.
—TaeHyung. Mírame— pidió JungKook y el peliazul siguió mirando al suelo— TaeHyung...
—¡Ya JungKook!— exclamó TaeHyung con un tono para que JungKook parara de hablar, dejando de apoyarse en la pared y mirándolo con lágrimas sin caer en sus ojos— Ve con ellos, disfruta que para eso vinieron...
JungKook tragó saliva al ver a TaeHyung apunto de llorar, un tirón del hilo se hizo presente y mordió su labio, el tirón había sido fuerte y un dolor se hizo presente en su dedo meñique.
—TaeHyung— comenzó a hablar JungKook mientras daba un paso hacía adelante—, sé que crees que no me esfuerzo en hacerte sonreír, en mantenerte firme pero debes poner de tu parte.
TaeHyung limpió una de sus lágrimas mientras sentía otra bajar por su mejilla, para luego sacudir su cabeza y reír sin humor.
—¿P-poner de mí parte?— preguntó el peliazul y JungKook lo miró algo dolido— ¿Qué esperas que ponga de mí parte? ¿Qué me ponga a hablar con EunBi a pesar de que ella no me puede escuchar? O acaso... ¿Quieres que vaya y haga una barbecue con todos tus amigos que no pueden verme? Aprecio las veces que me hiciste sonreír, pero no creo que funcionen mucho después de todo.
JungKook tragó saliva. Tenía razón.
—Yo...
—No JungKook, seamos sinceros...— dijo TaeHyung y carraspeó— No puedo poner de mí parte ni tú tampoco, soy una simple alma que está rondando porque estamos unidos por un maldito hilo que no sirve para nada, necesito ver a mí mamá y abrazarla, quiero descansar en paz. ¡Quiero dejar de estar aquí! ¡No me gusta esto!
JungKook intentó acercarse a TaeHyung pero este retrocedió saliendo del estacionamiento.
—¡De verdad, lo intento TaeHyung!— dijo JungKook y mordió su labio tratando de calmarse pero no lo logró— Quiero ayudarte, quiero...
La figura de San apareció en el campo de visión del castaño y este miró al suelo apenado.
—¿Ocurre algo?— preguntó San algo preocupado y miró en el interior del estacionamiento— Escuché gritos y vine a ver qué pasaba. JungKook ¿Estás escuchándome?
El menor sintió las manos de San en sus hombros y como este lo sacudía para llamar su atención pero no lo conseguía, el menor miró por detrás a San y vió a TaeHyung susurrándole algo con lágrimas en sus ojos, que logró decifrarlo al leer sus labios antes de que se retirara del lugar.
No puedes ayudarme.
Entonces JungKook sintió sus ojos picar y su labio inferior temblar, quería ayudarlo, quería que fuera feliz pero parecía que lo estaba arruinando todo.
—Ey... ¿Por qué lloras?— preguntó San mirando a JungKook a los ojos mientras este miraba hacia otro lado.
—C-creo que necesito un abrazo.
¡Hola!
¿Qué opinan de la situación de JungKook y TaeHyung? ¿JungKook es un buen amigo?
Espero que les haya gustado.
Se despide Cami.
𝐒𝐎𝐅𝐓𝐋𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐒©
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𝗢𝗛! 𝗛𝗼𝗹𝘆 𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ
FanfictionGanadora de los #TaeKookAwards2020 JungKook era el encargado de pasar a almas al cielo. Bueno, quizás ese término suene espeluznante pero no lo es desde la perspectiva del menor. Sin embargo, un día conoce a una de las almas llamado TaeHyung, un chi...