El día en el que San conocería a los padres de JungKook había llegado.
Estaban los cuatro cenando mientras que JungKook de vez en cuando entreabria sus labios para comer una cucharada de arroz. San mientras tanto, hablaba entretenidamente con los padres de JungKook.
—¿Cómo se conocieron?— preguntó la madre al castaño pellizandole la pierna haciendo que se despabilara.
Ambos chicos se miraron y soltaron una carcajada al mismo tiempo.
—Es... complicado.— dijo San y JungKook le sonrió débilmente.— Bueno nos conocimos...
—En una feria— intervino JungKook mirando a sus padres—, EunBi me había sacado del hospital y como teníamos hambre, terminamos yendo a la feria. Compramos pancakes en su puesto y así fue la cosa...— murmuró el castaño mientras sentía sus mejillas arder.
—Se ve qué quieres a mí hijo, San.— dijo la madre de JungKook y este metió una gran cucharada de arroz en su boca nervioso.— Cuida de él.
—Lo haré.— respondió el rubio dejando un beso sobre la coronilla de JungKook— Créame que lo haré.
El castaño apoyó sus antebrazos sobre el barandal de su balcón mientras San dejaba un pequeño beso en su mejilla.
—¿Jamás le diremos como realmente nos conocimos, no?— preguntó y JungKook asintió aguantandose la risa.
—¿Quieres que le digamos que dejaste caer una piedra caliente sobre mí nalga?— preguntó y San estalló en carcajadas.— ¡Ya! Y-yo la pasé mal...
—Lo creo, lo creo.— dijo San y abrazó por detrás al castaño mientras este suspiraba mirando al suelo nuevamente. Intentaba por todos los medios posibles, hacer feliz a San y si mismo. No quería que notase como realmente se sentía, iba a ser una montaña rusa para él.
—JungKook— dijo San y el castaño se giró a verlo.—, no quiero que ocultes como te sientes. No quiero que sufras secretamente por nada, estoy aquí para ti.
JungKook suspiró temblorosamente y le sonrió débil. No iba a decirle, quería dejar ese tema de lado en la relación. Pero no quería mentirle y que pensase que no confiaba en él, no quería esa inseguridad.
—Estoy bien, San.— dijo JungKook calmado pero sus manos decían otra cosa, ambas temblaban como hojas.—Y sé que cuento contigo para todo y que tú cuentas conmigo para lo mismo, por eso eres mí novio.— la palabra resonó en la cabeza del menor e hizo que tragara saliva.
San hizo girar a JungKook tomando sus manos y lo miró a los ojos.
—Quiero formar parte de tu vida, JungKook— dijo el rubio apretando sus manos— quiero hacerte feliz, y que sonrías conmigo.— para este entonces el castaño le picaban los ojos— ¿Tú me lo permitirías?
JungKook apretó sus labios y agradecía eternamente que por la poca luz que había, no se notaba que sus ojos habían comenzando a derramar lágrimas sin que él pudiese contenerlas. San lo abrazó y se quedaron así por varios segundos.
—Se nota que estás pasando por un momento difícil, así que si quieres llorar hazlo.— susurró tiernamente San en el oído del castaño y este sollozó con más ganas, toda la situación lo estaba superando y empezaba a temer.
Temer porque lo que le había dicho EunBi podría cumplirse realmente.
San acarició la espalda de JungKook mientras escuchaba como este hipaba y apretaba sus labios para que sus sollozos no fuesen tan horribles de escuchar. JungKook siempre desde que nació había sido un chico alegre y libre, su única preocupación era tener una buena vida a medida que creciera.
Pero ahora su única preocupación rondaba en TaeHyung.
Limpió sus lágrimas y una risa que fue más un sollozo se le escapó cuando vió a San mirarlo tiernamente. JungKook empezaba a sentir que no merecía a San, que a pesar de que tuviera sus problemas y que no podía decirle nada, simplemente porque no quería meterlo en su hoyo. No quería arrastrar a San en su dilema.
San acarició la mejilla de JungKook limpiando una lágrima que caía y besó sus labios tomando por sorpresa a el castaño. JungKook sintió las manos de San tomar su cintura y eso hizo estremercerlo un poco, se separaron regulando la respiración y el rubio besó su frente.
El celular de San vibró en su bolsillo y JungKook lo miró mientras este contestaba la llamada.
—¿Hola?— dijo San y JungKook se le quedó mirando mientras relamia sus labios y ventilaba su rostro para que no se hinchara luego.— Estaré ahí pronto.
—¿Qué ocurre?— preguntó una vez que San terminó la llamada y guardó su móvil en el bolsillo.
—Mi madre está ayudando a mí papá en el trabajo y dijo que quería que lo ayudase a que la llevara a casa.— San sonrió y apretó sus labios.
—Puedo ayudarte.— dijo JungKook y San negó cerrando sus ojos.— ¿Por qué?
—Quiero que descanses, yo me encargaré de esto.— susurró San y JungKook le sonrió mientras lo acompañaba a la vereda.
—Adiós.— dijo San y comenzó a caminar de reversa mientras le hacía un corazón con sus dedos sacándole una carcajada al castaño.
—Son el uno para el otro.— escuchó detrás de él y JungKook giró sobre sus talones encontrándose a TaeHyung sonriéndole con una mano en su espalda, probablemente ocultando algo.
—¿Hace cuánto llegaste?— preguntó el menor evadiendo lo que había dicho abrazándose a si mismo por el frío.— ¿T-tienes hambre?
—Escuché tu conversación con EunBi.— el corazón del menor se paró por un momento y mordió su labio inferior.— Nos hemos rendido, y si, quiero quedarme contigo.
JungKook tembló en su lugar y TaeHyung avanzó dos pasos.
—... y n-no, no debes tener miedo de lastimarme. Supongo que el hilo nos hizo conocernos, no enamorarnos uno del otro.— el menor vió como TaeHyung tragó saliva y sus ojos comenzaban a cristalizarse.— Lo soportaré, y seré feliz viéndote reír sin preocupaciones.
—¿S-soportaré?— tartamudeó el menor y TaeHyung asintió soltando una pequeña carcajada mientras le enseñaba un collar idéntico con pequeño trébol y decía con voz quebradiza.
—Estoy enamorado de ti.
JungKook lo miró atónito y sus manos comenzaron a temblar. El hilo que los unía tironeo y ambos lo sintieron.
—TaeHyung, lo siento.— dijo el menor mientras sentía picar sus ojos y este formó una pequeña sonrisa.
—No quiero que me respondas, no te agobies con mis sentimientos, de todas formas no quería arrepentirme luego.— contestó el mayor y le entregó el collar— quiero que tú también lo tengas, me ha dado suerte.
—¿Suerte?
—Me hizo enamorarme de ti.— murmuró TaeHyung y JungKook apretó sus labios. Se sentía demasiado mal, se sentía ahogado entre tantos sentimientos.— Supongo que nos vemos en casa, JungKook.
Pero JungKook no respondió, vió desaparecer a TaeHyung de su campo de vista mientras él retrocedía entrando a su antigua casa.
Respirando hondo para no llorar.
¡Holass!
Se nos está acabando la historia así que comiencen a traer pañuelos para todos.
Espero que les haya gustado el capítulo, gracias por leerme. Se los quiere mucho mucho. ♡
Se despide Cami. xoxo
𝐒𝐎𝐅𝐓𝐋𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐒©
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𝗢𝗛! 𝗛𝗼𝗹𝘆 𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ
Hayran KurguGanadora de los #TaeKookAwards2020 JungKook era el encargado de pasar a almas al cielo. Bueno, quizás ese término suene espeluznante pero no lo es desde la perspectiva del menor. Sin embargo, un día conoce a una de las almas llamado TaeHyung, un chi...