La tapa del inodoro se abrió violentamente cuando JungKook comenzó a vomitar dentro de él. No recordaba nada de ayer, al menos hasta la parte en la que llegaba San a su casa, solo eso.
Limpió lentamente su boca y un suspiro entrecortado salió de sus labios mientras nuevamente sentía una arcada y desechaba todo el alcohol que había tomado ayer. Sus rodillas dolían de estar tanto tiempo arrodillado y mareado frente a un inodoro así que se levantó con la poca fuerza que le quedaba y se miró al espejo.
Sus ojeras marcadas y su piel pálida fue lo que se encontró al mirar su reflejo, su cuerpo entero temblaba del los dolores de estómago mientras veía como el agua se tragaba todo el vómito amarillento. Abrió el grifo y se lavó la cara tratando de despertarse un poco, luego lavó sus dientes y salió despacio del baño.
Sus ojos se encontraron con TaeHyung, mientras este servía en una taza té y lo soplaba un poco para luego empujarselo sobre la mini barra. El menor se sentó frente a TaeHyung y apoyó su cabeza sobre sobre la barra mientras gimoteaba del dolor.
—El té va de maravilla cuando te acabas en una sola noche una caja entera de soju— el menor alzó la mirada sorprendido—, no sé porqué no caíste en coma etílico.
—No me regañes, me siento mal.— dijo JungKook y revolvió con una cuchara el té.
—Sí, como sea— el peliazul le acercó una pastilla junto con una botella de agua y dijo antes de retirarse de la cocina—, toma esto primero y luego toma el té.
El menor vió salir a TaeHyung e hizo un pequeño puchero entrecerrando los ojos del dolor para luego meter la pastilla en su boca y darle un buen sorbo de agua a la botella que estaba al lado de él.
¿Tan mala fue la barbecue?
Eso mismo se preguntaba el menor mientras sentía sus ojos pesar otra vez por el sueño, presentía que algo no andaba bien con TaeHyung pero luego tendría tiempo para hablar con él. Así que solo se dispuso a terminar el té humeante que estaba entre sus manos y ponerse un saco para salir a comprar cosas al supermercado.
Los muebles llegarían entre hoy o mañana, así que debía llenar mínimo el refrigerador con comida y mucha leche de banana. El aire acondicionado del supermercado lo recibió y con un carrito de compras frente a él comenzó a lanzar cosas dentro de él.
Hizo una mueca de asco al pasar por la sección de alcohol y tocó su estómago, una mano en su hombro hizo que se sobresaltara mientras veía la sección de productos de limpieza, encontrándose con San algo pálido.
—Dime por favor que no cometí ninguna locura— San alzó una ceja y negó luego de parecer dudar—, me han dicho que tomé una caja entera de soju, soy un desastre.
—También te caíste en la piscina— dijo el rubio y JungKook frunció el ceño— ¿No notaste tu cabello algo maltratado por el cloro?, y me llamaste por un tal TaeHyung.
—¿TaeHyung?— preguntó JungKook y San asintió mientras veía como las mejillas del castaño se enrojecian de a poco.— Debí haberte confundido, lo siento.
San rodó los ojos restándole importancia y ambos chicos comenzaron a pasearse por todo el supermercado, mientras relataban o trataban de recordar algo de la fiesta de ayer. Ambos se despidieron al subir las escaleras del edificio en dónde vivían y JungKook entró a su casa con tres bolsas en cada mano.
—¡Estoy en casa!— gritó el menor pero no escuchó ningún indicio de que TaeHyung se encontrase ahí, así que luego de dejar las bolsas sobre la barra se dispuso a recorrer todo el departamento.— ¿TaeHyung estás ahí?
El menor al no encontrarlo por ningún lado tomó sus caderas y subió a la azotea de su departamento, pero TaeHyung no se encontraba allí. JungKook dejó de buscarlo y se dispuso a sacar la mercadería de las bolsas y a poner todo en su refrigerador.
Pero en un momento se detuvo mirando el calendario en su refrigerador.
—Demonios, el aniversario de su madre.— el menor chasqueó la lengua recordando su conversación con TaeHyung.
—¿Qué te gustaría hacer en las vacaciones a ti, TaeHyung?— preguntó el menor mientras sacaba sus prenda de ropa del armario.
—Visitar a mí madre, creo que es momento de contarle que hice en diez años.— respondió el peliazul mientras ayudaba a JungKook a doblar la ropa y meterla en la caja.
—Prometo que encontraré alguna forma para que te reencuentres con ella, debo cumplir mí promesa— JungKook se sentó frente a TaeHyung y le señaló la estrella que se veía en plena noche— por ella.
TaeHyung le regaló una pequeña sonrisa y el menor se levantó nuevamente a quitar más ropa del armario.
La mano de JungKook casi se enreda entre tantas bolsas al intentar encontrar su teléfono móvil y marcar el número de JunMyeon.
—Hol-
—JunMyeon— lo interrumpió el menor rápidamente—¿Hay alguna forma de conectarse y ver a las demás almas que descansan en paz?
Hubo un silencio y JunMyeon respondió.
—Habrá que averiguarla.
Así que casi tropezandose con las alfombras de su casa, JungKook tomó sus llaves y bajó las escaleras para después tomar su bicicleta y emprender camino hacia la casa del pelinegro. Tocó la puerta repetidas veces, ya que el día comenzaba a oscurecerse y debía cumplir su promesa.
—Pasa pasa— dijo JunMyeon haciéndose a un lado mientras JungKook tomaba los cinco grimorios y los dejaba sobre la mesa— ¿Por qué necesitas exhaustivamente mí ayuda?
—Necesito hacer que TaeHyung y su madre se vean, al menos por un momento.— respondió el menor, mientras se sentía cada vez una mala persona ya que se había olvidado completamente el aniversario.
—Entonces manos a la obra— dijo JunMyeon y ambos chicos comenzaron a investigar. Las horas pasaban y sus manos no paraban de pasar de hoja buscando una solución a ese problema.
Así que cuándo vió a JunMyeon arrancar una página del grimorio y dejarla sobre la página dónde estaba leyendo JungKook, el menor casi abraza al pelinegro para luego tomar sus cosas y emprender camino al cementerio.
En todo el trayecto trataba de tranquilizarse, de no chocar y de leer a la misma vez. Se sentía una misión imposible pero para JungKook era como hacer un trámite. Cada vez que se acercaba más al cementerio se sentía peor, sentía que TaeHyung se decepcionaría de él y eso hacía que mordiera sus labios nervioso sin cuidado alguno.
Dejó estacionada la bicicleta y miró hacia adentro del cementerio, era de noche y JungKook sintió un nudo en su garganta por ser tan olvidadizo. Un tirón fuerte hizo que su entrecejo se frunciera e hizo que comenzará a buscar a TaeHyung entre tantas lápidas, tratando de buscar el sendero que llevaba a la lapida de la madre de este.
Y cuando la encontró mordió su labio mientras sentía algo raro en su estómago, tenía en su mano la hoja del grimorio pero la dejó caer cuándo suspiró temblorosamente cerrando sus ojos, era demasiado tarde.
TaeHyung ya no se encontraba allí.
¡Buenas!
Espero que les haya gustado el capitulo, ojalá que hayan tenido una cálida lectura.
Se despide Cami, besos y abrazos.
𝐒𝐎𝐅𝐓𝐋𝐘𝐎𝐎𝐍𝐆𝐒©

ESTÁS LEYENDO
𝗢𝗛! 𝗛𝗼𝗹𝘆 𝗛𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ
FanfictionGanadora de los #TaeKookAwards2020 JungKook era el encargado de pasar a almas al cielo. Bueno, quizás ese término suene espeluznante pero no lo es desde la perspectiva del menor. Sin embargo, un día conoce a una de las almas llamado TaeHyung, un chi...