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—Aquí tiene —dije, entregándole el café al hombre que había frente a la barra

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—Aquí tiene —dije, entregándole el café al hombre que había frente a la barra. Él depositó unos cuantos billetes en la lata de las propinas, y sonrió amablemente antes de marcharse.

Las horas en el Country's Favorite pasaban con una horrorosa lentitud. Era uno de aquellos días en los que había más meseros que clientes, apenas unas dos o tres personas que iban a tomar algo para matar el tiempo antes de que su turno en el trabajo comenzara. Rocié un poco de desinfectante sobre la barra y la limpié, tan solo para entretenerme. Odiaba las tardes como esas. ¡Eran tan aburridas!

Luego de dejar la madera completamente brillante, me quité el gorro de vaquero que formaba parte del uniforme y peiné con los dedos mi cabello rubio.

Tenía ese empleo desde hace unos pocos meses, el mánager de los chicos, Bruce Hafferman, era dueño del restaurante. Luego de que se formara la banda, me ofreció un cómodo empleo de semana, bajo mis propios horarios. Mientras que cumpliera un mínimo de ocho horas por semana, el pago estaba asegurado. A veces ser la hermana pequeña de Wesley Barnes traía sus ventajas.

Courtney, mi compañera, se acercó a mí con tres largas zancadas, sosteniendo dos diarios en la mano. Los estampó sobre la barra y señaló los titulares con su dedo, dedicándome una mirada a medio camino entre la diversión e indignación.

—¿Qué ocurre? —quise saber.

—¿Has leído esto?

Corrí su dedo para poder ver lo que decían:

¿Es Emily McConaughey la dama que habíamos creído?

Princesa durante el día y prostituta en las noches.

—Cada hora que pasa empeoran más —dijo Courtney, con la mirada fija en los papeles. Hice una mueca, concordando con ella —. ¿Hablaste con tu hermano, te dijo algo de Emily? —preguntó, esforzándose notablemente por ocultar su curiosidad.

Negué con la cabeza. La noche anterior, cuando terminamos de escuchar la nota, Callum corrió al teléfono para llamar a Emily, pero decidimos detenerlo. Rafael dijo que sería preferible que le demos tiempo, para que termine sus vacaciones de la mejor manera posible. Lo último que necesitaba era hablar con nosotros para que le recordemos los horribles comentarios que circulaban por el reino.

—No quise molestarlos más —respondí. Courtney frunció el ceño.

—Si fuera tú, estaría interrogándolos las veinticuatro horas del día... —susurró, meneando la cabeza en desacuerdo. Me encogí de hombros, ella copió mi gesto y tomó un trapo húmedo haciendo ademan de marcharse. Sin embargo, no se movió —. ¿Y Callum? ¿Qué ha dicho él?

—Callum es Callum, se ha tomado todo con calma —mentí.

Anoche fue el primero en irse de mi casa. Dijo que necesitaba dormir, que había sido un día largo para él y que luego de los ensayos solía sentirse extrañamente agotado, como si hubiera corrido una maratón de cien kilómetros, también dijo que debería hablar eso con su médico; y acto seguido simplemente desapareció por la puerta delantera.

KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora