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—No —zanjé, hablando con un tono lo suficientemente firme como para no tener que aumentar la tenacidad de mi decisión negando con la cabeza

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—No —zanjé, hablando con un tono lo suficientemente firme como para no tener que aumentar la tenacidad de mi decisión negando con la cabeza. Carson boqueó como un pez, abriendo y cerrando la boca muchas veces, hasta que finalmente fue capaz de tartamudear un débil:

—Pe... pero...

Descrucé uno de mis brazos y lo interrumpí levantando la mano.

—He dicho que no —repetí por enésima vez —. Fin de la discusión.

El reportero se cubrió el rostro con los dedos crispados y gruñó, recargándose sobre el apoyabrazos de la butaca que estaba detrás de él. Nos encontrábamos en el cine del palacio, parados en el pasillo junto a los asientos. Estábamos allí porque Carson había querido revisar la grabación de la propuesta para asegurarse de no repetir ninguna frase ni meter la pata con nada. Estaba harta de ver ese vídeo; dos reproducciones más y me lo sabría de memoria.

Luego de que la retransmisión acabara, Carson se dispuso a explicarme lo que tendría que hacer más tarde, durante la entrevista de aquella noche. Llevaba muchísimo tiempo intentando convencerme de utilizar el libreto que él había preparado, y sabía que mi respuesta monocromática estaba comenzando a fastidiarle en niveles altísimos. Sin embargo, no tenía ninguna intención de complacerlo. Carson quería que durante mi segmento en la entrevista hablara sobre mi relación con Nigel, que le contara a la audiencia la razón por la que había comenzado a salir con él si en realidad estuve "enamorada" del príncipe todo este tiempo.

Si creía que lo haría, entonces era más tonto de lo que había pensado. Ya tenía suficientes problemas como para despreciar a mi verdadero novio en la televisión pública.

—Jillian... —el reportero volvió a llamarme, pronunciando mí nombre con cuidado —. Hablar sobre tu relación actual y fingir que es parte del pasado debe sentirse asqueroso, lo sé, lo entiendo —unió las manos frente a su rostro, suplicante —. Pero debes hacerlo.

Meneé la cabeza y desvié la vista, dándole a entender que ya no quería seguir la conversación. Por desgracia, él no se rindió.

—Hay muchísimas personas allá afuera que están haciendo sus propias suposiciones sobre lo que ha pasado entre tú y Nigel —dijo rápidamente, temiendo que yo me marchara sin terminar de escucharlo.

No me fui, pero si rodé los ojos con fastidio.

—No son comentarios muy bonitos los que se esparcen por las calles —siguió diciendo —. Que tú hables sobre ello, realmente serviría, aclararía muchísimas dudas y nos quitaríamos un problema de encima.

—Si —afirmé, interrumpiéndolo otra vez —. Claro que nos quitaríamos un problema de encima. Nigel ya no querrá saber nada de mí. ¡Hurra! —aplaudí irónicamente frente a mi rostro, sin generar ningún sonido.

Carson dio un pisotón en el suelo, como el que hacían los niños caprichosos cuando sus padres no les daban lo que querían. Yo permanecí callada, tragándome la mueca burlona que quiso dibujarse en mi rostro al ver sus rabietas. Hubiera dado lo que sea por grabarlo en ese preciso instante, capturando todos y cada uno de los exagerados y desesperados aspavientos que estaba haciendo.

KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora