La reunión estaba resultando muchísimo más agotadora de lo que creí que sería. Sabía lo enorme que era la audiencia de Carson, pero nunca había pensado que ellos tenían el mismo espíritu charlatán que el reportero. Llevaba más de una hora intentando llegar hasta Jillian o sus padres, y apenas había podido avanzar unos centímetros del lugar donde me encontraba, porque cada vez que hacía ademán de dar un paso, un nuevo grupo de personas se detenía frente a mí con sonrisas y muchísimas preguntas en mente que impedían que yo caminara.
Si hubiera sido mi padre quien se encontrara en mi situación, los habría rechazado a todos con su gruesa voz de rey y haciendo uso de su temerosa presencia habría conseguido que nadie se le acercara siquiera.
Yo, en cambio, seguía estancado en el mismo lugar donde había estado cuando las personas ingresaron al salón, porque no podía copiar sus acciones. Me había visto obligado a hablar de asuntos aburridísimos con hombres que querían saber sobre mi oficio, a compartir piezas de bailes con niñas, chicas y mujeres, a tomarme fotos con muchos de ellos y, por supuesto, también tuve que responder las mismas preguntas cada vez que alguien nuevo se acercaba. Todos querían saber cómo conocí a Jillian, hace cuanto tiempo supe que estaba enamorado de ella, cuál era la opinión de mis padres, porqué abandoné el compromiso con la princesa Kenzie y si eso traería consecuencias... Me sentía como un perico, recitando las mismas respuestas una y otra y otra vez.
Hunter me había acompañado desde el auricular durante los primeros quince minutos, pero finalmente tuve que silenciarlo, porque los divertidos y obscenos comentarios que llegaban del otro lado de la línea me distraían y hacían que acabara hablando de manera extraña, al intentar reprimir las risitas que intentaban escapar de mi garganta.
Él estaba fuera de la sala. Bellamy había llegado hace poco tiempo. Estaba parado junto a la puerta de entrada, donde Jillian se había encontrado antes de que el guardia abriera la madera y la empujara accidentalmente contra sus padres.
Mis ojos estaban fijos en ella. No la conocía demasiado, pero podía notar que estaba a punto de perder la cordura. Cuando nos encontrábamos en el balcón y noté que estaba llorando me preocupé, porque sabía que el mar de lágrimas que brotaba de sus ojos verdes no era parte de la actuación. Estaba seguro de que el arrepentimiento había cruzado su mente y que esa era la razón por la que reaccionó de esa manera.
Así que, quería llegar a ella para asegurarme de que estuviera mejor.
-Mi hijo ahora tiene una empresa, pero no es bueno en lo que hace... -estaba diciendo el hombre que hablaba conmigo en ese momento. No tenía idea de qué iba la conversación -. Creo que quizá, si pusiera un poco mas de empeño en...
-Entiendo, es complicado -dije hablando con rapidez, interrumpiéndolo -. Ahora, si me disculpa... debo... debo irme.
El hombre calló de repente y asintió.
-Oh, claro, majestad -dijo, dedicándome un saludo con la cabeza. Lo acepté con una sonrisa cortes y me apresuré para llegar hasta mi objetivo, deseando que nadie más se interpusiera en mi camino.
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KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGS
Teen Fiction¿Alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida si formaras parte de un cuento de hadas? Jillian no. Nunca. Ni en sueños. Tenía una familia genial, un hermano genial, amigos geniales. Una vida por la que no necesitaba fantasear con historias sobre...