Tuve que salir, sabía que si respondía aquella llamada dentro de la oficina no podría conservar la calma. Estaba pasando por un altibajo de emociones tan repentino que sentía que en cualquier momento colapsaría. La situación en el despacho me había desesperado aun más de lo que ya estaba, pero el momento en el que leí el nombre del rey de Golphier en la pantalla de mi maltratado celular me descoloqué por completo. No entendía el propósito de su llamada, no entendía para qué podría querer contactarme el rey de otro reino en ese momento.
Caminé unos cuantos metros con el móvil pegado a la oreja antes de responder la llamada.
—¿Flynn? —fue todo lo que pude decir sin que mi voz temblara. Sentí vergüenza cuando el chico de dieciséis años respondió con más clase que yo.
—Buenas noches, Buck —saludó con una meditada tranquilidad —. ¿Cómo estás?
Tragué saliva y recargué la espalda contra una de las paredes del pasillo, para no tener que concentrarme en mantener el equilibrio. Me estampé contra ella con tan poca delicadeza que mi cabeza se golpeó un poco. El pinchacito de dolor que me recorrió se sumó a los de la jaqueca que ya tenía. Había demasiadas preocupaciones en mi mente, la falta de espacio para los buenos pensamientos estaba haciendo que sintiera que mi cabeza estallaría.
A pesar de eso, me aclaré la garganta para hablar con fingida seguridad y acercando el micrófono del móvil a mi boca dije:
—Bien.
Flynn tardó unos pocos segundos en retomar la charla.
—Me alegro de oír eso —repuso. Podía notar en el tono que había empleado que no me creía, sin embargo agradecí que no insistiera.
El silencio que se extendió entre nosotros comenzó a molestarme luego de unos segundos.
—Escucha, Flynn... no es un buen momento para charlar —dije apresuradamente, comenzando a perder la poca paciencia que me restaba —. ¿Qué es lo que quieres?
Estaba siendo descortés, pero no me importaba. Después de todo sí era cierto que no había tiempo que perder. Tenía que organizar tropas, preparar algunos improvisados planes y mentalizarme con la idea de que, tal vez, nada de lo que hiciera funcionaría. No podía desperdiciar minutos conversando por teléfono.
—No hay nada capaz de mantener en secreto los destellos de una corona... —dijo, con un tono que indicaba que acababa de citar las palabras de alguien más —. Esa era la frase favorita de mi padre.
Apreté los labios y aguardé pacientemente a que continuara.
—El asunto de tu reino ya está propagándose por toda la Corona. Los rumores, al menos, llegaron a Golphier esta tarde... —informó.
Las palmas de mis manos comenzaron a sudar. Sujeté el celular con más fuerza, para evitar que resbalara y cayera. Las astillas que se habían formado en el cristal, luego de que forcejeara con Hunter para quitarle el móvil hace unas cuantas horas, rasparon mi mejilla cuando lo pegué más a mí.
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KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGS
Fiksi Remaja¿Alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida si formaras parte de un cuento de hadas? Jillian no. Nunca. Ni en sueños. Tenía una familia genial, un hermano genial, amigos geniales. Una vida por la que no necesitaba fantasear con historias sobre...