—Escucha, Reyes —Bellamy se detuvo antes de girar el picaporte que abría la puerta de la que sería mi habitación aquella noche. Nos habíamos alejado dos pasillos del lugar donde se encontraba Jillian, así que no era necesario susurrar, sin embargo, el guardia decidió bajar la voz, para asegurarse de no correr ningún riesgo —. No sé qué haces aquí, pero si arruinar las cosas forma parte de tus planes será mejor que te despidas de tu amiguita y te marches...
Mi boca se cerró por primera vez desde que llegamos al castillo solo para devolverle la mirada de manera desafiante.
—Si quisiera frustrar sus planes, ¿no crees que con toda la información que tengo ya lo habría hecho?
Bellamy no respondió, otorgándome la satisfacción de una victoria. Definitivamente intimidar no era su fuerte. Ahogué los comentarios burlones que ansiaba decir y esperé a que fuera él quien finalizara o continuara la conversación.
—Muy bien —asintió lentamente, con cautela, y luego de unos cuantos segundos de silencio acabó abriendo la puerta —. Descansa, Reyes —añadió apretando la mandíbula.
Acepté su saludo con un simple asentimiento y crucé el umbral, cerrando la madera detrás de mí. Los pensamientos que rondaban en mi cabeza se congelaron. Una vez más, me quedé boquiabierto, sorprendido ante la inmensidad del lugar en el que me encontraba. No había luces encendidas, el único medio de iluminación provenía de las farolas exteriores cuyos destellos se filtraban por las enormes ventanas. La habitación era del tamaño de todo mi departamento completo. Tan solo la cama debía ser más grande que mi sala de estar.
No tenía planes de permanecer allí, pero si no hubiera sido así, no me habría molestado pasar unas lujosas noches en el palacio.
Había tomado mi decisión en el preciso instante en el que acompañé a Jillian a la entrada. Me marcharía por la mañana. En esos momentos estaba demasiado cansado, apenas había logrado evitar cabecear de camino al castillo. Esa noche estaba siendo un delirio. Desde el instante en el que Jillian apareció, había tenido demasiados altibajos emocionales. Encontrarla parada detrás de la puerta me había tomado completamente por sorpresa. A pesar de que nunca estuve de acuerdo con el plan del príncipe, conocía los detalles y recordaba a la perfección los siguientes pasos a seguir. Por eso mismo había creído que ella ya estaba encerrada en el castillo.
Me equivoqué, y me equivoqué aun más cuando intenté encontrarle una razón a su extraña petición. Supuse que Jillian había logrado escapar del palacio y que intentaba ocultarse de las cámaras y el príncipe o alguna bobería como esa. Jamás imaginé que lo que quería en realidad era regresar al castillo.
A su vez, acabé el viaje sintiendo mi corazón latir desbocado en mi pecho. Cuando bajé en la gasolinera para rellenar el tanque del coche y Jillian casi oye la discusión que su hermano y yo tuvimos en la mañana, me desesperé. Había creído que la pista había sido eliminada. Tuve que abandonar rápidamente todo lo que estaba haciendo para entrar al vehículo y quitar la grabación del estéreo. No estaba contento con la decisión que Wesley había tomado, pero tampoco quería que Jillian supiera que él se había involucrado en la revolución, porque eso, de alguna manera, me involucraría a mí. ¿Y quién sabía cómo Jillian tomaría la noticia?
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KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGS
Teen Fiction¿Alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida si formaras parte de un cuento de hadas? Jillian no. Nunca. Ni en sueños. Tenía una familia genial, un hermano genial, amigos geniales. Una vida por la que no necesitaba fantasear con historias sobre...