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—Y luego, acabé solo en el istudio —Nigel dejó caer las manos sobre su abdomen cuando terminó de hablar

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—Y luego, acabé solo en el istudio —Nigel dejó caer las manos sobre su abdomen cuando terminó de hablar. Mis dedos siguieron jugueteando con su cabello, inconscientemente, mientras permanecía con la vista clavada en la televisión. Un documental sobre la guerra que originó el nacimiento de los reinos era transmitido en ese momento. Faltaban pocos meses para que fuera el aniversario del primer atentado y ahora todos los medios se encargaban de rememorarlo transmitiendo noticias, programas y documentales de esa época.

No tenía idea alguna de lo que Nigel acababa de contarme. Creo que su anécdota tenía que ver con la ausencia del pianista, ya que estábamos en el departamento que él y Levi compartían y este último no se encontraba allí. Luego de mi regreso y de que mis padres me atosigaran con preguntas que me negué a responder, decidí ir a ver al italiano con la intención de quitarme al príncipe de la cabeza. Pero todo fue en vano.

Cuando sentí que los ojos de Nigel se posaban en mi, supuse que debía que decir algo, para que mi distracción no fuera tan evidente. Así que abrí la boca y susurré lo primero que vino a mi mente:

—Genial.

Con la cabeza recargada en mi regazo, él frunció el ceño. A juzgar por su expresión, estaba segura de que intentaba descifrar si había traducido mal mis palabras o había oído bien.

—¿Ginial? —repitió mirándome, confundido.

—Genial... porque tuviste el estudio solo para ti —respondí pausadamente, pensando cada letra antes de pronunciarla. Él asintió, no muy convencido, y se irguió en el sofá para sentarse.

Buscó mis ojos con los suyos.

—¿Qui ocurre? —preguntó.

A pesar de que la forma en la que lo había dicho fue suave y amigable, me alteré.

Ya había pasado mucho tiempo desde que la limusina me dejó en la puerta de mi casa. Sin embargo, mi cabeza aun seguía en el castillo. Las palabras de Buck me acompañaron el resto del camino de regreso. Ahora que conocía la verdadera historia detrás de las acciones del príncipe, una batalla entre mi conciencia y mi corazón se había desatado.

No quería formar parte de su mundo. Quería conservar mi vida tal como estaba. Quería que mis únicas preocupaciones siguieran siendo las partidas de scrabble en las que Levi hacia trampa, evitar a los paparazis cuando Nigel y yo caminábamos por las calles, burlarme de la esposa de mi hermano y averiguar la razón de la pelea entre Rafael y Callum...

Pero, ¿realmente dejaría que los sucesos de hace cincuenta años atrás se repitieran? Podía ayudar, tenía la oportunidad de hacerlo en mi mano, y lo cierto era que lo que el príncipe pedía tampoco era demasiado... ¿Era tan egoísta como para fingir que lo que sucedió aquella mañana nunca pasó?

«Destruirán todo a su paso», la voz de Buck se superpuso con mis pensamientos, repitiendo algunos fragmentos de la charla que habíamos tenido, «solo debes estar aquí por tres semanas». Teniendo en cuenta lo que podía evitarse con ese lapso de tiempo, tres semanas ya no me parecían demasiado.

KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora