Llevaba media hora al teléfono con Nigel. Rafael me había prestado su celular y me había ayudado a cambiar las cosas de mi móvil al suyo, así cuando lo llamara sería mi número el que aparecería en su pantalla. Había sido muy reconfortante oír la voz del italiano, tanto, que a pesar de que me encontraba sentada sobre una de las rocas en la orilla del lago de la cascada, casi lograba olvidar por completo que estaba dentro del palacio.
Nigel me había contado todo lo que estaba ocurriendo en el mundo real. Dijo que ahora las cosas se encontraban más extrañas que antes. Callum estaba mucho más nervioso de lo normal, según lo que el italiano contó parecía que cada segundo que pasaba estaba más cerca de sufrir un ataque de ansiedad. Wesley había rechazado su invitación de ir al estudio, supuestamente, mi hermano no estaba de humor para hacer música... tampoco había señal alguna de Emily y Wes se negaba a responder cualquier pregunta que tuviera que ver con ella. Nigel sospechaba que las cosas se habían complicado entre ellos durante la luna de miel. No discutí, porque estaba de acuerdo... Desde el momento en el que lo vi solo en el aeropuerto supe que algo había ocurrido. Su excusa de: "ella también tiene un hermano al que saludar" me había parecido extraña. ¿Desde cuándo Wesley podía resistir un día completo sin la boca de la princesita sobre la suya? En cuanto volviera a verlo intentaría obtener respuestas. Y luego estaba Levi... Nigel dijo que lo único que había cambiado entre él y su intérprete personal era que ahora el pianista se negaba a traducir algunas de las cosas de las que hablaban Callum, Wesley y él. Pero eso era todo. Levi Bowen seguía siendo Levi Bowen.
Por otro lado, el italiano me había parloteado de temas distintos. Me contó cosas que le habían sucedido en los últimos dos días. Tuvo que escapar de una cafetería porque unas cuantas chicas lo atosigaron con preguntas y pedidos de fotografías. Una reportera que lo encontró en la calle quiso saber si él y yo habíamos terminado por una razón que él no pudo comprender... Contuve un suspiro de alivio cuando me dijo eso, ya que imaginaba a la perfección cual había sido la razón por la que la reportera preguntó algo así. Nunca me había alegrado tanto la falta de comprensión del italiano.
Después fui yo quien tuvo que ponerlo al tanto. En mis momentos libres había ensayado el discurso que le daría a Nigel. Ayer por la tarde, luego de que me librara de la reunión entre Carson y el príncipe, Rafael me ayudó a pensarlo. Incluso dejó que practicara con él, como solíamos hacer de pequeños cuando yo debía dar una lección oral en la escuela. Rafael fingía ser el profesor y me soltaba todo tipo de preguntas aleatorias, preparándome para cualquier escenario posible. Ahora él estaba sentado sobre la cerca del establo, dedicándome sonrisas, asentimientos y pulgares arriba cada vez que agregaba algo. Antes de que empezara a hablar con Nigel, el latino me había recomendado que no exagerara con los detalles, dijo que lo mejor sería que describiera la realidad de un modo creativo y evasivo. Así que eso hice. Transformé el castillo en un lujoso hotel, convertí los eventos de la revolución en distintas actividades como excursiones o tours por las ciudades, ¡e incluso hice que el príncipe fuera el conserje del hotel! Se sentía tan bien poder hacer que todo lo que estaba sucediendo pareciera normal, que hasta yo quería fingir que las cosas eran como se las había contado al italiano.
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KINGS, QUEENS, AND FUCKED UP THINGS
Ficção Adolescente¿Alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida si formaras parte de un cuento de hadas? Jillian no. Nunca. Ni en sueños. Tenía una familia genial, un hermano genial, amigos geniales. Una vida por la que no necesitaba fantasear con historias sobre...