Chinatown

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Jean






- Otro día más de escuela. - Suspiré levantándome de la cama, mirándome al espejo, con unas grandes ojeras, ojeras que siempre había tenido; mi cabello tenía un gran nudo.
- Ña. - me dije.

- Me dirigí al baño a lavarme la cara. Al terminar me di cuenta de que tenía un nuevo grano.
-Cielos cara, ¿uno más? - me dije. 


Me terminé de vestir con los mismos jeans claros de siempre, una playera cualquiera con unos converse  y un hoddie.

Me miré de nuevo al espejo e intente mejorar mi aspecto. - Es lo mejor que puedo hacer. - me dije. Últimamente me sentía horrible, y me encontraba más defectos; no me sentía bien.

Llegué a la escuela con los audífonos puestos, como todos los días.-Solté un gran suspiro, "Aquí vamos de nuevo".

Las clases eran largas y cansadas, como siempre, mi estómago rugía por algo de comida.

-Al fin es descanso, suspiró Fer. - Sacándome de mi aburrimiento, lo miré mientras le sonreía aliviada.

-Vamos, le dije. - levantándome de mi asiento y tomando mis cosas.

Nos encaminamos a la cafetería, cuando miré entrar a lo lejos a ese tipo.

Timothée, Timothée Chalamet. Era considerado uno de los más guapos de toda la universidad,  todas querían llamar su atención. Todas usaban extravagantes atuendos para que se fijara en ellas; hasta cuando había climas fríos, no las culpo, el chico era realmente guapo.

Realmente cliché la situación, parece ser inevitable encontrarse con este tipo de escenarios, el chico irresistible, y la vaga desobligada, la última soy yo. 

Alto, tan pálido que se confundía con lo blanco de la pared de la cafetería, sus rasgos eran demasiado finos. Mandíbula marcada, al igual que sus pómulos, sus cejas eran gruesas y abundantes. Sus labios eran finos, sus ojos eran verdes y miel.  De verdad parecía modelo, a veces no sé como es que brotan seres humanos tan hermosos.

Pero eso no era lo que me atraía de él. Eran sus chinos, esos descontrolados y despeinados caireles que bajaban por su cabeza, su cabello lo tenía como a mitad de su rostro, y casi siempre, tenía uno en especial, cubriendo uno de sus ojos. Se vestía muy bien a mi gusto.

No mentiré, lo miraba de re ojo a veces, era lindo. Pero vamos, ya tenía muchas niñas alrededor intentando llamar su atención, además, muchas de ellas eran preciosas, sin imperfecciones como él.

Yo era una más en la universidad. Lo dije, la vaga desobligada. Añadiendo que últimamente me sentía del asco, sin arreglarme, seguramente mi aspecto era fatal. Uno pensaría que  él, o una persona como él, jamás se fijaría en alguien como yo. Es como cuando ves a la esposa de Christopher Hemsworth, y piensas "que mujeron" mientras que sostienes tu cartel de "te amo Thor". Son cosas que no crees necesarias de pensar, pierdes tu tiempo. Por lo que si no lo veía durante el día, prefería olvidar que existía.

Pero si es que él estaba cerca no podía evitar mirarlo, además sus amigos eran realmente atractivos para variar. Además, nadie se queja de la buena vista.  De pronto el volteó a ver hacía nuestra mesa, intenté verme linda, poniendo mi mejor lado y alisando mi cabello con los dedos.  Todo eso en menos de el segundo que volteó, para después regresar la mirada a sus amigos. 

¿En qué estaba pensando?. - Que estúpida, se los dije, pérdida de tiempo. Lo peor de todo es que lo hacía cada vez que sentía que él podía verme. Muy imbécil. 

𝘾𝙖𝙣 𝙄 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙮𝙤𝙪 𝙩𝙤𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩 [Timothée Chamalet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora