Electrify my heart

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Timothée












Salí de casa sin ganas de ir a la universidad, casi arrastraba los pies, no pude dormir todo el fin de semana.

Me sentía acabado, no fui muy fiel a la promesa que le hice a mi familia, mantenerme sobrio fue más complicado de lo que creí después de despertar.























Ese cabello. Esa forma de pararse, de balancearse mientras espera algo, Jean estaba en la parada. Jamás habíamos coincidido por la mañanas, el sol suave y cálido daba justo a su castaño cabello, dejando rayos naturales en este.

Me detuve ante su presencia, más ella giró como siempre lo hace para ver quién está detrás suyo.

Me miró y me regaló una sincera sonrisa. Alcé mi mano, y ella sacudió la suya, caminé hasta ella.

- Hey, nunca te había visto de mañana. - Ella rio.

- No sabía que tomabas el autobús a esta hora. - No me miraba, sólo vigilaba si llegaba el transporte.

- Bueno, hoy, sí. - Coloqué mis manos en mis bolsas de mis jeans, hacía algo de viento frío.

Ella giró a verme rápidamente ante mi acción, para regresar su mirada a la calle. - ¿Tienes frío?

- Un poco. - Suspiré.

- Dame. - Jean sacó mis manos de mis bolsas, la sudadera que llevaba le quedaba gigante, así que tenía grandes espacios sobrantes en las mangas, tomó mis manos y las metió justo en ese espacio. - Listo...

El calor que me brindaban sus manos no era mucho, pues sus manos se encontraban frías también, sin embargo en cuestión de segundos, sus manos y las mías juntas comenzaron a producir una sensación cálida.

Estaba pasmado ante su acción, intentaba no pensar en nada, para no producir algún sentimiento por ella, tan sólo miraba nuestras manos debajo de aquella enorme manga.

- No vi cuando te fuiste el sábado. - Jean continuó sin mirarme.

- Yo... Preferí irme. - ¿Por qué le habría importado?

- No es como que me importe o algo así, sólo que Michael estaba algo preocupado.

- ¿Siempre eres así? - Interrumpí.

- ¿De qué hablas? - Esta vez si giró a verme.

- ¿Por qué no puedes decir que te importo? - Tomé fuerte de sus manos.

Jean se quedó paralizada mirándome, quitó esta de mi, para ver como arribaba el autobús.

- Vámonos. - Soltó mis manos y subió a el.

Suspiré profundamente para subir también después de unos segundos.
Ella estaba sentada en el mismo lugar de siempre, yo en cambio tomé lugar en los asientos de a un lado de ella.

- ¿Qué haces ahí? - Jean hizo una seña para que me sentara a su lado.

Me moví un poco desconcertado. - Pensé que no querías que me sentara contigo. - Le mencioné con la mirada al frente.

- No seas patético, vamos al mismo lugar. - Ella me entregó sus manos puestas en mis piernas, con delicadeza le entregué las mías, Jean las volvió a meter a sus mangas.

Todo el camino no hablamos, no dijimos ni una palabra, solo nuestras manos eran quienes producían el calor del momento.


















Cuando llegó la hora de bajarnos lo hicimos sin soltarnos, pero al llegar a la entrada se detuvo al igual que yo, sacó mi mano y la colocó en su mejilla, corroborando que esta siguiese caliente, así mismo con la faltante.

Dejó mis manos lentamente caer a mis costados, mientras que yo sólo observaba, sin decir nada, sin siquiera mirarme, tomó camino a la entrada de la universidad, para perderse en el largo pasillo de este.




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𝘾𝙖𝙣 𝙄 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙮𝙤𝙪 𝙩𝙤𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩 [Timothée Chamalet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora