Out of touch

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Timothée





Estaba sentado en un sillón, solo, bebiendo una cerveza, veía como toda la gente bailaba, y hacía lo de siempre. Estaba ya algo tomado, y ya había fumado algo de hierba, me sentía indiferente, no había visto a Jean en ningún lado, no sabía nada de ella.

Después del día último que pasamos juntos. Después de haberme visto prácticamente prostituirme, no quiso verme más, ni siquiera a hablado con Michael, también se sentía muy decaído, dejó de responder sus llamadas y mensajes después de esa noche y sin explicación.

Creí que esto me ayudaría, pero no fue así. Tener sexo con las niñas empeoró más de lo que ya estaba, no podía concentrarme en nada que no fuera ella y por que se fue así, o si había sido la acción del otro día.  
Y cuando finalmente la pude ver durante la semana sus amigas la traían del brazo, iba a acercarme, pero no me miró, parecía que estaba evitándome.

La segunda vez que pude verla, fue en el estacionamiento, la visualicé de lejos, subía al auto de alguien, tampoco me miró.

Drogado y alcoholizado decidí ir a la fiesta para desaparecer un rato de todo.

Comenzaba a tener los ojos vidriosos, la gente se movía de un lado a otro, y mis ojos se mantenían quietos.

Y de pronto, mi corazón se detuvo.

Un corto vestido azul me quitó el aliento, unas curvas en su cabello reflejaban las luces de la fiesta. Entraba con sus amigos, su palidez resaltaba dentro de la gente, pero su sonrisa era la que deslumbraba sobre todos y todo.

Se aproximó a la habitación donde me encontraba, miré rápidamente a unos cuantos pasos, estaba sentado Michael, que por supuesto también la miró, y no dejaba de hacerlo.

Pude apreciar aquello que me mataba. Bailaba con sus amigos, bailaba ella, bajaba y subía sus caderas, la luz de aquella habitación dejaba transparentar por segundos el detallado vestido que llevaba.

Atónito, Michael ya algo ebrio comenzó a llorar. Demonios si que la quería, y él si la merece. Tomé un gran fondo a mi cerveza y me levanté de mi asiento.

Comencé a caminar hacia Michael.

Me puse en cuclillas para llegar a su oído. - Michael, debes de ir con ella.- La miré.

- Ella no me quiere. - Secó una lágrima con su ante brazo para después tomar más de aquella botella que bebía. Ambos no podíamos dejar de mirar el bello acontecimiento que teníamos delante nuestro.

- Debes de ir, no la pierdas, no seas un... Estúpido. - Me refería a mi, bebí más. - Sólo un corazón como el tuyo la merece hermano.- Le tomé del hombro.

Me volteó a ver con los ojos aún llorosos, por algunas segundos, le brindé una mirada sincera. Se puso de pie y yo también.

Sólo nos miramos una vez más para después regresar la mirada a ella, que continuaba deleitando con sus provocativos y perfectos movimientos.

Michael tomó de mi brazo, regalándome un gesto solidario. Comenzó a caminar dentro de las personas para llegar a ella.

Yo sólo miraba, y bebía de pie dentro de las personas que bailaban, me mantenía estático.

Un giro repentino, tomó su cintura y la besó.

Una lágrima inexplicablemente explicable corrió por mi rostro. Ella lo tomó a él del rostro, para continuar con el beso, el beso que yo provoqué.

Caminé en dirección a ellos, apartando la vista, seguí con mi camino, dejándolos atrás, dando un trago final a mi bebida, desapareciendo entre la gente.

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𝘾𝙖𝙣 𝙄 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙮𝙤𝙪 𝙩𝙤𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩 [Timothée Chamalet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora