Jean
La sorpresiva pero sincera disculpa de Timothée me había dejado sin palabras. Mis sentimientos extraños por él no dejaban de carcomer mi estómago y mi mente. Era estúpido, pero por más que lo intentaba no podía dejar de pensar en lo guapo que era, y no dejaba de intrigarme su comportamiento tan cambiante.
Al verlo ahí bajo la noche, sólo quería... besarlo, sentí esa sensación de cuando estás hablando con alguien y simplemente te viene a la cabeza que pasaría si lo besas de pronto.
Eran tantas mis ganas que preferí alejarme antes de confundirme más.
Debía recordar y poner los pies en la tierra, íbamos a ser amigos. Eso seríamos. Así que a matar cualquier mariposa ahí dentro Jean.
Casi llegábamos a la estación, cuando pudimos ver el autobús llegar a lo lejos a la parada.
- ¡Ese es nuestro autobús! - Miré a Timothée gritando, y señalando el bus.
- ¡Corre! - Gritamos en uni sonido. Timothée tomó mi mano y me jalo a perseguir al autobús.
Comenzamos a correr tan rápido como nuestras piernas nos lo permitían por el húmedo suelo lleno de charcos por la lluvia repentina de la tarde.
Reíamos mientras corríamos y gritábamos. - Hey ¡No se vaya!
- ¡Paren ese autobús! - Gritaba Timothée
Le hacíamos señas al chófer mientras que yo intentaba chiflar para que nos viera. Intercambiamos miradas continuamente, contagiándonos de nuestras risas.
Las piernas ya no me daban fuerza, pero Timothée me gritaba riendo. - ¡Vamos Jean, no podemos perder ese autobús! Pero más que mis piernas no pudieran más era la risa que no podía contener, esa risa que no te deja moverte, que te quita las fuerzas y no puedes más.
Ambos estábamos así, Timothée como podía tiraba de mi mano pues ambos no teníamos fuerza debido a nuestra intensa y contagiosa risa.
Con respiración agitada apenas llegamos al autobús, agradecimos al señor por esperarnos, tomamos asiento juntos inmediatamente.
Lo miré ya sentados, con la respiración aún agitada. - Y reímos aún más. - Tenía una risa tan peculiar.
- Tu risa me agrada. - Le confesé sin pensarlo mirándolo fijamente sin parar de reír.
Sonrojado y apenado juntó sus labios. - La tuya es muy contagiosa. - ¿Sabes? Jamás había perseguido un autobús con alguien. - Agregó
- ¿Ah no? - Reí. - Yo tampoco. - Ambos nos miramos para después bajar la mirada, para enseguida volver a vernos a los ojos, lenta e intensamente.
No sé si era yo, pero un extraño cosquilleo me decía que ambos sentíamos esta pequeña corriente eléctrica recorrer nuestros cuerpos, con deseo.
Regresé mi mirada a la ventana, debía tener un constante recordatorio y poner los pies en la tierra. Él no siente nada por ti, entiende. Pérdida de tiempo, pérdida de tiempo.
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𝘾𝙖𝙣 𝙄 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙮𝙤𝙪 𝙩𝙤𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩 [Timothée Chamalet]
FanfictionNo es fácil descubrir quién eres, pero es mejor cuando lo haces con alguien a tu lado.