John

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Seis años después en su relación

-¡John!

-¿Qué?

-¿Crees que tengo el valor para dispararme en mi propia pierna?

John dejó de lavar los platos tan rapido como pudo y corrió a la sala para detener a Sherlock

-¡No hagas nada estupido!

Se detuvo en seco cuando vio a Sherlock sosteniendo su violin, con el arco le señaló el sillón rojo indicándole que tomara asiento y comenzó a tocar una suave melodía que deleitó los oídos del doctor. Le pareció extraño como el detective se acercaba a él y caminaba a su alrededor, echando miradas filosas de a momentos. Cuando la canción acabó, Sherlock estaba de pie frente a él, se quitó la bata azul revelando tener un traje debajo y se dejó caer sobre una rodilla. John casi tiene un paro cardiaco, retuvo con todas sus fuerzas el impulso de salir corriendo.

-No soy bueno con estas cosas, ésta es la mejor manera que tengo de demostrarte mi amor. Una deducción sobre ti

-¿Deducción?

-Eres increible, valiente, leal y muy servicial. Tu bondad ha salvado mi vida en varias ocasiones a costa de la vida de algunos criminales. Admiro tu determinación, tu pulso firme es impresionante y tu inteligencia, aunque sea promedio, es suficiente para entenderme. Me.. gustan tus ojos, tu cabello suave, tu sonrisa e incluso tus ojeras que demuestran lo duro que trabajas por tus seres queridos. En resumen, mi deducción es que eres la persona que logró hacerme sentir a pesar de mi continuo rechazo a lo sentimental. Eres el mejor ayudante, compañero y.. amigo que he tenido

Sherlock rebuscó en su saco y sostuvo un anillo entre sus largos dedos mientras veía a John a los ojos con la misma intensidad y maravilla que lo hacía con un caso, porque amaba ambas cosas

-John H. Watson. ¿Te casarías conmigo si te prometo una vida llena de adrenalina?

Los segundos que John tardó en responder incomodaron a Sherlock y lo pusieron en duda. Vio como su amado se cubría el rostro y mantenía el silencio

-¿Estas llorando? ¿La gente de verdad hace eso?

-Callate, idiota

John se destapó la cara revelando lagrimas, la sonrisa que portaba le decían al detective que eran de felicidad. Fue tomado del rostro y besado por el doctor, sentía el temblor de sus manos y su respiración acelerada. Cuando se separaron, John se refugió en su pecho aún soltando sollozos.

-Se porque ésto te resulta tan increible y dificil de creer, has tenido muchos obstaculos a traves de tu vida. Pero quiero que confíes en mí cuando te digo que no importa lo que otros digan, jamas te abandonaré ni me sentiré humillado o avergonzado a tu lado. Te amo, John

Sintió un suave agarre en su mano, bajó la vista para ver como John se colocaba el anillo en la mano izquierda y alzaba la mirada sonriendo

-También te amo, Sherlock

Un abrazo finalizó la situación, John se aferraba al de rizos como si fuera su todo y Sherlock veía a John como lo unico que valía la pena en su mundo frío de gente aburrida. Las palabras del detective eran ciertas, jamas se separarían. Al menos no por cuenta propia.

Cuatro años mas tarde

-Hamish,llama a tu padre

-¡Papá!

-No. Levantate y ve a buscarlo

El niño se quejó al levantarse del sofá y fue hasta la habitación de Sherlock, abrió la puerta de golpe y se subió encima de él

-Papi dice que vayas a desayunar. Hey, ¿sigues vivo? ¡Ah!

Un brazo lo atrapó y lo llevó debajo de las sabanas

-¡Auxilio! ¡Aah!

Las cosquillas le recorrían el cuerpo provocándole carcajadas incontrolables. Fue cuando se escuchó a alguien aclararse la garganta que ambos pelinegros aparecieron debajo de las sabanas

-Hamish, el desayuno. Sherlock, ducha

Padre e hijo se miraron y sabiendo que no podían contradecirlo se levantaron de la cama. El niño pasó corriendo a su lado y Sherlock le dio un beso rapido

-Buenos días, Sr. Holmes

-Buenos días, Sr. Holmes

John y Sherlock tienen una relación peculiar pero aun asi maravillosa. Llevan vidas a gusto para ambos y son felices, pero la felicidad nunca esta de mas. Tres años luego de su compromiso, John añoraba tener una familia como la que comenzaba a formar Everett, quería una vida completa con Sherlock. Tenía tanto miedo de preguntar como de la reacción que su pareja tendría, pero cuando el pequeño Hamish cruzó la puerta del orfanato tomando sus manos no pudo sentirse mas feliz. Con solo seis años el niño era maravilloso, tan inteligente como Sherlock pero de fuerte caracter como John, parecía un milagro que tanto sus cualidades como su apariencia fueran tan similares a las de la pareja. Por eso se enamoraron de él apenas lo vieron en un rincon con un piano de juguete diciendo que sería el proximo Mozart.

Hamish ya llevaba dos años viviendo con ellos y los amaba como si fueran sus padres de nacimiento. Jamas cuestionó el porque eran dos hombres, algo que alivió a John de sobremanera, y tampoco se quejó del intenso ambiente familiar que creaban todos sus tios, para él era una comedia ver como se llevaban entre sí. Pero algo que no admitiría jamas era que, a pesar de tener a Khan y Everett como los tíos mas geniales del mundo, él realmente disfrutaba pasar tiempo con el gracioso amigo de la familia, Gary King. ¿Era eso un problema? Seguramente, pero él era solo un niño que disfrutaba de las tonterías que ninguno de sus tíos o padres podía ofrecerle. Hamish era simplemente maravilloso.

Te llevo a cuestas (Freebatch Crossover - Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora