Arthur

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Mecía a Rosie en un vaivén suave y sereno, la bebé dormía plácidamente en sus brazos. Bajó mas la vista y vio a Hamish dormido con la cabeza en su regazo, a su lado Khan descansaba en su hombro. Sonrió feliz. Oliver se sentó en el sillón frente a él, sostuvo la cabeza en sus manos y lo miró

-Pareces su padre

-No me molestaría. ¿Dónde estabas?

-No me creerías si te lo dijera

Oliver se pasó las manos por el cabello y soltó un suspiro.

-Ven- Miró a Arthur y se acercó, -Toma

Recibió en brazos a Rosie y frunció el ceño confundido

-Un poco de inocencia cerca no te vendría mal

Oliver miraba a la bebé con cariño, no planeaba tener hijos pero sus sobrinos eran suficiente para él. Entonces recibió una llamada a su audífono y se alejó para atender con la niña en brazos.

Arthur aprovechó su posición para acariciar ambas cabelleras negras que lo rodeaban y observar las otras dos que se mantenían alejadas. A diferencia de sus hermanos, él no tenía opiniones concretas sobre aquellos hombres. Estaba feliz con su pareja y adoraba a su familia, ¿por qué perder tiempo criticando a los demas solo para después tener una relación que incomodaría a todos?
Sin embargo, Khan era cociente de lo que sus hermanos pensaban sobre el pelirrojo. Julian lo quería y a Sherlock le daba totalmente igual su presencia pero le gustaba su ingenuidad, el problema era Stephen que, siendo tan comprensivo como puede, calificó al menor como ingenuo, fantasioso y débil. Era comprensible cuando él se había casado con el que peor carácter tenía de los Watson, pero no le daba derecho a menospreciar al que mas corazón parecía tener.

Su estómago hizo ruido. No había tenido tiempo de probar la cena. Miró a Bilbo, estaba dormido en el sillón con la bolsa de patatas en sus piernas, lamentablemente no podía levantarse sin despertar a Hamish. Sintió un movimiento a su lado, Khan se levantó, tomó la comida y regresó a su asiento. Arthur sonrió cuando el mayor le tendió una patata y se dejó alimentar por su novio.

-Te encanta comer

-Es algo natural, pero no me encanta. Prefiero el té

Arthur se preocupó cuando Khan se quedó callado.
Con cuidado apartó a Hamish para acostarlo sobre el asiento y se levantó para irse. Fue hasta los baños y se miro en el largo espejo, no se veía mal. Alzó la camisa que traía y se vio a sí mismo, su panza no sobresalía tanto y sabía que su peso rozaba lo normal para alguien de su edad y altura. ¿Entonces por que sentía que a Khan le molestaba su apariencia? A través del espejo miró los baños, otra de sus tantas malas ideas surgió en su mente. Se encerró en uno de los cubículos, se agachó, había visto como lo hacían en películas, levantó dos dedos y abrió la boca.

Desde afuera se podían oir las arcadas y los escupitajos. Quien lo escuchaba creía que era un paciente enfermo, nadie pensaba en un hombre lastimado mentalmente que sufría en silencio.

Te llevo a cuestas (Freebatch Crossover - Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora