Julian

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-No,no. Te digo que eso es lo que vi

-Y yo te digo que mi cámara no dice lo mismo

-La foto no tiene flash, no se ve nada. ¿Qué clase de fotógrafo eres?

Julian había terminado de trabajar hacía ya dos horas y decidió tomar algo en un bar para relajar a su equipo, compuesto solo por él y su nuevo compañero, Iain. Comenzaron con las botellas de siempre, pero el fotógrafo insistió en probar una bebida elaborada y fueron subiendo de nivel hasta que todo lo que salía de sus bocas eran risas. En algún momento de la noche, Iain acercó su silla hacia Julian y comenzó a regalarle miradas que el mas alto no supo descifrar debido al mal funcionamiento de su cerebro en ese momento.

-Por una buena nota- Julian alzó su botella

-Por una buena nota- Iain chocó su copa y el cristal tintineó

Sus manos nunca bajaron. Al estar tan cerca chocaron miradas, las bebidas en alto y sus ojos vidriosos por el alcohol. Iain se acercó peligrosamente pero Julian se apartó de golpe y bebió de la botella, luego la dejó en la mesa y se puso de pie

-Quiero bailar. Voy a bailar

-Julian

El fotógrafo se levantó y tomó su muñeca para impedir su huida.
Tal vez fue la bebida, la luz o su simple imaginación, pero la silueta de Iain era similar a la de Oliver y eso le jugó en contra. Para sorpresa del lascivo hombre, Julian se le echó encima y lo besó. El impulso contra la mesa hizo caer la botella, pero nadie la escuchó a causa de la musica, así como nadie se percató de los ruidosos besos que compartían o de sus pasos torpes hasta el piso de habitaciones.

Julian cayó en la cama con Iain encima y los besos siguieron. El fotógrafo bajó por su cuello mientras Julian lo despojaba de su característica bufanda y el abrigo. Iain deslizó la mano por debajo de sus ropas y acarició el plano aun asi firme abdomen del periodista. El mas alto echó la cabeza hacia un lado exponiendo mas su cuello, tomó la mano que se aventuraba por su piel y la llevó hasta su cadera donde Iain hizo presion sacándole un suspiro placentero. Su compañero en ningún momento preguntó si estaba seguro de sus acciones y Julian tampoco tuvo intenciones de detenerse, dejaba salir su voz sin pudor mientras su cuerpo era recorrido por las manos ajenas.
Cuando estuvieron unidos la poca conciencia que quedaba en ambos desapareció. Cada pensamiento, cada idea era realizada entre el intenso vaivén producido en ese cuarto.

En cierto momento, Julian dejó escapar el nombre de su verdadero amado, enroscó sus piernas en la cadera de su compañero y lo dejó llegar al clímax. Iain no preguntó, se acostó en la cama y cayó dormido. Julian también se quedó tumbado en la cama, pero no cerró los ojos, el borroso techo comenzaba a tomar forma y sus recuerdos regresaban lentamente. Algo en su interior le decía que debía irse, que tenía un compromiso en algún otro lugar, pero sus piernas no reaccionaban y su mente no estaba muy clara. Optó por darse la vuelta y dormir.

Te llevo a cuestas (Freebatch Crossover - Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora