Smaug

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La chimenea estaba apagada, los libros dispersos sobre la gran alfombra, él tirado en la cama encarando el techo. De vez en cuando miraba su mano quemada y pensaba en la ilusión que el fuego había creado. Giró la cabeza y vio a través de la ventana, estaba oscureciendo. Se levantó de la cama, tomó su chaqueta roja y evitó a sus padres para salir en silencio de la casa.

La calle estaba tranquila, los ultimos rayos del sol iluminaban levemente el camino y los edificios. Sus manos ocultas en guantes negros estaban cerrados en puños dentro de sus bolsillos del pantalón, la mitad de su rostro estaba oculto bajo su fiel bufanda morada dejando a la vista sus afilados ojos y fina nariz. Sentía el viento frío mover su cabello ahora despeinado, un aspecto poco usual en él. En su caminata se topó con un hombre rubio cargando una mochila, lucía decaido, mas adelante se cruzó con dos hombres ebrios, uno de traje y el otro con un largo saco negro que se llamaba a sí mismo El Rey. Entre los curiosos personajes también vio a un hombre pelirrojo caminando junto a otro de suéter rayado, ambos llevando libros y riendo; mas adelante un par de hombres que cargaban bolsos y llevaban ropa deportiva.
Cuando pasó por el parque divisó a una familia de cuatro aun disfrutando de los escasos rayos de sol. Se quedó mirándolos como si fuera una imagen fuera de su alcance, jamas se vio a sí mismo en un cuadro tan feliz y calido. Siempre encerrado en la cueva que era su cuarto, bajo las ordenes de su padres.

En un vistazo rapido notó dos siluetas oscuras corriendo hacia la parte mas frondosa del parque, donde comenzaba el bosque. Por mera curiosidad los siguió pensando en que serían dos adolescentes idiotas que se meterían en problemas. Caminó con cuidado manteniendo la distancia e intentando no hacer ruido, siguió las siluetas hasta un sector donde había un árbol caído que dejaba un gran espacio pelado en medio del bosque. Al acercarse mas pudo escuchar una risa que se le hacía familiar, cuando se asomó detras del arbol los vio bajo la luz de la luna que comenzaba a asomar. Eran Bilbo y aquel principito.

-¿Qué estamos haciendo aquí?- preguntó el mas bajo con una sonrisa

-Disfrutando de la noche

Encantador tomó sus manos y le sonrió, Bilbo devolvió la sonrisa divertido. Con un movimiento de gracias hizo girar suavemente al menor y luego jaló de su brazo para acercarlo a él y sostenerlo de la mano en posición de baile

-¿Te he abusado o mostrado desdén? ¿Por qué es que corres de mí?

Bilbo alzó la ceja ante el melódico tono con el que Encantador comenzó a hablar. Su voz era grave pero no potente, tenía un toque de elegancia el modo en que arrastraba las palabras al cantar.

-Si es que te pierdo, ¿cómo voy a tener el corazón que has robado de mí?

Encantador volvió a girar a Bilbo sin soltar su mano. Bilbo poco a poco iba dandose cuenta del significado de la letra, pero la diversión nublaba su razón y solo se dejaba llevar.

-¡Agonia! Mas allá de lo que puedo decir. Cuando lo unico que quiero es lo que no puedo tener

Cuando volvieron a encontrarse sus miradas, Encantador tomó suavemente su mentón y lo elevó, sus rostros de acercaban de a poco. Bilbo pasó saliva y antes de que llegaran a tocarse fue tomado de la cintura y alejado del castaño. Smaug estaba a sus espaldas mirando irritado al sorprendido principito y sosteniendo a Bilbo que aun no lo reconocía, decidió pelear bajo sus reglas asi que sacó su potente voz y comenzó a cantar

-En lo alto de su torre él pasa el tiempo disfrutando leer

Smaug volteó al menor y se acercó peligrosamente a su rostro con una sonrisa de cazador

-Alegre y hermoso y a la vez tarareando una suave canción

Bilbo ahora estaba mas que confundido. ¿Por qué Smaug estaba allí? ¿y por qué ambos estaban cantando? ¿Estaba todo planeado? Sintió a Encantador tomar su mano y entonces se encontró atrapado entre ambos cuerpos, los dos enfrentandos

-¡Agonia! Mucho mas dolorosa que la tuya. Cuando sabes que él iría contigo si solo hubiera puertas

Smaug alejó a Encantador con un empujón y pegó a Bilbo a su pecho

-¡Agonia! Toda la tortura aprendida

-Qué es intrigante

-O cansa bastante. Como lo que esta fuera de tu alcance

Encantador tomó a Bilbo de las manos y lo atrajo hacia él con una sonrisa voltenadolo para ver su rostro

-¿No soy sensible y listo? ¿Educado, considerado, apasionado, un encanto? ¿Amable como apuesto y heredero de un rey?

-Eres todo lo que alguien podría desear- Samug cantó con sarcasmo y rodó los ojos

-¿Entonces por qué no?

-¿Acaso lo se?

-El chico debe estar loco

Bilbo iba a hablar pero Smaug lo tomó de la mano y le dio una vuelta para acabar de pie frente a él, pero los mas altos seguían echándose miradas de odio

-No sabes nada de locura hasta que trepas por él- Smaug miró al menor a los ojos y acarició la mejilla que él mismo había herido, -Y lo ves ahí arriba mientras te acercas y solo lo escuchas

-¡Agonia! ¡Miseria!

-¡Dolor! Aunque es diferente para los dos

Encantador tomó una de sus manos y la besó

-Siempre diez pasos atras

Smaug tomó la otra

-Siempre diez metros por debajo

Ambos se miraron con furia

-Y él esta fuera de alcance. ¡Agonia que puede cortar como cuchillo!- Ambos lo miraron a él, -debo tenerte para mí

Bilbo los miró. Su cabeza aun daba vueltas. No estaba seguro de que responder y su don de soñar despierto le jugó en contra cuando de pronto recordó sus clases de tutoría

-Patrick

-¿Patrick?- ambos hablaron al mismo tiempo

El sonido de hojas aplastadas llamó la atención de todos, detras del mismo arbol donde Smaug antes estaba escondido había un niño pequeño que el pelinegro reconoció como el de la familia que había visto en el parque.

-Suelten a Bilbo- el niño sostenía un cuchillo. Los mayores se alejaron de inmediato

-¡Hamish!

Bilbo corrió hacia él y le quitó el arma, el niño lo abrazó enseguida

-Vi a uno de ellos correr hacia aquí asi que tomé mi cuchillo para seguirlo y los vi atacandote

-Tranquilo, no me estaban haciendo daño. Son amigos- Bilbo se arrodilló a su altura, -¿De dónde sacaste el cuchillo?

-Es de soldado, ¿no es genial? Lo encontré en casa

Bilbo torció la boca. Volteó hacia sus amigos y sonrió triste

-Lo siento, debo irme y llevar a Hamish con sus padres. Nos vemos

Tomó la mano del niño y se fueron del bosque. Smaug golpeó la nuca del principito antes de irse

-Esto no se acaba aquí

Abandonó el bosque, vio a Bilbo en el parque hablando con la familia del niño. Regresó por las mismas calles, esta vez sin nadie que se cruzara en su camino, llegó a su casa, ignoró los retos de sus padre y se encerró en su cueva. Ahora debía luchar de verdad por el pequeño Bolson.

Te llevo a cuestas (Freebatch Crossover - Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora