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Su corazón latía a mil por hora, sonreía ante de nuevo ver aquel negruzco pelaje, con cariño posó sus manos en él, no sabía porque actuaba así, le nacía, el querer darle amor.

Se sorprendió cuando le mostró la panza, juguetón, aumentando su sonrisa y acariciando la pelada zona, haciendo cosquillas.

Sus ojitos se iluminaron al ver esas profundas orbes negras, que te llamaban e hipnotizaban, queriendo decir algo, más no sabía qué. Entonces cayó en cuenta, el lobo llamaba a su forma animal a que tomara acción y él no era nadie para negarle tal cosa. Comenzó a desnudarse, quitándose los pantalones y camisa, dejándose en boxers, los cuales fueron destrozados por su transmutación, mostrando su pelaje brilloso y blanco, cual nieve en invierno, siendo un ángel en su mejor demostración, con aquellas piedras azules como ojos y perfectas facciones para un lobo, demasiado irreal, pensó el de negro pelaje, puesto que creía una ilusión tener enfrente a alguien tan maravilloso.

Ambos lobos corrían, el más oscuro persiguiendo al menor, que enseguida fue presa al tener encima al mayor, le dió lamidas en el hocico como premio al haber ganado.

-Grr.-dijo para huir nuevamente, pero viendose imposibilitado por la presión en su pata.

El otro gruñó, de una manera que hizo su cuerpo temblar y en un acto de sumisión fue que mostró su cuello, ante aquel imponente alfa, que se iba acercando poco a poco, soltando mejor sus colmillos y justo cuando perforaría su piel fue que...

-Príncipe JiMin, ya es tarde para el desayuno Real, los reyes lo esperan.

Reconoció la voz de Yoona, siendo amable y suave, aunque al recordar su mirada sólo pudo estremecerse de miedo.

-Gracias Yoona, ya bajo.

Así, frustrado por no poder seguir con su sueño se adentró al baño a refrescarsr, puesto que se sentía caliente, más no mostraba una erección.

Ya listo bajó las escaleras con paciencia, sútilmente ante las miradas de los reyes, su prometido y las sirvientas.

Cualquiera diría que esa caminada la hacía alguien de su porte, tan sofisticado, era de esperarse.

Se sentó al costado de YoonGi, porque así lo decidieron sus suegros, le sonrió al joven y comenzó su merienda.

-Veo que despertaste de muy buen humor, hijo.- dijo al ver la pequeñisima sonrisa que se asomaba por sus labios-¿Nos dírias el motivo?

-Oh, claro que sí, madre.- respondió con gentileza- Tuve un sueño hermoso y particular, sólo diré eso.

¿Qué?, pensó JiMin, puesto que él también tuvo un sueño particularmente hermoso, aunque dudaba de que hablaran de lo mismo, no pudo evitar sorprenderse mirando al mayor.

-¿Pasa algo, JiMinnie? -Dijo el mayor, analizándolo.

-No, Yoonie, simplemente me sorprendió verte sonreír, es un gesto muy cautivador.

Se asinceró, puesto que al ver como las rosadas encías se mostraban era demasiado para su corazón, tan enamoradizo. No mentía, simplemente ocultaba ciertos detalles, porque sí, esa sonrisa era hermosa.

-Oh, gracias.

¿El porqué de sus apodos? En una de sus charlas pequeñas acordaron llamarse así, no era nada especial.

-Y bien ¿Y si le enseñas a JiMin el castillo? Es hermoso, deberían tener un recorrido ustedes dos solos.

-Está bien, después de todo mis deberes han sido reducidos por estas épocas pacíficas.

-Bien, entonces, está decidido, después del desayuno darán un paseo.

Sonriendo ambas partes asintieron, algo sin duda estaba extraño aquí, pensó la señora Min.

Al culminar su deliciosa labor solo se enderezaron y reverenciaron.

-Un placer degustar tan magnífico desayuno.

Dijeron ambo y caminaron alejandose de los mayores.

-Mira, ésta es la biblioteca Real, aquí está todo acerca de nuestros pasados.

Asintió, más tarde vendría a leer, seguía intrigado.

-El de aquí es un gimnasio, aunque nadie lo usa, puedes entrar cuando quieras.

-Oh, está bien joven Min.

Así, fue presentandole todo, los cuartos de invitados, la sala de música, el mini cine privado que tenían, hasta que llegó la hora de ver aquel grandioso jardín.

A pesar de ya haberlo visto antes, se sentía nuevamente feliz, siendo para sí mismo inexplicable como tanta belleza sea plasmada en este lugar, era como un paraíso.

-Veo que te encanta, yo ayudé de niño a plantar flores -dijo con nostalgía.

-Oh, no me lo esperaba, son tantas, lamentablemente en mi reino forjamos acero y nuestras plantaciones, en su gran mayoría, se basan en tuberculos.

-¿Papas y cosas así?

-Si, nunca he visto tanta variedad, es simplemente hermoso, muchos aplausos al que hizo tanta maravilla.

-Pareces muy motivado.

-Oh, Luna, perdón, solo me dejé llevar.- dijo el menor avergonzado.

-Tranquilo, a cualquiera le encantaría esta vista.. ¿Te quieres quedar o acompañarme a mi oficina?

-Prefiero quedarme aquí, la verdad, pero es mejor si me quedo a su lado.

Asintió, sin más, tenía lógica, sus padres no debían sospechar nada, si actuaba así pensarían que estaba enamorado de JiMin y él quería eso, hasta descubrir a su amado.

Pero antes de llegar al pasillo que conectara a las habitaciones con la sala, la voz de Yoona se mostró, haciendo que la atención de ambos varones se posaran en su figura delgada.

-Tengo que hablar con usted, príncipe Min.

El susodicho suspiró, asintiendo y mirando a JiMin.

-Descuida príncipe YoonGi, quizás es papeleo importante.

Ajá, sí, papeleo y besos desenfrenados como aquellos, bufó y caminó sin vacilar hasta la biblioteca, de la nada estando molesto ¿Porqué? No lo sabía, para él la mejor opción era decir que sufría de bipolaridad.

Una bipolaridad con aroma a celos.

Nacido Para Un Min |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora