Nacido Para Un Min |YM|

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Tristemente, tenían que alejarse durante 24 horas, por ello ahora ambos se abrazaban antes que YoonGi partiera a la cabaña del bosque.

-Hey, tranquilo JiMinnie, no me iré para siempre -decia con ambas manos en las mejillas abultadas- Cuando vuelva nos encontraremos en el templo ¿No es emocionante? Después de eso serás ante la Luna, mi Omega.

-Lo sé Hyung, pero no me gustan las despedidas -bajo la mirada y se acurrucó en el pecho ajeno.

-YoonGi, quedan 15 minutos para las 12, debemos partir- hablo NamJoon, que también debía separarse de Jin, al ser parte de la familia de la futura pareja.

-Esta bien... JiMin, debo irme, te amo y porfavor, no llores mi príncipe -sonrio y dejo un pequeño beso en los labios del menor, para revolver las hebras castañas y adentrarse al auto.

-Cuidese Yoonie -se despidió antes de entrar al castillo.

Resulta, que parte de la ceremonia, es que la pareja no se vea en 24 horas, donde el Omega no puede ver a ningún alfa y el alfa a ningún Omega, por eso el personal se distribuyó entre el castillo, donde se quedaría JiMin, y la cabaña de los Min, lugar de YoonGi.

-Ahh, a mi también me apenó ver a mi Moonie irse -suspiraba mientras se sentaba en el sofá- Hey, JiMin y Hobie ¿Qué haremos en estas horas?

-Yo quiero dormir.

-Yo también, después de todo no soy bueno en estar despierto.

-Ya todos deben estar en la cama, nosotros también.

-Si, si lo sabemos Hyung, que tenga una buena noche, también tu Hobie.

Los tres se distribuyeron en sus alcobas. Uno, extrañando las caricias por la noche de su Alfa, otro, durmiendo sin más y el último mirando hacia la ventana, como el viento traspasaba y movía las cortinas y en medio del cielo, la Luna postrada en toda su magnificencia.

Estaba muy nervioso, las horas pasaban y él pronto llevaría el apellido Min en su nombre.

Tan solo pensarlo lo hacía suspirar.

Por otro lado, en la cabaña de los Min, un Alfa miraba el despejado cielo mientras descansaba su rostro en sus piernas.

El recorrido fue pacífico, ahora todos descansaban del agotador día.

Menos él, claro, por sus nervios titánicos a esta hora de la noche.

Porque vamos, se casaría con un Omega tan hermoso, el cual seguro era su destinado y futuro padre de sus cachorros, si, Min YoonGi quería niños con su príncipe.

Aunque todo a su debido tiempo, lo cual podría ser mañana, en la hora donde unirían cuerpos.

Solo imaginarlo lo estremecía.

Todo lo que pasaría en las próximas 48 horas, serían decisivas e importantes en su vida.

Ahora la brisa de las mañanas acariciaba su rostro, los rayos del sol bañaban su blanquecina piel, llevándolo a a ponerle fin a sus sueños.

-YoonGi, ya es hora del desayuno, deberías comenzar a arreglarte -un adormilado NamJoon entraba a su cuarto.

-Vale, vale.

Con mucha pereza y contra a su deseo de seguir acurrucado en su cama, decidió bañarse, para quitar la flojera de su cuerpo.

El agua recorría su cuerpo, ahogando pequeños gritos por lo fría que estaba, solo se apresuraba para no tardar más de lo esperado.

Poco a poco se vestía, llevando ropa blanca.

Después de desayunar, tendría que visitar la casa donde veneraban a la Luna, ahí debería purificar su alma.