Sus ojos estaban llorosos, con sus manos ansiosas de palpar con suavidad el cuerpo de su pareja.
Pero nadie estaba, él yacía solo en la habitación oscura y el dolor en su miembro nuevamente se instalaba en su ser.
La diferencia era que dolía, ardía y quemaba no solo el exterior, era fuego, se sentía en llamas.
Mordió sus labios ante la necesidad imperiosa de escapar de esas paredes que podían llegar a asfixiarlo.
No sabía que pasaba, ahora su mente era un lienzo en blanco esperando por ser pintado, algo faltaba, algo debía estar allí.
¿Qué era? ¿Qué podría ser?
Un animal, una persona, un objeto, colores... Un nombre.
Se acarició la cabeza para tratar de apaciguar los mareos constantes.
Si en la mañana era una tortura, esto no tenía palabra para ser descrito, todo de él parecía estar sensible y al mínimo roce sentía morir.
Según su padre, que por experiencia sabía, esto pasaba y debía aguantar hasta que pase las 12 y la Luna llegue al punto más alto de la noche e ilumine su rostro, como su alma, para avisarle sobre el designio del destino.
Tomo grandes bocanadas de aire, sus sentidos eran torbellinos.
Por momentos podía escuchar hasta lo que hablaban en la sala, el crujir de las hojas al ser pisadas, el olor de las rosas más rojas de su jardín, como también nada, sentirse solo y enjaulado.
Si, quizás este periodo de celo era lo más parecido a un suplicio.
Por ello cuando el reloj sonó, el supo al instante que estaba tan cerca, la hora de saber, por fin, el nombre de la persona que era su mitad.
Con cautela se acercó a la ventana y abrió las cortinas, contemplando a su deidad con todo su esplendor, la noche nunca fue tan hermosa.
La Luna parecía apuntar hacia él y fue cuando en el lienzo, su mente, un nombre brillante surgía como el amanecer, entre la nada y así, esfumándose.
Park JiMin
Ambos, su lobo y él, buscaron entre todos los olores en el castillo al de su amado, encontrándolo al instante.
Comenzó a correr por los pasillos innecesarios, que impedían su encuentro.
Estaba tan concentrado en seguir el camino hasta el dulce aroma que no sintió cuando era aplastado por un Omega castaño, quién lo miraba con ojos azules.
-¡YoonGi!
En el suelo, los esposos se abrazaron y juntaron las frentes, cerrando los ojos y suspirando.
-Sentí que me llamaste... Fue grandioso, de la nada la necesidad de estar a tu lado.- Susurró con esa suave voz, tan angelical.
-Mi JiMin... Eres tú, siempre fuiste tú...- Con lentitud decidió acariciar las mejillas de su Omega, aquellas que estaban sonrojadas y calientes.
Sólo esas palabras fueron suficiente para que el menor comenzara a soltar pequeños jadeos y de sus hermosos orbes, lágrimas.
Entre los reyes Min, sus propios padres y amigos, era un tormento quedarse en la espera.
Tanto que al estar todos en silencio su mente traicionera le jugó malos ratos, llenándolo de posibles escenarios fatalistas.
Pero él era más fuerte, conociendo al mayor sabía que sus instintos no fallaban y que, no importe el resultado, lo escogería una y otra vez.
-Te amo, te amo, te amo, te amo mi pequeño, así que no llores, sonríe conmigo.- El Alfa levantó con cariño su rostro, para besar sus párpados y limpiar con sus pulgares el rastro de lágrimas.
Se miraron a los ojos y contemplaron cada detalle facial de su pareja, los pequeños lunares de JiMin, las pecas poco visibles de YoonGi.
El ambiente se convertía en nada, incluso si el suelo era incómodo, si estaban juntos hasta las espinas podrían verse como un regalo.
Con tranquilidad juntaron sus labios, como un gesto tan puro e inocente, como si fuera la primera vez.
Nuevamente ese sentimiento de sentirse llenos, plenos y sin algún vacío se instaló en sus pechos.
Ambos se abrazaron y tomaron tiempo para calmarse con el aroma de su pareja destinada.
Se olvidaron de todo a su alrededor, solo eran ellos por esa noche.
Se adentraron a la habitación secreta, donde JiMin dibujó al Alfa en su forma lobuna, por alguna razón ese lugar se sentía íntimo y sólo para su uso.
Por ello no se mostraban tímidos ni avergonzados, ahora era el turno de sus animales para poder encontrarse sexualmente con su pareja.
Y en toda la noche no pararon de profesar su amor, entre esas paredes silenciosas se hicieron uno, decenas de veces, hasta que su cuerpo se agotara y sus energías fueran consumidas.
Gracias por leer, lxs amo bebés, perdonen la tardanza😔🌸
Aclaración: JiMin tiene los ojos azules porque su lobo respondió ante el llamado del lobo de YoonGi.

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Nacido Para Un Min |YM|
Fanfiction-Entonces es un trato, Park JiMin es de Min YoonGi. ¿Que pasaría cuando se enterara que desde la cuna tenía alfa? •Contenido homosexual. •No adaptaciones sin mi permiso. •Primera historia de su humilde escritora. •Omegaverse. •Todo comentario negat...