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Sus manos apretaban fuerte el libro, tensando su mandíbula.

-¿Qué me pasa?

Se autopreguntó, él no era así, no se enojaba mucho, casi por nada, pero ahora estaba maldiciendo con todo fervor a cierto Alfa estúpido ¿De quién se trataba? De Min YoonGi, Min estúpido YoonGi.

-¡Agghh!-gritó, cerrando el libro con furia y colocandolo en su respectivo lugar.

-Inhala, exhala, inhala, exhala, inhala, exha...

-Hola, JiMin.

Por la grandísima mierda, pensó, ¿Tan poco había demorado el mayor?

-Oh, tardaste poco, me sorprendiste.

-¿Tardé poco? JiMin, me demoré 2 horas hablando con Yoona.

-¿Qué?

Si, sin duda algo estaba mal en él, estaba hechando humos por dos horas y todavía no se calmaba.

-Sólo vine a acompañarte a leer algo, estoy aburrido.

-¿Y porqué no vas con...?

Dios, casi la regaba "¿Y porqué no vas con Yoona?" Es lo que iba a vociferar, sin pensar estaba a punto de cometer un gran error.

-¿Voy a ir con quién, JiMin?

-No, nada, me refería a tus padres.

-Ah, pues ellos siempre paran ocupados y no es que quiera pasar tiempo con ellos, en realidad con nadie.

-¿Entonces porqué viniste aquí a acompañarme?

-Porque quería, como te dije, estoy aburrido.

Asintió, si seguía hablando se le escaparía las palabras acerca de Yoona y no deseaba problemas.

-Bueno, ven, estoy o estaba leyendo esto.

Le mostró un libro de portada café, un poco gastado pero en perfecto estado para ser leído.

-¿La historia de Min Know y su esposa?

-Si, me parece muy hermosa.

-Pero lo que cuentan ahí no es verdad, digo, no del todo.

Dijo sentandose al costado del Omega.

-¿A qué te refieres?

-Mira, la historia fue así.

Un joven de 29 años caminaba sereno hacia su alcoba, supuestamente, porque antes de ingresar cambió su ritmo hasta el cuarto de una de sus sirvientas, su amada, siendo su secreto aquel amor que se mantenía impuesto en su corazón.

Cuando se vieron sólo se abrazaron el uno al otro, dandose un beso tierno, cerrando sus ojos y uniendo sus labios, no caían en cuenta de su entorno, sólo ellos existían, tan perdidos estaban que no se fijaron en los ojos que se asomaban por el umbral de la puerta, mostrando tanta burla.

Así, el príncipe abandonó a su querida, para dirijirse a la oficina de su padre. A sólo pocos pasos pudo escucharse.

-¡¿Qué has dicho?! ¿Mi hijo con una sirvienta? Esto debe ser una total falacia.

Se escuchó un silencio. La voz dominante del Rey alfa nuevamente se pronunció.

-Mañana llevenla a la horca, esto es inaceptable. Por mientras quiero que la encierren y latiguen hasta confesar su delito, seguro embrujó a mi pobre hijo.

-Como usted ordene, Rey.

¡No!, gritó en sus adentros el desdichado príncipe, no podía ser cierto.

Nacido Para Un Min |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora