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FINALES DE JULIO

Emilia's POV

Me mudo fuera Emi.

Cuatro palabras. Cuatro palabras que iban a cambiar mi vida de extremo a extremo. Cuando lo menciona Lorelei con una mirada de angustia mientras masajea su muñeca de forma inquieta, el trozo de pollo que apenas estaba saboreando en mi boca se va por mi garganta sin ser procesado haciéndome toser como Wheezy, el pingüino viejo y escondido de Toy Story.

— Espera, ¿qué? — Con los ojos encharcados por la falta del oxígeno y con una pierna de pollo atorada en la tráquea le miró directamente a los ojos esperando que en algún momento diga que está bromeando. Pero no lo hace— Estás de joda, ¿no?

Mi voz sale carrasposa. Toso una vez más mientras golpeó mi pecho y cuando el pernil parece encontrar camino en mi esófago, Loreley niega con la cabeza.

—Emi, me voy a ir de aquí— Afirma una vez más haciendo que el trozo de pollo de repente me empezara a saber como basura —No me mires así con esos inmensos ojos verdes tuyos Emilia, no tengo otra opción.

El frenesí en sus ojos y la angustia en su expresión me hacían pensar que detrás del ultimátum había una razón de peso. Aún así toda la noticia me tomaba con los panties abajo y la morena no se daba a entender muy bien.

—Hace un instante hablábamos del horrible bigote de tu jefa Lorelei. ¿Ahora me disparas la noticia de que te mudas?  —Cuestiono incrédula aún con la esperanza de que en algún punto salga una cámara escondida y me digan que estoy siento tomada del pelo. Miro la caja llena de alitas de pollo cortesía de mi rommie, y entonces los cables en mi cabeza se juntan —Por eso me trajiste pollo, para comprarme maldita naca.

El insulto era sinónimo de afecto. Aunque en estos momentos no me abundaba el amor por ella.

—El pollo te hace feliz, sólo quería hacerte feliz mientras te daba la noticia de lo contrario siento que un homicidio va a ocurrir en este apartamento— Una vez más promete—.Emi, no tengo de otra.

—¿A que te refieres con eso de que no tienes de otra? ¿Te están amenazando? ¿Te van a secuestrar? ¿El de al lado te sigue acosando? —Cuestiono apurada mientras me quito los guantes de plástico. De repente se me había quitado el apetito por comer pollo.

La morena que decía ser mi mejor amiga ahora disfrazada de traicionera niega con su cabeza, tragando en seco.

—Algo mucho peor, amiga— Responde con esa mirada de niña traumada que traía desde hace algunos minutos.

Mi rabia se transforma en preocupación y cojo camino hasta sentarme al lado de ella. Ya estaba segura que no estaba de coña así que me interesaba saber que la tenía tan angustiada para tomar una decisión de este calibre.

—Lorelei. ¿Qué pasa amiga? Explícame porque enserio no estoy entendiendo nada —Tomo sus manos entre las mías y le miro compasiva. Esperando a que se anime a abrir el pico—. Lore, anda.

Lorelei suspira hondo. Estruja mis manos entre las suyas y planta su mirada lejos de la mía nerviosa. Relame sus labios, pasa saliva una vez más y luego de un nuevo suspiro finalmente habla:— Me voy a casar, Emilia.

Siento a mi corazón detenerse.

—¿Casar? ¿Casarte con quien? ¿Con el oloroso Pedro, Loreley?— Le suelto las manos de golpe atónita por lo que había acabado de salir de su boca.

Con frustración, la morena frunce su ceño y me reclama.

—Peter, Emilia. Te he dicho mil veces que se llama Peter.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora