13.

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El día había llegado.

Ni siquiera había terminado de abrir mis ojos, y lo primero que atacaba mi mente era que ese día había llegado. A pesar de que era muy consciente que los padres de Noah no eran verdaderamente mis suegros, toda la situación en sí me causaba un mar de sentimientos revoltosos que una chica de 21 años no sabía bien como manejar.

De seguro mirar al techo estática no me iba a ayudar con esa situación, pero aún así me mantengo asimilando toda la situación: Un nuevo cuarto, nueva ropa, nueva vida y una mentira por delante que llevar durante los próximos seis meses.

Abrumada por esa ola de sentimientos y el nuevo despertar, me entierro bajo las costosas cobijas con la esperanza de poder dormir un poco más, sin embargo la molestosa voz de Noah no me lo permite por lo que termino abandonando la cómoda morada.

—Mamá que sí ahí estaremos— Le escucho decir detrás de mi puerta, causándome escalofríos con el solo saber que se referían a esa cena.

Con precaución de no causar mucho ruido para no interrumpirle la conversación con su madre, abro la puerta sin saber la encantadora escena que me esperaba detrás de ella.

Para mi deleite, Noah había decidido no usar camisa esta mañana dejando al desnudo un buen formado torso mientras que su cabello húmedo se le ceñía a la frente de manera muy sensual.

—De hecho acaba de despertar, dice que se muere por conocerte— Dice Noah en mí nombre al notar mi presencia, mientras que me encuentro perpleja bajo el marco de la puerta.

El corazón lo tenía acelerado, y no percibía mi respiración traspasarme los labios. Si bien, sí me había imaginado esta escena en un futuro no la hubiese pensado para suceder tan pronto.

De forma tan sutil pero involuntaria, mis ojos empiezan a viajar por toda su piel desnuda, admirando cada centímetro, mientras por su parte se encontraba muy concentrado en la conversación con su madre.

Cómo ya me lo había imaginado, el hombre le daba caña al ejercicio por lo que cada músculo de su cuerpo estaba marcado con digna de finura, nada muy exagerado pero lo suficientemente acentuado para ser notado.

Lo más atrayente de todo el envoltorio de Noah, era sin duda alguna el deslumbrante paquete de seis abdominales que cargaba con mucho orgullo, lo cuales se le intensificaban con gloria a cada respiración que daba.

Claro que si lo pensaba mejor, lo mejor de su empaque podía ser también los bien formados brazos que lucía sin ninguna culpa, los cuales se unían de forma armoniosa con la musculosa y amplia espalda que lucía sin remordimiento alguno.

Aunque detallándolo mejor, esos brazos ni ese torso serían tan sensuales si no tuviese esas pequeñas venas sobresaliendo de su piel. O esa sensual "V" que le enmarcaba la pelvis, señalando justo al paraíso.

—Ella come de todo mamá, no te preocupes por eso— Dice refiriéndose a mí una vez más. Sin embargo, no lograba sacarme de mí laguna de lujuriosos pensamientos.

Algo que que sí me llevaba por sorpresa, era ver qué Noah era un hombre de tatuajes. Pues todo su antebrazo, estaba cubierto por tinta negra los cuales dibujaban una coalición de muchas figuras que no podía diferenciar con una breve pasada. Además de aquel que cargaba en su costilla, con una frase que no parecía estar en inglés.

Con los tatuajes ahora incluidos en el envoltorio, toda la imagen de hombre encantador pero pícaro se completaba.

Noah pasaba de estar en mi primer lugar de hombres más atractivos que había visto en mi existencia, a ser el puto amo y creador de mi lista.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora