33.

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Hello fammmm.

Aquí nuevo cap, es más corto que los otros porque es un cap de punto de quiebre que de ahora en adelante marca el inicio del S A L S E O. ¿Ok?

Pregunta para mis lectoras: ¿Qué les gusta de la historia?
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El día había despertado lluvioso, frío y nublado en la ciudad de Londres concordando perfectamente con el estado de ánimo que teníamos las personas dentro del apartamento. A pesar de que en realidad sí tenía cierto malestar con respecto a lo que había sucedido la noche anterior Noah era aquel que lucía más apagado, falto de ánimo y sin aliento seguramente a causa por aquella discusión mencionada con su mejor amigo.

—¿Cuan conveniente puede ser que se sienta tan mal justo cuando es tu momento para molestarte?— Y como era de esperarse, Lorelei no estaba feliz con eso.

—Lorelei— Siseo.

—Sólo piensa en eso. El hombre se desaparece todo un día y luego llega siendo el mártir porque ha peleado con Michael. Tú y yo peleamos todo el tiempo y a ti no te veo al punto de las lagrimas— Sigue con su discreto discurso venenoso a un costado de mi oreja mientras esperamos en el lobby a una distancia segura de Noah, la llegada del auto a cargo de llevarnos hasta la casa de Lorelei.

—No fue sólo una discusión normal Lorelei, esta vez fue grave. No he visto su teléfono timbrar ni una sola vez y tú no tienes idea de cuántas veces al día Michael le llamaba. Es real, su amistad está peligrando— Increíblemente le defiendo a pesar de que debía estar viboreando junto a Lorelei sobre Noah como si no hubiese un mañana. Era el pago justo a lo que me había hecho pasar ayer sin embargo, verle tan triste me removía el alma y no me permitía pensar en nada más allá de lo mal que se lo estaba pasando, supongo que eso de poner a los demás encima de mí sucedía cuando enserio le querrías.

—Al parecer te has convertido en toda una santa Emilia. Ahora no ves más allá de los ojos del hombre— Bufa, mofa, gimotea y se queja como si lo correcto en este momento fuese meter a Noah en una hoguera y asar con sus restos nuestra cena del día.

Ya iba a averiguar qué era eso que me ocultaba, pero mientras tanto planeaba dejarlo en paz.

—Estaría bueno que un día tú también te tomarás un descanso en hacernos la guerra. No lo sé— Le miro seria y ella sólo pone sus ojos en blanco, retrocede un paso y se cruza de brazos poniéndose en una posición desafiante.

Paso de ella y vuelvo mi vista al frente, hacia la silueta acongojada de Noah en frente de la puerta. Se la había pasado los últimos quince minutos hablando al teléfono y por la posición de su cuerpo podía ver qué no se encontraba muy feliz.

—¿Está todo bien?— Me acercó a un costado suyo y asiente, levanta su dedo índice en señal de que guarde silencio y continúa hablando a través de la línea en un perfecto alemán que yo no entendía.

Tras intercambiar un par de frases más, corta la llamada y pone toda su atención en mí.

—¿Qué pasa?

—Aún no he conseguido arreglar un problema que tenemos hace un tiempo en Alemania, con uno de nuestros trabajadores. Eso tiene muy molesto a papá y al parecer vamos a tener que viajar a Alemania por lo menos unos días— Anuncia y de repente siento un vacío incómodo en mi pecho. De sólo pensar en la idea de dejar de verle mi día se ponía un poco más gris —, Si quisieras, podrías venir con nosotros.

Asegura atrayéndome con su mano en mi espalda hasta él.

—Quiero pero no puedo. La universidad no me dejaría, tengo algunos trabajos que entregar y además...— Pongo mis manos en su pecho y recupero la distancia sin parecer demasiado grosera. No quería lastimarle pero tampoco quería dejar pasar por alto esas jugarretas suyas que me dejaban un sin sabor en la boca —, Sigo molesta contigo.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora