15.

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Durante el viaje en el auto no tenía mucha certeza sobre qué me tenía más nerviosa, si el hecho de que estaba a minutos de conocer a la familia de Noah o el silencio profundo e intimidante que traía el chico desde la salida del edificio.

A ciencia cierta no sabía bien que lo tenía tan pensativo, si el no beso en sí o la respuesta que había obtenido momentos antes en el ascensor. De pronto Noah era de esos hombres a los que no les gustaba sentirse rechazado pues se les hería el ego, sólo tal vez le había molestado mi reacción y yo seguía aquí sin darme cuenta.

Fuese lo que fuese, me traía con los cabellos de punta.

—¿Qué crees que puedan preguntarme tus papás?— Decido romper el silencio de una vez por todas, ya mirar tanto por la ventanilla me traía mareada.

—Mi papá no creo que pregunte mucho, es un hombre que se dedica más a analizar en cambio mi mamá si puede que te ataque con preguntas— En un tono neutral sin despegar la mirada del camino ni un sólo segundo, responde.

Sí, en definitiva a este hombre algo le sucedía.

—¿Crees que le agrade?— Pregunto.

—Mi madre enloquecerá cuando te vea sólo por el hecho de que eres la primera mujer que lleve a casa. Con ella ya tienes medio camino ganado, esfuérzate es en impresionar a mi padre— Vira hacia la izquierda saliendo de la autopista —. Alardea mucho sobre lo inteligente que eres, sobre tu beca y todas esas cosas.

Asiento como niña pequeña acatando cada orden que salía de su boca.

—¿Cómo son tus padres Emilia?—. Pregunta el castaño de repente desviando la atención de la conversación hacia mí, haciéndome además pensar en cuál mala hija era pues desde hacía más de una semana no les dedicaba ni una llamada.

—Ellos son perfectos— Sin exagerar, eran los mejores padres que alguna vez la vida podía haberme puesto en frente. Nuestra foto familiar me provocaba una sonrisa—. Mi mamá es una mujer con un carácter muy fuerte y muy marcado por lo que acostumbra a ser bastante imprudente, habla sin tapujos ni filtros lo que llega a resultar intimidante para algunos. De hecho, Salma es de las personas que les encanta estar en todo, hacerse notar y hacer valer su presencia. Creo que eso se lo debe en parte a la sangre latina que corre por sus venas.

Río ante aquel recuerdo de mi madre a mis seis años, cuando en la presentación de primaria se mantuvo de pie durante todo mi espectáculo sólo para poder filmarme desde un buen ángulo, a pesar de que las personas detrás de ella le pedían a gritos que se sentase.

—En cambió mi papá es un hombre más conservador, más hogareño, más tímido y más correcto a la hora de hablar. Clark es una persona muy londinense. Normalmente suele ser la persona que le pisa el freno a mi mamá en muchas de sus impertinencias, pero aún así puedes verle disfrutar de ellas— El pecho se me expande ante la nostalgia de extrañar a mi familia—. Se complementan el uno al otro casi que como una buena armonía.

—¿Qué hay de tu hermana? ¿También es una persona ideal?— Cuestiona trayendo a colación a mi hermana menor, Darla. Por un instante pienso en preguntarle como es que conocía de la existencia de mi hermana pero entonces recuerdo a su famoso investigador privado.

—Darla es el vivo reflejo de mi madre, sólo que un poco más jodido. Darla es descarriada, impertinente, muy ruidosa y con una mente que viaja de Marte a Jupiter en cinco segundos— Si tan sólo él la conociera —.  Es muy artística, le encanta el baile pero...

La garganta se me cierra, los últimos recuerdos de mi hermana saltan a mi mente y entonces el corazón se me acongoja. 

—Pero es estúpida, muy inocente.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora