14.

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Si alguien me hubiese preguntado hace unos días que cómo era Noah, seguramente mi respuesta hubiese sido que era un joven millonario, revoltoso, mujeriego y cegado ante la vida, sin planes ni futuro. Pues sólo me hubiese basado en lo poco que conocía, y lo mucho que había escuchado. 

Si realmente alguien me hubiera preguntado, sería yo quien hubiese terminado luciendo como una completa estúpida.

—¿Entonces sabes alemán pero no te gusta hablarlo para molestar a tu papá?— Llevo una fritura a mi boca, aún atenta a él.

—Cuando Cristo habla en alemán, se siente en control de todos y de todo. Al fin y al cabo es su elemento, es el verdadero alemán y a mí no me gusta que él esté en control— Responde, robándose una de mis papas.

Ni en un millón de años me hubiese imaginado que a alguien como a Noah le gustaban los idiomas, la naturaleza, que era alguien quien amaba ayudar y que además era principal contribuidor de un santuario de especies exóticas en la India.

Ahora tenía una nueva visión de quien era realmente Noah, después de haber pasado toda una tarde discutiendo sobre su vida, su familia y sus planes había aprendido mi lección sobre no juzgar tempranamente. Escuchándole, me podía dar de cuenta que más allá de todo el look del chico rebelde que se cargaba, se refugiaba alguien muy noble.

Con defectos también como la fiesta o las mujeres claro está, pero aún así honroso.

—Hay algo que aún no me cuadra, Noah— La curiosidad me estaba acariciando la garganta. El castaño sólo sonríe de lado y levantando la mirada de las cartas pregunta qué es lo que tanto me atormenta—. ¿Por qué te interesa tanto la vicepresidencia de la industria? Es decir, ¿Por qué hasta el punto de inventarte esta mentira?

Medita por unos segundos la respuesta, deja las cartas sobre la barra y me planta su mirada.

—Desde que tengo memoria, no recuerdo haber enorgullecido a Cristo ni una sólo vez. Siempre era yo quien recibía los regaños, los sermones y las miradas llenas de decepción de mi papá. En cambio Harry...— Sonríe con penumbra mientras pone la mirada gacha —. Harry siempre ha sido su medalla de oro, el orgullo, el hijo pródigo, el inteligente, el correcto, el moral.

Enuncia sus palabras refugiándose detrás de su sonrisa lúgubre. Por la mirada baja, podía dar de cuenta que realmente este era un tema sensible para él.

—Siempre he sido la sombra de Harry, Emilia— Levanta la mirada, y suelta una pequeña risita— Siempre me he sentido menospreciado por culpa de Harry. Así que quiero ganarle, con todas las fuerzas de mi corazón quiero ganarle a Harry por una vez en mi vida, yo sólo quiero...

Las palabras se le estancan en la garganta mientras el rostro refleja impotencia pura. Con la mano, forma un puñito y las venas se le empiezan a sobresalir de la piel por la tensión que estaban ejerciendo.

Conmovida por el sentimiento, cubro su empuñadura con mi mano relajándole un poco.

—Quiero demostrar que yo también cuento.

Dice finalmente, haciendo que un nudo en el estómago se me formase al verle tan vulnerable.

—¿Y crees que puedas hacer eso, con sólo fingir que tienes novia? — Asiente, asegurando que para su familia eso significaba el inicio de una vida más estable. Analizó unos instantes toda la situación y sin poder contenerme más, finalmente me comprometo —. Entonces yo te ayudaré Noah, seré la novia más ejemplar que tus papás puedan conocer.

Con sólo escuchar mis palabras todo estrés abandona su cuerpo, el rostro se le ilumina y correspondiéndome al gesto desempuña su mano y en su lugar toma la mía entre la suya.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora