Noah's POV
Me despierto y sé que es de mañana porque el timbre del apartamento ha resonado por todas las habitaciones unas cuantas veces. Con el último timbre intento levantarme para atender a la puerta pero me siento demasiado pesado, la cabeza me punza y unas ganas imbatibles de quedarme en casa y no abrir los ojos jamás me superan.
Sí señor, tengo resaca.
Tal vez tenía que haberme controlado un poco anoche, sé que me había bebido hasta el agua del florero y un poco más. Pero esas dos muchachas con vestidos tan pequeños no me permitían dejar de beber.
Río al recordarles.
Encantadoras mujeres.
Sin ningún previo aviso, alguien abre la puerta de mi habitación abruptamente. Mike irrumpe con el silencio tenue del cuarto y con total atrevimiento abre las persianas automáticas de los ventanales permitiéndole a los rayos del sol darme de forma inclemente justo en el rostro.
—Mike, viejo— En mi mente le reprocho de forma más agresiva, pero las punciones en mi cabeza estaban taladrando fuerte —. ¿Qué demonios haces aquí?
El hombre de cabellos rubios se acerca a mí, deja un vaso de agua en la mesa junto a mi cama y se sienta en el borde del colchón.
—¿Donde te metiste anoche Noah?— Pone una de sus manos detrás de mi nuca levantando mi cabeza, mientras que con la otra empieza a chequearme las pupilas —. ¿Qué tan en la mierda estás? ¿De 1 a 10?
Con dificultad mi visión empieza a volverse más nítida, me voy acostumbrando a la luz y finalmente logro ver el pecoso rostro de mi mejor amigo Michael. Quien para mi sorpresa, se encontraba vestido de manera muy formal a traje negro y los lentes dorados inmensos que decía él que usaba para ver.
—11— Le quito la mano de mi nuca y le empujó, recuperando algo de espacio personal —. Sólo salí a un pequeño bar, conocí a unos amigas y bebí un poco.
Levanta una de sus cejas incrédulo. Esa versión no la creía ni yo.
—¿Un poco, Noah? Parece que te hubieses hecho una mascarilla con estiércol— Se levanta del bordillo de la cama y señala el vaso de agua —. Bebe eso, tomate una aspirina o algo. En veinte te quiero fuera de esa cama viejo.
Apoyo mi codo sobre el colchón y me levanto mirándole confundido, no entendía el motivo ni de su presencia ni de su afán.
—¿Cómo que en veinte? ¿Qué te pasa Michael? ¿Te sientes bien?— Me mira fijamente por unos segundos, luego ríe y exhala frustrado como si algo fuese obvio.
—Lo olvidaste, ¿no es así?— Me pregunta, pero no obtiene respuesta — Por más que me encante ver a tu patrón encabronado contigo Noah hoy no es el día para hacerlo enojar. Hoy harán la lectura del testamento de tu abuelo.
Mierda, el testamento.
Miro el reloj puesto sobre la mesa de noche y por primera vez soy consciente de la hora, 9:36 a.m.
Mierda mierda mierda mierda— Me digo.
Dejando mis dolores y penumbras en el colchón me levanto como un resorte sin siquiera beber del agua que Mike me había traído. Entro rápidamente al baño y pongo la ducha a calentar a toda mientras orino todo el alcohol de la noche anterior.
Después de la mala noticia de aquella noche en casa de Michael, todos los asuntos familiares se habían vuelto lo más importante de mi lista. El fallecimiento de mi abuelo Blaz implicaba sólo una cosa: La silla de la presidencia de la compañía quedaría vacía.
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Matrimonio a la renta
RomansaEmilia Moore se ha quedado sin plaza en donde vivir, no tiene un buen salario para costear un apartamento ella sola y si no consigue plaza pronto, tendrá que regresar a su pequeña ciudad renunciando a su beca. Noah Von Housen lo tiene todo, el din...