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Hi my babies.

Martes, new cap. De aquí en adelante las cosas se empiezan a complicar un poco, vemos más envolvimiento emocional por parte de nuestra protagonista y vamos a entrar al nudo de nuestra historia. Creo que les voy a publicar el siguiente capitulo antes del próximo martes porque me gusta que tengan el hilo de la historia en sus cabezas, no que tengan que releer para recordar.

Me delato: Esta historia es una historia que tengo planeada para ser de entre 45 a 50 capítulos entonces calculen lo que nos espera, ya vamos a mitad de camino :):

Espero voten, las quiero.

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Día libre.

Que bien sabía eso cuando salía de mi boca. Hace años no conocía que era tener un día para sólo procastinar en cama y no hacer absolutamente nada, puesto que no podía darme esos lujos de perder tiempo productivo gracias a la cantidad de responsabilidades con las que cargaba. Sin embargo ahora con lo que ganaba por mis trabajos adicionales y sin tener que pagar renta, podía meterme debajo de mis cobijas y dormir hasta que el sol volviera a esconderse sin ver mi presencia, podía ver muchas películas románticas en mi súper tv y comer pizza hasta engordar un kilo más.

Hoy tenía la posibilidad de encarnar el paraíso en un día libre.

—Mi día libre— Hundo mi cabeza en mi esponjosita almohada y con una sonrisa estúpida en la cara inhalo el aire puro que se respiraba en el piso, así como la soledad que se sentía en él.

Era raro que Noah no estuviese haciendo ruido ya.

¿Por qué no estaba Noah haciendo ruido?

¿Se habrá ido ya?

Vale, que no te importe.

—Que no te importe Emi— Me digo a mí misma cubriéndome con la sábana hasta los hombros, cierro mis ojos otra vez e intento conciliar de nuevo el sueño.

Pero paradójicamente el ensordecedor silencio no me lo iba a permitir, necesitaba chequear porque demonios Noah no está haciendo ruido así que impulsada por la curiosidad salgo de la cama usando mi blusón favorito junto con unos shorts anchos que nunca iban a juego.

Cuando abro la puerta confirmo lo que ya escuchaba desde dentro, Noah no parecía estar en el apto. Miro a su puerta y dudo unos instantes en ir a chequearle hasta allá o no, pero la prudencia rápidamente se me desvanece y sin dudarlo mucho abro la puerta de su recámara encontrándome con su cama finamente echa pero ningún rastro de él.

—¿Señorita Emilia?— Dice una voz femenina desde el primer piso alterándome y haciendo cerrar la puerta de Noah de golpe.

Cuando me giro para ver quien habla, veo a una señora de edad en un lindo uniforme de mucama mirándome desde el primer piso con una cesta de ropa en la mano.

—Buenos días— Es lo primero que consigo decir.

El uniforme me hacía obvia su labor aquí sin embargo me sorprendía que en un mes nunca le hubiese visto antes. Acomodo el blusón sobre el mis mulos y bajo las escaleras cuidando de que nada inapropiado se me vea.

—Soy Emilia— Estrecho su mano a lo que ella corresponde con calidez.

—Hellen, su ama de llaves— Me sonríe haciendo que las marcas de la piel alrededor de sus ojos se acentuasen un poco más —, Es curioso verla aquí señorita Emilia, pensé que no le vería nunca.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora