22.

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Feliz martes Family. ❣️

#MartesDeMatri
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Muevo mis pies debajo de las sábanas; mi cuerpo se siente un poco pesado y mis ojos ni mencionar. Aún no estaba ni a dos por ciento de mi consciencia y ya sentía mi cerebro punzar de a poco. Estiro mis brazos antes que abrir mis ojos, es entonces cuando la yema de mis dedos rozan algo extraño..

Rozan otro cuerpo, rozan una piel al desnudo.

De golpe los ojos se me abren muy agitada, giro mi cabeza en dirección al cuerpo extraño en mi cama, que de hecho no era mi cama porque estaba en otro cuarto distinto al mío, y el alma se me cae a los pies cuando veo a Noah junto a mí con el torso desnudo descansando plácidamente.

—Virgencita no— Lo primero que cruza por mi mente es que mi flor ha sido desflorada.

Siento el oxígeno en mi pecho acumularse de a poco y en un segundo se me olvida como respirar. Con temor y luego de varios rezos levantó las sábanas de mi cuerpo, con temor a verme completamente desnuda como Dios me había traído al mundo, sin embargo al primer vistazo veo ropa.

Veo panties, y de hecho tengo una camisa ajena a mi sobre mi cuerpo.

—Mierda— Mierda no. Eso es lo que usan las mujeres en las películas después del sexo. 

Con temor chequeo a Noah de paso, aunque ver su glorioso cuerpo desnudo no sería un castigo no quería hacerlo en esta situación de inconsciencia extrema. Sin embargo, este traía encima solo los pantalones que llevaba la noche anterior. Si hubiésemos tenido sexo eso no tendría mucha lógica.

—Noah— La curiosidad me puede así que estiro mi brazo para empujar a Noah, pero este luce medio muerto y sólo gruñe —.Noah despierta por favor.

Así quisiera gritar físicamente me encontraba impedida. La resaca empezaba a surtir sus efectos en mi cabeza y con sólo emitir palabra las venas en mi sien se tensaban provocándome un terrible dolor, por lo que impertinentemente sólo lograba susurrar.

—Noah— Tomo uno de sus crespos entre mis dedos y lo jaloneo un poco logrando que finalmente abriera sus ojos pardos después de gruñir un poco.

Cuando esos ojos se posan en mí y me ve tan alterada, angustiada y con cara de terror su boca empieza a soltar carcajadas débiles pero lo suficientemente sonoras para mis oídos.

—¿Qué es tan divertido— Pregunto molesta.

El restriega su rostro con ambas manos y luego las pone detrás de su cabeza, haciendo lucir sus brazos el triple de grandes.

—No tuvimos sexo Emilia, si es lo que te atormenta.

Esas palabras me regresan el oxigeno al cuerpo, regreso mi cabeza a la cómoda almohada y siento respirar profundamente por primera vez.

—Pero si nos besamos. Tipo como mucho— Habla de nuevo. 

Los ojos se me abren otra vez como platos ante insinuantes palabras. Giro mi cabeza para ver el rostro del castaño en busca del algún vestigio de burla de burla pero no lo encuentro. Si bien los recuerdos en mi cabeza estaban borrosos, sabía a perfección que lo que salía de su boca no era para nada descabellado por lo que alcanzaba a recordar de anoche.

—¿Cómo que como mucho? ¿Qué pasó?— Pongo todo mi peso sobre uno de mis codos, girando mi cuerpo hacia el despreocupado Noah que reposaba junto a mí.

Gira su cabeza hacia mí rostro y me sonríe, pícaro.

—Lo que te digo enana. Nos besamos tantos que tengo en mi memoria clavada la forma de tus labios...— Pone todo su peso sobre el codo contrario, quedando frente a frente conmigo. Estira su mano libre y toca con delicadeza la punta de mi nariz —...Tu nariz.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora