Mucha gente disfrutaba de la soledad, pero cuando no escuchas otra cosa más allá de tus propios pensamientos durante algunos días la realidad puede ser desolante; Abrumadora.De unas horas para acá había empezado a sentirme más que perdida, si no ahogada. Ahogada en mi propia vida que hacía unas semanas idolatraba y algunos meses anhelaba.
Mi reflejo en el espejo no había sido hasta ahora una compañía decente; Decía lo mismo que yo, gesticulaba como yo y a ambas se nos veía tan desesperada como la otra, incluso me atrevería a decir que sabía de hecho que pensaba.
Con Noah de viaje, sin una mejor amiga presente y sin de hecho alguna otra amiga en la que sintiese podía confiar, mi realidad actual era una sola y era que estaba sola.
Sola completamente como hacía un buen tiempo ya no me sentía. ¡Y que impertinente momento para sentirme sola! Cuando frente a mí reposaba un sobre de manila que tal vez podría acabar con la burbuja de cristal que yo misma me había construido.
¿Qué quieres realmente?— Pregunta la consciencia de mi reflejo. O tal vez la mía —, ¿Ser feliz siendo ignorante? ¿O descubrir la verdad y arriesgarte a perderlo todo?
—No lo sé— Curioso, ya me respondía incluso a mí misma —, No lo sé.
Como ya era costumbre en estos tiempos de soledad, el sentimiento de angustia abrumadora vuelve a inundarme hasta la coronilla. Agarro mi pecho con mi mano derecha, sosteniendo con temor la zona de mi corazón como si este se me fuese a salir y aprieto los ojos tan fuerte como puedo, mientras la ola de desesperación pasa.
¿No vienes a la U?— Blake.
Un mensaje de Blake alumbra mi pantalla y por un momento distrae mi mente de la fatídica realidad. En un santiamén sin consideración alguna, cojo el móvil y le doy vuelta dejando la pantalla mirando hacia abajo.
Me separo del mostrador del baño y me siento en el suelo, justo en frente de donde había lanzado el sobre hacía unos minutos atrás. Apoyo mi cabeza en el muro y le miro penetrante como si eso fuese hacer que el sobre tomara vida y me hablase sin la necesidad de tener que tomarlo para leerle.
El teléfono sobre mí vuelve a vibrar. Con ira extiendo mi mano y lo cojo entre mis dedos.
—¿Qué quieres maldita sea?— Tomo la llamada sin siquiera ver al remitente pero imaginando por supuesto que se trata de Blake.
—¿Estás...bien?— Sin embargo, esa voz no era de Blake.
Mierda.
La chispa del cerebro se me enciende. Me endurezco, intento recobrar la compostura y alejo el sobre de mi vista temiendo que en algún momento eso me llegase a hacer explotar en medio de la llamada.
—Noah, sí sí— Sueno apurada. Si no quería preocuparle debía empezar por regular mi respiración —, ¿Cómo estás? ¿Cómo está Alemania? ¿Mucho frío? ¿Calor? Cuéntamelo todo. Realmente no conozco Alemania.
Intento cubrir mi pánico con palabras pero no lo consigo, Noah en cambio se queda callado por lo que me lo puedo imaginar analizándome. Tras unos segundos de incómodo silencio, vuelve a cuestionarme.
—¿Qué está pasando Emilia?
Insiste y sé por experiencia que el decirle nada no lo convencería. Dejo el teléfono en el suelo y hundo mi rostro entre mis manos unos cuantos segundos, sintiendo el sudor frío en mi frente. Regreso a la llamada y lo sigo percibiendo ahí, por medio de su pesada respiración.
—No me siento muy bien.
—¿Por qué?— Le siento pensativo, ya un poco estresado.

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Matrimonio a la renta
RomanceEmilia Moore se ha quedado sin plaza en donde vivir, no tiene un buen salario para costear un apartamento ella sola y si no consigue plaza pronto, tendrá que regresar a su pequeña ciudad renunciando a su beca. Noah Von Housen lo tiene todo, el din...