Al término del turno regreso a casa muy desalentada.
En realidad, no me apuraba el hecho de llegar al edificio pues ya sabía que lo primero que se me cruzaría en frente sería el armonio rostro de Noah lo que una vez más, libraría una batalla no tan campal sobre quién estaba en lo correcto y la verdad, no se me antojaba pedirle de nuevo al castaño que recordara que yo era una mujer de carne y hueso pues el hecho de que tuviese que pedírselo, me hacía sentir menos de eso.
Iba a tomar el consejo de Lolo muy enserio, iba a relajarme con el tema y dejaría que todo fluyera. Si ambos jugábamos un mismo juego tal vez simultáneamente conseguiría que el corazón no se me acelerase como motor de carro apenas el castaño decidía utilizarme para su teatro.
Aún así hoy quería descansar de su drama. Incluso si se me fuese posible, ignoraría su presencia e iría directo a mí cuarto pero eso no lo podía hacer porque había invitado a Lorelei a pasar el rato.
Texteo a la chica un corto mensaje de –¿Dónde estás– y me hundo dentro del ascensor una vez que el guarda de turno me ha dado acceso hasta el penthouse.
Las puertas no se han siquiera abierto cuando escucho el cotilleo de dos voces. Una obviamente perteneciente a Noah, pero la voz femenina no la lograba reconocer.
Suena el timbre anunciando mi llegada y las puertas del ascensor se abren desviando toda la atención de la árida conversación entre Noah y una chica de cabello castaño largo hacia mí.
Una vez más me había convertido en el centro del espectáculo sin siquiera pedirlo. Al verme, la cara de Noah se llena de terror como si hubiese sido un mal momento para aparecer pero en cambio la chica, de falda a cuadros y hebillas grandes parecía deleitada con mi arribo.
—Caray, entonces Emilia si existe— Dice incluso antes de presentarse adecuadamente. Salgo del ascensor y miro a Noah extrañada, el chico solo menea su cabeza y se planta a un lado mío—. Que puto Noah eh, que puto.
Alzo mi vista de nuevo buscando la mirada de Noah, esas palabras eran algo mayores pero el hombre parecía tan perturbado e intimidado por la chica que no gesticulaba ni una sola palabra, sólo conseguía ponerme la mano en el hombro de tanto en tanto.
—¿Tú eres?— La de hebillas llamativas estaba siendo de tono menos cortés, por lo que me esfuerzo en que mi pregunta suene de igual manera pero mi mi tono no parece molestarle y mi pregunta en cambio la divierte.
La chica sin dejar su sonrisa irónica de lado pasa su mirada de Noah a mí una vez más de manera sutil. La planta de nuevo en el él, y con ironía devuelve la pregunta.
—¿Por qué no le respondes a tu noviecita quién soy yo?—Sentencia sonando reacia al referirse a mí. Ni siquiera habíamos cruzado más de tres palabras y ya parecía fastidiarle al punto que hablaba de mí en tercera persona, como si yo no estuviese.
Era evidente a leguas que la presencia de esta chica no era del agrado del Noah, su expresión reflejaba todo menos comodidad y en lo personal no tenía dudas del porqué no se sentía bien con esta muchacha alrededor. Por mi parte ni la conocía y ya sentía un pequeño dolor de cabeza.
Finalmente reúne coraje y arrastrando las palabras la presenta.
—Ella es Charlie— La del cabello marrón me sonríe sarcástica al momento que escucha su nombre. Noah no es capaz de lidiar con su actitud y sin moderar su tono le pide que se marche—. Venga ya lo has confirmado, ahora vete.
Dramáticamente el rostro de Charlie se transforma a una de tristeza, una muy fingida que ni siquiera le preocupa disimular. Aleja de su vista a Noah y en cambio la posa en mí.
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Matrimonio a la renta
RomanceEmilia Moore se ha quedado sin plaza en donde vivir, no tiene un buen salario para costear un apartamento ella sola y si no consigue plaza pronto, tendrá que regresar a su pequeña ciudad renunciando a su beca. Noah Von Housen lo tiene todo, el din...