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Yo sé que oficialmente ya no es Martes, pero fínjanos que sí.

#MartesDeMatri ❤️

Espero les guste mis muñecas, lentamente nos estamos acercando al momento más jugoso, más traumático, más emocionante de la novela y los que les traigo preparado les va a poner los vellos de punta.

Ténganme en cuenta cuando se los digo.

Stay safe cachorritas bellas.

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From Noah's POV

Dos semanas.

Llevaba exactamente dos semanas despertando con Emilia junto a mí; Sintiendo su respiración en las noches, su cabello subirse a mi rostro, su perfume pegarme en las fosas y su lindo y pequeño trasero encajarse contra mi entrepierna, aunque eso no sonaba muy romántico lo importante era que lo estaba disfrutando.

Sin embargo algo me atormentaba la cabeza cada mañana que despertaba y veía a Emilia junto a mí: Le había mentido mirándola a los ojos. Había reunido los testículos suficientes para inventarme una historia creíble en dos segundos en cuanto ella había preguntado sobre el testamento y el tema del matrimonio.

Si le hubiese dicho que en efecto, sí debía estar casado para hacerme elegible para el puesto hubiese salido corriendo esa noche gracias a lo alterada que estaba, y eso, no me lo podía permitir.

Aún no lograba imaginarme como lo iba a hacer, pero Emilia terminaría conmigo en un altar.

—Hey, ojitos— Murmuro y me arrodillo a un costado de la cama luego de admirar durante varios segundos lo apacible que lucía su rostro al dormir —, Ya me tengo que ir.

Digo en un tono de voz que no la perturbe ni la asuste, ella se remueve bajo las cobijas y lentamente abre esos ojos verdes impactantes que en la mañana tenían un tono ligeramente más oscuro al resto del día.

—¿Qué hora es?— Pregunta con la voz aún adormilada, casi ronca.

Veo al reloj en mi mano, y me siento tentado a gastarle una pequeña broma mañanera.

—Son las 8:00 am.

Sus ojos se abren de golpe y me mira impactares, se levanta de la cama como un resorte y no tarda en dirigirse a mí molesta.

—Tengo el parcial de econometría a las 9:00 a.m Noah, te lo dije y pedí que me despertarás— Gruñe desde el interior del baño y sale de el con el cepillo de dientes en la boca, una mano en la cadera y mirándome con reproche que me decía "¿Por qué no me habías despertado?".

Como puedo, muerdo mis labios y hago lo posible para no estallar en risas en su cara.

—Llego a faltar a ese examen y Dios sabrá que puede pasar conmigo, esa señora es capaz de pegarme la hoja del examen en la frente con saliva Noah y tú estás ahí con esa sonrisa que me provoca pegarte un puño.

Vuelve a meterse al baño y escucho la llave abrirse, se lava la boca y sale de él como un torpedo en busca de ropa en el armario mientras su ceño lo mantenía fruncido, queriendo dejarme saber qué estaba más que molesta conmigo.

La dejo sacar la ropa, la observo ir de un lado a otro como una pequeña loca afanada y en cuanto veo que va a volver al baño para abrir la ducha, decido qué es momento de detenerla.

—Emilia— La llamó conteniendo mi burla lo más que puedo, pero no me contesta —, Óyeme.

Insisto pero no me responde. Me acerco a la puerta del baño y la entreabro con cuidado de no encontrármela en una impertinente situación, aunque encantadora, pero aún así impertinente.

Matrimonio a la rentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora