¿Qué haces aquí mocosa?

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—Espera Hye-Jin, ¡No corras!

Tu pequeña salió corriendo por toda la casa emocionada. Habían decidido ir a comer cuando te enteraste de que Yoongi había regresado a casa después de un largo tiempo trabajando en la compañía. Aunque te dijo que aún estaba componiendo, tu estabas feliz por verlo de nuevo.

Perdiste a Hye en un parpadear de ojos. Buscaste en las esquinas de la pequeña sala pero no había rastro de ella y viste su pequeño peluche en el suelo.

—¿Hye, dónde estás? —te acercaste a su habitación pero estaba vacía. Seguiste buscando hasta que un pensamiento cruzó por tu mente. La habitación de Yoongi donde la utilizaba como segundo estudio.

Apresuraste tu paso hacia la habitación y la puerta se encontraba entre abierta. Te acomodaste lo mejor que pudiste para no ser descubierta y regulaste tu respiración. Yoongi tenía los audífonos puestos mientras arreglaba algunas notas en el teclado para acomodar con su mano el micrófono.  La pequeña Hye estaba detrás de su padre con una sonrisa malvada y lista para saltar.

Hye saltó encima de Yoongi y se agarró de su cuello,—¡Appa!

Yoongi se quitó los audífonos para mirar a la pequeña niña. Su mirada estaba un poco molesta pero al ver a su hija relajó el ceño. Dejó los audífonos a un lado y le dió una leve sonrisa a Hye,—¿Qué haces aquí mocosa?

Hye sonrió exageradamente mostrando sus ansías y poniendo ambas manos en las mejillas de su padre. Yoongi no pudo ocultar su sonrisa y le sonrió a Hye.

—¡Te extrañe mucho Appa! No sabes lo que comí hoy —dijo emocionada.

—¿Qué comiste pulga molestosa? —Yoongi le hizo un pequeño puchero causando que la niña riera.

—¡Comí muchos dulces! Ví mis muñecos favoritos, hice un dibujo, fuí al parque y ví una abeja —mientras Hye enumeraba con sus pequeños dedos todo lo que había hecho en el día, podías ver en la mirada de Yoongi amor. En la forma en que le acariciaba el cabello y le apretaba las mejillas para hacerla molestar.

Sonreíste al ver la escena. Amabas a tu esposo demasiado y sabias que muchas veces estaba ocupado. Entendías todo eso, lo apoyabas y respetabas su espacio. En tu mente recordabas todos esos momentos en los que abrías la puerta y lo veías durmiendo frente a la computadora. Se esforzaba demasiado, eso lo sabías bien.

Aunque estuviera cansado, aunque las pequeñas ojeras comenzaban hacerse presentes debajo de sus ojos, él tenía una sonrisa para su hija. Veías como muchas veces mientras Hye volteaba a buscar las pequeñas canciones que había creado, Yoongi abostezaba y se tocaba el tabique de la nariz. Cuando Hye volvía, él se reincorporaba de la silla y le extendía sus brazos.

Yoongi era un hombre especial y maravilloso. Tal vez podía tener esa pinta de chico frío y sin sentimientos, tal vez podía preferir dormir a que ver una película favorita contigo, tal vez prefería muchas cosas. Esos tal vez eran los que lo hacían especial e inexplicable.

—¿T/n seguirás espiándonos desde la puerta? —te fuiste en tus pensamientos por un momento y no notaste que Yoongi te había descubierto.

—¡Eomma, no es correcto espiar a la gente! Estamos en una junta muy importante y la has interrumpido. ¡Tendré que demandarte por interrumpirnos! —la pequeña chilló para cruzar sus brazos y hacer un puchero.

—Disculpe señorita Min, ¿Era algo importante? —entraste a la habitación para acercarte a tu pequeña y tocarle levemente la nariz —¿Que tal si te doy un chocolate como disculpas?

—No quiero eso —Hye giró la cabeza hacia un lado aún molesta. A veces llegaba a ser igual de testaruda que su padre.

—¿Y si te digo que puedes tomar cualquier peluche de Kumamon de la colección de tu padre?

Yoongi abrió sus ojos exageradamente y Hye salió corriendo hacia los muñecos que había en otra habitación. Yoongi se puso de pie y salió corriendo detrás de ella todo apresurado.

—¡Min Hye-Jin, no te atrevas a tocar un-

Hye estaba con el Kumamon favorito de Yoongi y le dió una sonrisa traviesa. Salió corriendo de la habitación y se encerró en la suya.

—Tranquilo mi azúcar, va a estar bien —abrazaste a Yoongi de espaldas.

—¿Crees que mi preciado muñeco  va a estar a salvo de esa mocosa rompe cosas? No lo estará T/n. —Yoongi se volteó para darte un pequeño golpe en la frente.

—Azuquita de mi corazón, esos muñecos no los vas a tener para toda la vida. Tenían que tener doble uso, ¿no?

—¿Doble uso? ¡Son míos, no de ella! —Yoongi buscó una muñeca que Hye había dejado en el estudio y tocó la puerta de su habitación.

—Hye, dame a Kumamon y te daré de regreso a tu muñeca.

Hye abrió la puerta y miró a su padre. Kumamon estaba siendo sujetado de la oreja por las manos de la niña y solo sacó la lengua, —¡No lo haré!

—Voy a romperle la cabeza a la muñeca Hye, —Yoongi sujeto el cuello de la muñeca para separarlo de su cuerpo.

—No te atreverías —dijiste detrás.

—Claro que sí lo haré T/n.

Hye cerró la puerta de la habitación y le puso seguro a ella. Yoongi se puso de pie y en un movimiento rápido partió la muñeca en dos dejándola frente a su puerta.

—Le dije que me diera mi Kumamon.

Trataste de pegar la muñeca de Hye pero no funcionaba nada. Yoongi solo se reía de tus intentos fallidos en tratar de arreglarla. La puerta de la habitación de Hye se abrió , y Hye se dirigió a su padre con una caja en sus manos.

—Es un regalo appa, ábrelo.

Yoongi abrió la caja lentamente para ver el contenido de ella. Aguantaste la risa por lo que había en ella y Hye le dió un beso en la mejilla a su padre, —Tu rompes mi muñeca, yo rompo tu Kumamon.

—T/n, ¿Aún tienes los papeles de adopción de esta mocosa sin sentimientos?

—T/n, ¿Aún tienes los papeles de adopción de esta mocosa sin sentimientos?

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𝑰𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂 𝑩𝑻𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora