Capítulo 34 Harry

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—¡Preparé café! —exclamó Lynne cuando entré en la sala. La miré fijamente.

—Eres muy ruidosa, Lynne.

—Sí —dijo e inclinó la cabeza hacia un lado—. Es lo mío.

—Supongo que sí —concordé y se rió entre dientes mientras tomaba la taza que me ofreció—. ¿Dónde está Liam?

—En la ducha. ¿Dónde está nuestra Vidente? —bromeó en voz almibarada y sonrió.

—En la ducha. Será mejor que Liam no se robe toda el agua caliente.

—Bebí el café que preparó y casi me ahogué con él.

—¿Qué? —ladró—. ¡Preparo un gran café!

—Es sólo que está caliente —mentí.

—¡Oye! —Oímos a Liam por el pasillo—. ¡Cierra el grifo del agua! Estás congelando mis

—_______ está en la ducha —lo interrumpí—. Tú no vives aquí y ella sí.

Agradece que te dejara utilizar la ducha.

—Guau —se quejó—. Estás resultando ser un poco divo. —Cerró la puerta y Lynne me dio una mirada sucia por meterme con su pareja mientras agarraba la crema de queso de la nevera.

—¿Bagel? —preguntó y colocó uno en un plato antes de deslizarlo sobre el mostrador hacia mí.

—Gracias. ¿Fueron a comprar comida?

Se lamió el dedo, limpiándolo de queso crema. —Sólo busqué un par de cosas.

—Nos vamos a casar este fin de semana —le dije con intención— Pueden quedarse hasta entonces, pero después de eso

—Qué pasa con la casa que le compraste a _______. ¿No van a irse ahí?

—Es complicado.

Se detuvo y me miró fijamente. —Pero Liam me dijo que es algo muy importante. Es como —hizo un gesto con los dedos de manera espectacular—, la única manera para que puedas casarte con ella. Le compraste una casa, ¿no?

Me quedé en silencio. Cuando volví a mirarla, estaba boquiabierta.

—Oh, detente, Lynne. Tengo todo bajo control.

Se olvidó de mis problemas así como así y suspiró. —No puedo esperar para ver dónde vamos a vivir. Liam ha estado manteniéndolo en secreto, por supuesto, pero dijo que tenía un desayunador rosa sólo para mí.

—Un desayunador rosa —dije secamente—. ¿En serio?

Se burló. —El rosa es el color de la rebelión.

Me eché a reír. —Está bien, Lynne. Está bien.

—¿Le dijiste sobre el desayunador? —dijo Liam mientras se ponía la camisa por la cabeza y la besó en la mejilla—. No le puedes decir estas cosas. —Se inclinó sobre el mostrador al lado de ella y mordió su panecillo antes de hablar con la boca llena—. Está casado con la líder de nuestra raza y se supone que no debemos decirte nada acerca de la casa antes de la boda.

—Oh, por favor. No va a decirle a nadie. Además —dijo y vi el brillo maligno en los ojos—, él tiene sus propios secretos. No es así, Harry.

—Shh —dije cuando escuché los pensamientos de _______ diciendo que se encontraba casi vestida—. Te lo dije, lo tengo bajo control.

_______ salió y le sonreí. Llevaba una blusa celeste sin mangas con ese collar que le dio su padre. El que tiene un revoltijo de dijes en el extremo. Y esos pantalones vaqueros de nuevo, los que hacían imposible no mirarla.

Sí. Esos.

Se acercó a mí y me dio un beso en el hoyuelo antes de menearse entre el mostrador y yo. —¿Qué pasa? —nos preguntó.

Siete por dos más catorce menos tres por cinco es igual a ciento veinticinco.

La raíz cuadrada de ciento ochenta y cuatro es igual a trece punto cincuenta y seis.

Me miró por encima del hombro. —¿Por qué haces cuentas matemáticas?

—No hay ninguna razón. —Ochenta y nueve dividido seis es catorce punto ochenta y tres.

—¿De qué hablan aquí? —preguntó, pero lo sabía secretamente.

—Nada —dijo Lynne y rápidamente cogió una taza. Sirvió primero el líquido y luego preguntó—: ¿Café? —Lo metió en la mano de _______.

—Um, seguro. —Tomó un sorbo y me encogí al degustarlo a través de _______. Tuve que probar ese horrible desastre dos veces—. Ugh —se quejó antes de que pudiera detenerlo—. Quiero decir mmm.

Lynne puso mala cara mientras nos reímos. —Ah —dijo Liam y la atrajo hacia él—. No me gusta el café así que nunca tendrás que preocuparte de eso conmigo.

Mi teléfono sonó con un mensaje. Lo saqué mientras las bromas repugnantes de Liam y Lynne iban y venían. Era de papá.

Tu madre dice que traigas a _______ con Gran para probarse el vestido. Puedes venir a ayudarme en la oficina mientras ella hace eso.

Suspiré. Llegó el momento de decirle que no tenía intenciones de ser un arquitecto. Quería esperar hasta después de la boda, pero no estaba seguro de poder más. Le transmití el mensaje a _______ y se volvió hacia Lynne y le dijo que quería que ella y Liam pasaran el día con nosotros, así que tenía que ir a donde Gran con ella. Los ojos de Liam se desorbitaron ante la idea, pero la distraída Lynne gritó y la abrazó con ganas.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora