Capítulo 36 _______

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Tenía que reconocérselo. Incluso con las manos mayores de Gran y tendencia temblorosa, sólo logró pincharme con sus alfileres tres veces. Fue muy gracioso cómo Harry me comprobó la primera vez, y para la tercera vez, se quejó diciéndole a Gran que lo tomara con calma.

Luego me llamó y me preguntó si Bish podía venir y llevarnos a Lynne y a mí al apartamento ya que su padre los saturó a Liam y a él con el papeleo. Así que eso es lo que hicimos. También conseguí que Bish me llevara a lo de papá para recoger algunas de mis cosas. Papá y Fiona se habían ido y me encontraba feliz por eso. Él iba a estar deprimido al verme sacar mis cosas de la casa.

Ya que tenía un poco de tiempo sin Harry, decidí que me encargaría de hacer la cena. Así que llamé a Rachel y le pedí una receta y las instrucciones para algo fácil, e hice que Bish pasara por la tienda para conseguir todo lo que necesitaba. Lynne me dijo que quería salir con Liam y hacer algo. Yo sólo quería tener una noche con Harry.

Bish nos dejó y se fue con Jen a lo de Peter. Dejé mi enorme bolsa de ropa en la silla de la habitación de Harry, porque no tenía ni idea de qué hacer con ella y me fui a tomar una ducha. Aunque usar la ropa de Harry me hacía sentir como si estuviera siendo abrazada por la tela, quería recuperar mi linda ropa.

Así que tan pronto como escuchamos la llave en la perilla, Lynne fue a encontrarse con Liam y yo esperé junto a la cocina mientras mezclaba.

Harry se puso detrás de mí. -¿Preparaste la cena? -preguntó y olfateó el aire por encima de mi hombro-. Huele bien.

-Es el pastel de carne de tu mamá -le expliqué y me volví hacia él-. Me dio la receta y algunos consejos.

-Estoy seguro de que es impresionante -murmuró y me besó en el cuello antes de hacer su camino a mis labios-. ¿Lograste terminar todo lo demás? -Sonrió-. ¿En cuanto a la boda?

-Gran terminó de arreglar mi vestido -le dije y suspiré-. Es tan increíblemente hermoso.

-No puedo esperar a vértelo puesto -respondió en un tono ronco-. Por ahora, me conformo con los pantalones cortos de fruta. -Me apretó las caderas con las manos-. Esta noche bananas, ¿eh?

-Sí -respiré cuando se acercó más-. Escuché que eran tus favoritos.

-Para ser absolutamente sincero, _______ -se detuvo cuando no había más espacio entre nosotros, sólo nos separaba el algodón y los vaqueros-, son mis favoritos.

Y entonces la cena fue olvidada.

Su lengua encontró la mía y tomó el control cuando me levantó y me llevó directo a su cama. Cuando presionó mis manos en el edredón por encima de mi cabeza sin ni siquiera quitarse los zapatos, suspiré al conseguir lo que quería. Me pregunté si mutualizar se sentía igual para todo el mundo. Para mí, era como si me estuviera ahogando y de repente alcanzara la superficie. Mi cuerpo cantaba por todas partes y la piel de gallina se arrastró sobre mi piel cuando dejé que mi mente me consumiera de adentro hacia afuera. Mantuvo sus labios en los míos mientras nos permitíamos ser absorbidos. Las cintas de energía, siempre presentes y listas, se trasladaron a nuestro alrededor. Parecía extraño tenerlas en este nuevo lugar, su resplandor iluminaba las cosas de una manera que nunca había visto.

Cuando se desvanecieron, junto con la intensidad, él rodó y me llevó para recostarme sobre su pecho. Todo mi cuerpo se levantaba de arriba a abajo mientras trataba de recuperar el aliento. Me peinó el pelo con los dedos. -Bueno, tu plan funcionó. -Se rió entre dientes-. Ponerte doméstica y usar esos pantalones cortos. Malditos pantalones cortos de banana -Se rió de nuevo.

-Me has pillado. -Nos sonreímos-. Entonces, ¿cómo fue tu día con tu papá? -Le di una mirada mordaz-. ¿Todo funcionó?

-No le dije. Quiero decirle a él y a mamá juntos, y ella estuvo haciendo recados durante todo el día. Mañana vamos a ir allá. De todos modos tengo que ayudar a papá a entrevistar al nuevo tipo de seguridad.

-Tragó saliva y lo sentí por él. Pobre Randolph-. No te preocupes. Va a estar bien. -Asentí-. Por lo tanto, ¿de verdad te fue bien con Gran? No te presionó para hacer algo que no te gusta, ¿verdad? Sé cómo es.

-Fue genial. -Levanté la cabeza para mirarlo-. Esa mujer puede trabajar con una aguja e hilo.

Sonrió. -Solía hacerme guantes cuando era un niño. Sin embargo siempre me sentía demasiado avergonzado como para usarlos.

Bufé. -¿Los hizo con sus propias manos y no los usaste?

-Tenían a Frosty, el Muñeco de Nieve, cariño. Frosty el maldito Muñeco de Nieve.

Traté de no reír. -¿No te gustaba Frosty el Muñeco de Nieve cuando eras pequeño?

-Cuando tenía catorce años no. -Me reí entonces. Él sonrió, esperándome-. Ella hace cosas para todo el mundo. Eso es lo suyo.

-Me pregunto qué será lo mío -reflexioné y me mordí el labio jugando con el botón de su camisa-. Ni siquiera he pensado en que me voy a especializar.

-No ofrecen clases en Preciosa Líder de Su Raza. Lo siento. Estás atrapada en algo de mierda, como Biología o Economía Empresarial.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora