Capítulo 39 ________

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Todos nos levantamos y nos amontonamos en la camioneta de Harry. Me senté apretadamente entre Peter y él. Harry resopló a mi pensamiento y negó con la cabeza hacia mí. Con su mano atrapada entre mis muslos y Mutemath sonando en la radio, recorrimos la corta distancia a la ciudad y nos detuvimos en el estacionamiento.

Me ayudó a bajar del taxi masivo y miró a su alrededor. Se podía ver los bancos y el lago desde ahí. Sentí mis labios levantarse en una sonrisa al recordar nuestra primera cita. Mi primer viaje en motocicleta. Mi primera vez comiendo en Mugly. Mi primera vez con los celos. La primera vez que Harry me mostró una visión. Suspiré. Se sentía muy lejano. Sentí los brazos de él a mi alrededor atrás de mí. Apoyó la barbilla en mi hombro.

—La primera vez que me enamoré de ti —agregó a mi lista.

Me gire un poco, dejando que mi mejilla se frotara contra la suya. — ¿En serio?

—En serio. ¿Cuándo te fuiste por el paseo marítimo y me retaste a perseguirte? Estaba perdido.

Me reí entre dientes. —Bueno, estaba en el equipo de atletismo.

—Y por eso no te podía atrapar. Pero volviste a mí, como una polilla a la luz.

—¡Porque me engañaste! —le dije en broma.

—Admítelo. Simplemente no podías soportar estar lejos de mí —dijo con voz ronca y mordisqueó mi barbilla—. Admítelo.

—No lo haré.

—¡Oye! —exclamó Bish desde la puerta del restaurante—. ¿Vienen?

—¡Ya voy! —dije—. Tienes suerte. Estaba a punto de desafiarte a una revancha.

Se echó a reír. —¡Por favor! Puede que no sea tan rápido como tú, pero mis reflejos son como un rayo.

Cogí el pomo de la puerta y él caminó hacia adelante tan rápido, que ni siquiera vi que se moviera, y lo tomó por mí. —Permíteme —dijo y sonrió mientras me reía de él.

Dejé que me llevara a la mesa en la que se encontraba sentada nuestra familia. Nos reímos, comimos y dejamos que Bish probara todos los platos a la parrilla. Y lo hizo. El chico podía ganar un concurso de comer fácilmente. Y entonces oí un sonido que nunca pensé que escucharía de nuevo. Y por una buena razón; era como uñas en una pizarra.

Ashley.

—Harry —ronroneó—. Hola.

Harry y yo no estábamos frente a ella, así que todos nos volvimos a mirarla. Ella absorbió la atención repentina, inflando su pecho sólo una pizca e inclinando la cabeza. Tragué para no decir nada.

—Ashley —dijo y todo el mundo se dio cuenta de que no se encontraba feliz de verla, excepto ella, que sonrió y puso la mano sobre su hombro. Vi a Peter ver eso con molestia. Me miró y luego a Harry. Debe haber pensado que iba a sacarle la cabeza. Y cuando la miré y la vi inclinarse un poco, me di cuenta de que iba a hacerlo. Me puse de pie, pero sentí la mano de Jen en mi brazo.

Sólo espera.

Miré a Harry, esperando. La última vez la echó, pero sólo después de que me insultó. ¿En serio va a dejar que lo toque así delante de su?

Quitó la mano y se puso de pie, mirándola desde el otro lado de la mesa.

—Vete a casa, Ashley.

Se burló. —Estoy aquí con mi familia.

—Entonces regresa con ellos. —Cuando ella se quedó ahí como si estuviera esperando el remate, él continuó—: Puedes ver a _______ aquí. Sabes que estamos juntos. Ya te he dicho más de una vez que no hay ninguna oportunidad para ti y para mí. Absolutamente ninguna. _______ y

yo vamos a casarnos este fin de semana.

—¿Te vas a casar con ella? —chilló. Pensó y luego sonrió—. ¡Oh, Dios mío! Mira, Harry, cuando dejas embarazada a una chica en estos días, ya no tienes que casarte con ella.

Escuché a Rachel y Peter jadear. No podía aguantarlo más. Mi cuerpo parecía a punto de explotar con la necesidad de hacerle daño a esta chica. Tomé una respiración profunda cuando las luces parpadearon un poco. La vi mirarme con desdén antes de mirar de nuevo a Harry. Él negó con la cabeza y esperó un segundo. Intentaba calmarse. Era una chica después de todo.

—Ashley, _______ no está embarazada. Estoy enamorado de ella.

Ella arrugó la nariz como si algo apestara.

Harry dijo—: La amo con todo lo que está en mí. Así que deja este comportamiento infantil y supéralo.

—¡Bien! —Hizo un mohín—. Cásate apresuradamente, no me importa. Estoy tan cansada de ti. Puedes olvidar todo sobre mí, porque terminamos.

—No hemos terminado. —Esperó un momento dramático mientras ella miraba—. Nunca comenzamos.

Ella se marchó dando un tirón de su rubio cabello de Barbie. Él se dio la vuelta y de inmediato empezó a pedir disculpas. Puse un dedo sobre sus labios.

—No lo hagas —le susurré. Cerré los ojos y respiré hondo. Cuando los abrí, vi que ella hacía mala cara al otro lado del restaurante con su familia.

Mi pareja interior dijo: Sigue delante. Arráncale un puñado de su cabello.

Te sentirás mejor, pero tomé otra respiración para calmarme—. Simplemente no lo hagas. Está bien.

Era mío, después de todo.

Me tocó el cuello, dejando que sus nudillos se frotaran sobre la marca de Vidente. Gemí un poco cuando su tranquilidad me alcanzó. Sus labios tenían la más pequeña de las sonrisas por mi reacción. —No seas tan presumido, Jacobson.

—¿Qué? —Se inclinó un poco hacia delante—. Te dije lo caliente que eres cuando estás celosa. Y luego esos ruidos que haces cuando te toco —susurró la última parte en mi mejilla—. Dios, ayúdame.

Dejé escapar un suspiro medio molesta y divertida a la vez. —Oh, Dios. ¿Así que esto es lo que tengo que esperar por toda una vida?

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora