Capítulo 4 ______

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Me acurruqué en la sudadera de Harry cuando nos sentamos en el avión. Ni siquiera habíamos despegado. Bish y Jen se hallaban en losasientos frente a nosotros, y Fiona y papá frente a ellos. Peter nos compró a todos boletos de primera clase y me sentí mal por ellos. Pero no lo suficiente como para lamentarlo realmente. Me encontraba demasiado ocupada sintiéndome culpable por Louis y Ele.

Pero también nos pasaban cosas buenas. Maria se quedó con Peter y Rachel así que, Bish y Jen estaban, por falta de una mejor frase, el uno sobre el otro. Era asqueroso y dulce al mismo tiempo. Ella se encontraba girada en su asiento hacia él y seguía peinando su cabello hacia atrás mientras hablaban. Le decía sobre su trabajo e intentaban evitar las charlas sobre casas y lo qué harían. Por ahora, se quedaran con Peter, pero pronto yo tampoco quería pensar en ello. Bish no tenía dinero, no era un secreto, pero era una tradición de los Virtuosos que el novio le comprara una casa a su esposa, para tener un lugar a donde llevarla después de la boda.

Suspiré y lo deseché. Luego miré a otro lado cuando Bish tomó su mandíbula con las manos y la besó. Profundamente. Me hice una bolita y me giré hacia el lado de Harry. Tenía la intención de dormir todo el viaje. Necesitaba todo el descanso que pudiera conseguir para reunirme con los padres de Ele. Harry se recostó y levantó el brazo para que me pudiera apoyar en su pecho. Sus dedos rozaron mi cuello repetidamente mientras intentaba llenarme con su calma.

Dormí tan bien que parecía irreal.

Cuando abrí los ojos, nos encontrábamos de regreso en Tennessee. Me froté los ojos y eché un vistazo a la mujer que insistía en vociferar tan fuerte las noticias. Harry y yo nos abrimos camino más allá de Bish y Jen, hacia papá. Él y Fiona eran tan nuevos como ellos, pero menos obvios. Mi papá siempre fue dulce con mi mamá, pero en casa. No podía imaginarlo como alguien de demostraciones públicas de afecto, así que no me sorprendió que sólo se sostuvieran las manos mientras salían de sus asientos. Le sonreí y me sonrió en respuesta. Hombre, la vida era diferente. Me dirigía a casa no con una, sino dos parejas recién imprimadas, y dejamos un nuevo grupo en el palacio.

Las cosas dieron un giro para los Virtuosos y se pusieron de cabeza para mí. Intenté no pensarlo mucho. No quería que Harry sintiera más culpa.

Cuando llegamos a casa de papá y me deslicé dentro, entré en shock. Papá quitó todas las cosas que mamá usaba para convertirla en un hogar. Las fotos de las paredes fueron reemplazadas por unas en las que sólo estábamos nosotros, sin ella.

Las lámparas con volantes y las baratijas tontas fueron tiradas. Todo lo que quedaba era normalidad por la que me sentía agradecida. Papá siguió adelante, y al parecer, justo a tiempo. Probablemente hubiera sido raro para Fiona venir a una casa repleta con la cara de otra mujer.

Lo miré. —Estuviste muy ocupado mientras me fui, ¿eh?

—Estás enojada, ¿no? Te guardé algunas cosas, las puse en tu cama. Y esto —Señaló el gran espejo que encontraron juntos en un lugar de antigüedades—. Pensé que tal vez lo querrías para la casa que vas a compartir con Harry.

—Gracias, papá —tarareé—. No, no estoy enojada. Creía que ya era

hora.

Me abrazó con un brazo, pero no era suficiente. Lo abracé por la cintura como la pequeña que era y apreté. Me agarró para mantenerme cerca y susurró—: Lamento lo de Eleanor, nena.

Asentí. —Voy a ver ahora a sus padres.

—¿Quieres que vayamos?

—No —insistí. Iba a ser lo bastante duro afrontarlos sin audiencia—. Puedes venir conmigo mañana a la visita, ¿bien?

—Está bien. Lo que quieras.

—Esto les dará tiempo para instalarse. —Miré a Fiona mientras se apartaba a un lado, regia y en silencio—. Dormiremos en casa de Harry esta noche. —No añadí más. No quería entrar en detalles íntimos de eso.

—Y yo sólo vine para buscar algunas cosas —espetó Bish—. Supongo que me quedaré un rato con Jen en casa de Peter.

—No te desmayes cuando veas el lugar —le dije—. Es enorme.

No sonrió, pero vino a darme uno de sus grandes abrazos de oso que extrañaba.

—_______ —suspiró ante la pérdida de palabras. Su mente se encontraba literalmente en blanco sin nada consolador qué decir. Negué con la cabeza para decirle que me encontraba bien. Besó mi mejilla y dijo—: Nos vemos después, ¿no? ¿En casa de Peter?

—No —dije y miré a Harry—. Pensé en quedarnos en nuestro apartamento, si eso está bien.

Asintió y me dio una mirada. —Por supuesto.

—De esa forma tú también puedes acomodarte, sin nadie que te distraiga.

Y otra vez, lo dejé ahí.

—Si es lo que quieres —contrarrestó Bish—. Vendremos mañana, para la visita.

—Seguro. —Harry aún tenía nuestras bolsas en las manos. Me di cuenta de que ni siquiera teníamos un auto aquí. La moto de él se hallaba en casa del tío Ken. Desvié mi mirada hacia papá—. ¿Podemos dejar aquí nuestras cosas y regresar después?

—Por supuesto.

Asentí. —De acuerdo. Estoy lista cuando tú lo estés —le dije a Harry, el guardaespaldas siempre estoico. Sacudí el llavero que me dio en el bolsillo delantero de su sudadera. Sonó contra el brazalete de estrella que remplazó al equipo de 25 Hour Sillet y me recordó que no importaba lo que sucediera a partir de ahora, tenía gente que me amaba y se preocupaba de si era feliz o no.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora