CAPÍTULO 4: "Quizás, no esté preparado".

148 8 13
                                    

Me encontraba en la terraza de palacio, el único sitio en el que sentía que no había presión y que no era quién era. Cuando las cosas no iban bien me podía pasar los días ahí, pensando a donde quería que fuera mi vida pero también trataba de recargar la paciencia que agotaba mi padre.

Nuestra relación cada vez iba a peor y no entendía el por qué. Era como si una parte de de él evitara tener afecto hacia mí y yo había llegado un momento en el que me había habituado a sus desplantes.

Sentí una mano sobre mi hombro y me giré para encontrarme con mi mejor amigo. Dimitri era el único amigo que había tenido desde que era niño, nos conocimos porque su madre es la mejor amiga de mi madre y también son parte de la nobleza de Agni. Era todo lo contrario a mí; despreocupado, vivía el momento y siempre actuaba por impulso. Le envidiaba en su forma de ser pero también en que él había podido vivir miles de cosas que yo no había podido por el hecho de pertenecer a esta familia. Muchas veces pensaba que yo no estaba preparado para vivir durante toda mi vida entre las paredes de este castillo y me angustiaba la idea de no poder pasear por las calles de mi pueblo sin miedo a que me mataran y sin poder disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Era joven pero por dentro me sentía como un anciano que solo esperaba una ilusión para poder volver a creer en él mismo.

—Al final te voy a llamar el príncipe triste—comentó Dimitri situándose a mi lado mientras se apartaba su pelo rizado de la frente.

—He vuelto a discutir con mi padre—hablé haciendo que negara con la cabeza.

—¿Otra vez? —preguntó mirándome—Parece que no te va a poner las cosas fáciles—expresó girándose y apoyándose en la barandilla que nos separaba del vacío.

—¿Qué más tengo que hacer, Dimitri? —cuestioné sin esperar respuesta—Llevo toda la vida intentando hacer que se sienta orgullo de mí, intentando sacar las mejores notas, saber todo de este país y pensar en lo que puedo hacer para mejorarlo pero parece que eso no es suficiente para él.

—Quizás tengas que enfrentarte a él y ver a donde os lleva esa conversación—me sugirió una vez más como había hecho durante otras veces.

—Ya sabes que no puedo porque mi madre está en medio—contesté pensando en ella. Mi madre era lo único por lo que yo seguía adelante. Era la mujer más dulce que había conocido, siempre me apoyaba y aunque no lo dijera sabía que no estaba de acuerdo en el comportamiento que tenía mi padre conmigo. Ella también había tenido que cortar sus alas al cansarse con él porque nunca se quisieron pero la obligaron a casarse, había tenido que renunciar a sus sueños, a su adolescencia y quizás a algún amor verdadero. En sus ojos podía vislumbrar la amargura de haber tenido que vivir una vida que no quería e incluso a veces pensaba que mi madre un día se cansaría y abandonaría este ridículo circo pero no lo hacía por mí. Todos sus problemas con mi padre habían acabado en una terrible depresión, de la que en ocasiones era capaz de salir y en las que otras acababa estallando como una granada. Y en ese momento era uno de ellos, estaba con los nervios de punta por los últimos ataques a palacio y la muerte de nuestro guardaespaldas de confianza.

—Tu madre estará feliz, si tú lo estás—dijo intentando darme fuerza.

—Y no se le va de la cabeza el tema del matrimonio.

—¿Te puedo decir algo? —preguntó riéndose mientras yo asentía—Aquí dentro es difícil que encuentres a ese alguien que tú quieres. Necesitas vivir, conocer y sentir lo que te transmiten otras personas que no sean tu familia o yo—me aconsejó diciéndome algo que yo ya sabía.

—Mi padre no aceptaría que me casara con cualquiera, tiene que ser alguien que el señor Fidel acepte sino no habrá matrimonio.

—Así es que mi mejor amigo sueña con el amor—habló Dimitri pasándome su brazo por mis hombros.

—No es que sueñe con él Dimitri, es que siento que nadie me entiende, que nadie entiende lo que vivo salvo tú y me gustaría que apareciera alguien que valorase todos los sacrificios que hago por personas que ni conozco, alguien al que poder contarle lo que me preocupa, alguien que me pueda hacer sentir cosas nuevas.

—Si esta en tu destino, aparecerá amigo.

—¿Y a ti qué tal te va con Aleksandra? —pregunté intentando descubrir si ya había finalizado su última conquista. Dimitri era muy mujeriego y siempre acaba embaucando alguna mujer que soñaba con que él la hiciera sentir única.

—No sé como se me ocurrió fijarme en ella—comentó—A mí también me gustaría que apareciera alguien diferente de las chicas que conozco, un soplo de aire fresco no me vendría mal—sonrió mirándome.

—Vaya... mi amigo el mujeriego parece que quiere asentar cabeza—bromeé haciéndole de rabiar.

—No tiene por qué ser ya—dijo haciéndome sonreír porque parecía que siempre sería el mismo chico alocado.

—Ojalá hubiera podido salir de palacio para vivir un montón de aventuras contigo.

—Algún día lo haremos—me prometió haciendo que imaginara ese día.

—¿Qué se dice ahí fuera sobre los ataques a palacio? —pregunté con curiosidad.

—Hay varias opiniones...unos que opinan que esos ataques deben ser castigados y otros que piensan que tu padre se lo merece por su actitud con el pueblo sobre todo la gente más pobre—respondió aclarando mis sospechas.

—Entiendo a toda esa gente porque yo opino lo mismo que ellos—expresé preocupándome porque tendría que hacerme cargo de un pueblo que odiaba a mi familia—Ojalá algún día pueda hacerlos cambiar de opinión—dije en modo de deseo.

Amaba a mi pueblo y no quería que el gobierno de mi padre se convirtiera en una dictadura para ellos. Sabíamos que mi padre no estaba haciendo las cosas bien pero estaba en mis manos cambiarlas. Y lo iba hacer, costase lo que costase.

Espero que os guste este capítulo. A mí me gustó mucho escribirlo porque conocemos el mundo interior de Uriel, que creo que es muy bonito. 

¿Creéis que será capaz de enfrentar a su padre?

¿Qué pensáis que pasará?

¿Os ha caído bien Dimitri? Os he dejado una foto de cómo me lo imagino, es una personaje súper divertido que nos va a dar muchos momentos.

Gracias por darla una oportunidad más a mi novela. Por cierto, el viernes tendréis un capítulo extra. 

¡Nos leemos!

La vengadora de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora