Capítulo 31: Podría elegir.

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Al día siguiente me levanté muy temprano y comencé hacer mis tareas de todos los días. Alaia me había acompañado durante mis cortos trayectos por palacio pero sin mirarme ni dirigirme la palabra. Había hablado con mi madre para decirle que al día siguiente se iría, aprovecharía que era su día libre para marcharse, para dejar de formar parte mi vida.

Y yo seguía siendo un cobarde que pensaba que llevaba razón, que no me había pasado con mis palabras y seguía pensando que mi orgullo y la sed de venganza me ayudarían a sentirme mejor y lo que no sabía es que me estaban haciendo más daño. 

Me estaba volviendo loco, no dormía porque era el único momento del día en el que podía aprovechar para pensar en ella y dejar atrás todo el rencor. No podía olvidarme de aquel beso, de todas nuestras conversaciones que me calaban por dentro y dejaban una parte de ella en mí. Todo aquello era lo que me iba a quedar cuando se marchara, recuerdos.

Cuando terminé de hacer todas mis responsabilidades, envié a un soldado con un mensaje para Dimitri. Me apetecía verle y desahogarme con él. Al fin y al cabo era mi mejor amigo, era la única persona que me entendía en el mundo y él único que podía decirme todo aquello que hacía mal.

Lo esperé en uno de los porches de palacio porque hacía bastante frío como para salir fuera al patio. Alaia se encontraba allí dentro conmigo, porque todo era de cristal por si en algún momento alguien decidía atacarme.

—¡Ya estoy aquí!—exclamó mi mejor amigo entrando por la puerta sonriendo mientras me hacía dejar de mirar a Alaia.

—Bienvenido—dije mientras me levantaba para saludarle con un abrazo cuando me di cuenta de que llevaba la cara magullada—¿Qué te ha pasado?—pregunté preocupado.

—Hola amiga—saludó a Alaia mientras ella se acercaba a nosotros—Líos de faldas—contestó tranquilamente sin importarle.

—Hola Dimitri—respondió ella sonriendo—Si no fueras un don Juan, esas cosas no te pasarían—bromeó ella haciéndole reír a Dimitri—¿Puedo marcharme a mi habitación?—preguntó seriamente haciendo que en el ambiente se volviera a instalar la tensión.

—Si pero antes ve a la cocina y pide que nos traigan unos cafés.

Miré la puerta para ver como se marchaba y entonces mi amigo me dio una patada por debajo de la mesa.

—¿Soy yo o hay tensión entre vosotros?

Ante su pregunte decidí contarle todo lo que había pasado en aquellos días en mi vida y en mi relación con Alaia. Durante todo mi relato estuvo callado y cuando acabé se quedó durante un rato en silencio hasta que decidió hablar.

—No me puedo creer todo lo que me has contado es de locos—comentó levantándose de la silla para dar una vuelta por el espacio—¿Cómo estás con todo esto?—preguntó preocupándose por mí.

—En algunos momento siento que no tengo fuerzas para enfrentarme a todo lo que viene y en otros siento que tengo que luchar por esto—le expliqué mientras miraba mis manos por los nervios—Me siento dolido porque me hayan mentido pero también liberado porque ella decidiera decirme la verdad—confesé lo que llevaba pensando varios días.

Cuando iba a contestarme llamaron a la puerta, di permiso para que entraran y entró Dasha con una bandeja con los dos cafés.

—Buenas tardes Alteza, les traigo sus cafés—asentí mientras veía como Dimitri miraba a Dasha y ella se ponía nerviosa—¿Necesitan algo más?—preguntó tímidamente mientras dejaba lo que había traído en la mesa.

—Necesito saber si te gustaron las flores—interrumpió mi mejor amigo haciendo que lo mirara extrañado porque me había perdido algo.

—No necesitaba que me mandara flores, lo único que necesita es cuidarse y dejar de meterse en líos—contestó Dasha con carácter.

—No me puedes pedir eso, después de curarme con la delicadeza que lo hiciste—volvió hablar Dimitri sonriéndole a Dasha.

—Lo hice lo mejor que pude—volvió a responder ella mientras cogía la bandeja para irse—Si me disculpan...—se despidió ella antes de salir por la puerta.

—Te disculparía todo—susurró mi amigo mirando la puerta por la que había desaparecido aquella doncella.

—¿Qué ha pasado aquí?

—Fue la noche del baile cuando me atacaron los hombres del marido de la última mujer con la que he estado, ella me encontró tirado y me llevó a su habitación para curarme—me explicó para entender su —Y le mandé unas flores como agradecimiento—terminó de hablar.

—¿Y te gusta?—cuestioné mirándolo a los ojos.

—¿Qué?—respondió sorprendido—Claro que no, es una doncella—se excusó en lo típico.

—Una doncella muy guapa y con carácter—le contesté yo tratando de insistir.

—Me he fijado—reconoció serio.

—No quiero que juegues con ella, Dasha es una chica muy frágil. Además, es amiga de Alaia y como se entere que le haces daño te las vas a tener que ver con ella—le advertí haciendo que sonriera.

—¿Vas a dejar que se vaya?—preguntó refiriéndose a la protagonista de mis problemas.

—No puedo cambiar sus decisiones—contesté sabiendo lo cabezota que era.

—¿De verdad piensas lo que le dijiste?—cuestionó esperando que yo le contestara—Alguien que no te quiere, no te salva la vida en numerosas ocasiones. Alguien que no te quiere, no mira por tu felicidad. Alguien que no te quiere, no está contigo cuando todo va mal. Alguien que no te quiere, no se arriesga a besarte. Recuérdalo, Uriel—habló haciendo que algo dentro de mí cambiara.

—Es que ese beso lo cambia todo—respondí con media sonrisa—Pero luego pienso que aunque se queda, ella y yo no tenemos futuro—confesé uno de mis peores pensamientos.

—¿Por qué piensas en el futuro? Cuando tienes a la chica que quieres en tu vida, en este momento—llevaba razón en todo lo que decía—Te puedes enfrentar a todo tu pasado, a tu padre y ganar la batalla pero si en esa victoria no está Alaia acompañándote, nada va a merecer la pena—dijo apoyando su mano en mi hombro en señal de apoyo.

Ese consejo me valió para darme cuenta de que si luchaba y conseguía todo lo que me querían arrebatar, sería el rey de Agni pero me faltaría lo más importante, el amor de Alaia. Porque si conseguía enfrentarme a Fidel y convertirme en el rey de mi país, podría elegir a la mujer de mi vida para estar en ella. Tenía que luchar, pero ya no iba a luchar por un trono o una corona sino que iba hacerlo por la que sería la mujer de mi vida en un futuro. 

¿Pensáis que Uriel se disculpará con Alaia?

¿Qué pensáis que pasará?

Espero que os guste...

¡Nos leemos!

La vengadora de cristal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora