Todos estos días al lado de Alaia me habían servido para darme cuenta de muchas cosas pero sobre todo de conocerla. Llevaba todo el día evitando hablar conmigo a pesar de que íbamos juntos a todos sitios y no me miraba a los ojos, como si tuviera miedo hacerlo por si en una de esas yo terminaba descubriendo su verdad. Por no hablar de que la noche anterior no estuvo en su habitación ni en palacio porque la busqué por todos los rincones. No podía dormir, entonces pensé en que estaría dispuesta a escucharme y a decirme que todo iría bien aunque yo no creyera en aquella frase, pero si salía de sus labios ya la daba por cierta.
Se había escapado de palacio y no me había contado nada. Alaia estaba escondiéndome algo o eso sentía yo al mirarla. De repente, había surgido un nuevo muro entre los dos y lo peor de todo es que yo no sabía que habíamos hecho mal para que de nuevo hubiera una distancia entre nosotros. La observaba mientras ella leía un libro en la otra punta del jardín mientras yo revisaba unos papeles en una de las mesitas del jardín. Levantó la cabeza y me vio que la estaba mirando, le hice un gesto para que se acercara.
Cuando estaba llegando a mi lado, me di cuenta de que su aspecto había mejorado desde que estaba en palacio. Sus mejillas tenían un color rosado que me moría por acariciar, sus ojos estaban más vivos que nunca y su cuerpo era digno para perderse en él. Me sorprendía el pensar en aquello pero era lo que Alaia provocaba en mí.
—¿Dónde estuviste anoche?—pregunté directamente una vez que la tuve en frente.
—¿Durmiendo?—dijo irónicamente.
—Alaia, no mientas más—hablé seriamente—Estuve en tu habitación y no estabas—le aclaré para que supiera que sabía que no había estado en palacio.
—Necesitaba salir, estaba agobiada. Estos días han sido un poco difíciles—me explicó mientras se sentaba a mi lado.
—¿Dónde fuiste?—volví a preguntar haciendo que subiera sus ojos para arriba en señal de cansancio.
—Fui a caminar por el bosque Uriel, no fui a ningún lado—contestó enfadada.
—Si solo saliste a caminar... ¿por qué me mientes?—le pregunté haciendo que dudara.
—Porque no quiero que te preocupes por mí.
—¿Ha pasado algo más?—pregunté dándole un toque en la rodilla para que me mirara.
—He encontrado a mi padre—contestó mirándome a los ojos.
—¿Quién es?—pregunté con curiosidad.
—No puedo decírtelo Uriel—habló con la voz entrecortada—Pero quiero que me prometas que confías en mí y que me vas a dar tiempo para contarte todo—me pidió con los ojos arrasados de lágrimas haciendo que me muriera por abrazarla de nuevo. Me acerqué a ella para tenerla más cerca y así poder perderme en sus ojos.
—¿Y si te digo que confío más en ti que en mí?—le confesé tomando su mano por debajo de la mesa para que nadie nos viera—Cuando te tengo así de cerca parece que todo se nubla y mi cordura ese pierde entre esa niebla—dije mirando sus labios—El tiempo es nuestro por lo que no voy a obligarte a que me cuentes nada—hablé mientras ella se separaba porque un soldado pasaba por el jardín.
—Tienes que confiar en ti porque eres la única persona que vas a estar ahí siempre para ti—me aconsejó mientras apretaba mi mano.
—¿Tú no vas a estar siempre conmigo?
—En mi vida los siempre han durado relativamente poco, por ello no creo en la eternidad—contestó intentando sonreír.
—Tú me has hecho creer en los milagros y ahora yo te voy hacer creer en la eternidad—dije en forma de promesa.
—¿Por qué te he hecho creer en los milagros?—preguntó con curiosidad.
—Porque hace unos meses le pedía a la vida nuevas emociones, cambios o algo que hicieran que mi vida tuviera sentido y una noche oscura llegaste para defenderme de todo lo malo que me rodeaba—sentía como su mano apretaba tanto la mía que dolía y miré nuestras manos entrelazadas.
—Tengo muchas ganas de abrazarte pero no puedo, por eso aprieto tu mano—me explicó mirándome a los ojos—Perdón por no decirte que iba a salir—dijo arrepentido.
—No me voy a enfadar porque salgas, pero al menos dime que te vas cuándo lo hagas, para que no me preocupe—le pedí cariñosamente.
Aquella conversación hizo que nos diéramos más cuenta de que lo que nos unía no era una mera amistad sino que iba más allá de una simple conexión. Alaia sentía y pensaba en muchas cosas de las que yo todavía no era parte pero me gustaba que fuese así porque era bonito ir descubriendo poco a poco todo lo que había dentro de ella, como si fuese un acertijo. Sabía que el hecho de encontrar a su padre había sido muy fuerte para ella porque era una deuda pendiente que tenía desde que era niña y por ello no la iba a presionar. Aunque sabía que lo que Alaia escondía iba más allá de su padre, había todo un mar de preocupaciones en su mirada y muchas veces me preguntaba si sería por mí. Quizás le daba miedo el hecho de donde estaba yendo nuestra relación o mi padre la había amenazado, no sabía que pensar pero todo aquello me daba igual porque daba igual lo que escondiera si cada día me sentía cómo me había sentido teniéndole tan cerca como aquella tarde. Estaba cerca en cuanto a espacio pero sobre todo estaba cerca de mi corazón y eso era lo que más me importaba.
¿Os ha gustado la conversación entre Alaia y Uriel?
¿Pensáis que Alaia será capaz de contarle la verdad a Uriel?
¡Espero que os haya gustado!
¡Nos leemos!
![](https://img.wattpad.com/cover/219480451-288-k73394.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La vengadora de cristal.
Teen FictionUriel, el próximo príncipe de Agni, necesita un nuevo guardaespaldas debido a que el suyo ha muerto en los últimos ataques de los rebeldes a palacio. La vida le sorprenderá trayendo a su vida a Alaia, la que siempre tuvo de compañero al abandono, s...