Sentía cómo los párpados me pesaban, cómo mi cuerpo se despertaba después de un largo letargo y cómo mi cabeza estaba perdida en la oscuridad. Abrí los ojos poco a poco y tuve que cerrarlos a consecuencia de la luz que había en el espacio, los volví abrir muy despacio y me di cuenta de que estaba en mi habitación de palacio.
No recordaba nada, solo que los rebeldes habían atacado palacio y de que luché con uno de ellos hasta caer al suelo. También me acordé de qué le salve la vida a Uriel cuando iba a ser apuñalado por uno de aquellos criminales.
—¡Te has despertado!—exclamó Dasha apareciendo en mi campo de visión—Los rebeldes se han ido, los soldados de palacio te encontraron desmayada en uno de los pasillos—me contó haciendo que recordara que había sentido cómo me tapaban la nariz.
—¿Estás bien?—pregunté preocupada por ella porque sabía lo que le afectaba la llegada de esos insurrectos.
—Me puse un poco nerviosa pero estaba con la reina en el momento en el que empezó todo, me obligó a bajar con ella al refugio real y estuvo en todo momento conmigo—me explicó haciéndome sentir ternura por los actos de bondad que había tenido con ella la reina Olya.
—Me alegro que estés bien—dije poniendo una de mis manos encima de las suyas—¿Los demás están bien?—pregunté interesada.
—Sí—me confirmó dejándome más tranquila—Uriel ha estado muy preocupado por ti, nos contó que le habías salvado la vida—apuntó haciéndome sorprender.
—¿De verdad?—pregunté asombrada mientras Dasha asentía—Ojalá esto sirva para que nadie vuelva a dudar de mí—comenté contenta.
—¿Sentiste miedo?
—Al contrario, sentí que era fuerte y que saldría de aquella batalla—le expliqué recordando como me sentía, entonces recordé aquellas últimas palabras que escuché antes de dormirme.
—¿Pasa algo, Alaia?—cuestionó preocupada por mi cambio de actitud.
—Uno de los hombres que estaba cuando me dormí, me recordó a alguien que conocía. Era como si hubiera escuchado aquella voz mucho antes.
—Quizás por los golpes pensaste que era alguien al que conocías—dijo intentando que no me pusiera nerviosa por ese recuerdo.
—Puede ser—me limité a contestar.
—Voy avisar de qué has despertado, todos estaban preocupado—habló mientras recogía todas las gasas que había en la mesita.
—¿Tengo muchas heridas?—pregunté tocándome el rostro.
—Solo son heridas de guerra—bromeó mientras salía de la habitación.
—Gracias por cuidarme Dasha.
Me contestó sonriendo mientras se iba para dejarme sola. En el momento en el que me quedé sola recordé esas palabras que había escuchado.
"Volveré a por ti."
Cada vez que las recordaba sentía cómo todo mi cuerpo se estremecía, cómo todo dentro de mí se alteraba y cómo mi cabeza quería encontrar las respuestas a aquel misterio que tenía forma de persona. Era cómo si me conociese, cómo si supiera quién soy o cómo si tuviera una deuda conmigo. No es que hubiera conocido muchas personas a lo largo de mi vida porque de mi pasado solo me acordaba de mi familia, de Diego y de algún compañero del colegio pero a nadie más.
De repente, una pregunta se me vino a la cabeza...¿y si aquel hombre era mi padre? No había podido fijarme en su rostro pero aquella voz era como si hubiese formado parte de mi vida durante mucho tiempo. La voz de papá había sido algo que había querido, odiado y anhelado durante mucho tiempo, no podía olvidarla con tanta rapidez. Recuerdo que cuando era niña, quería olvidarme de él pero a la vez no podía. Cada noche que me iba a dormir recordaba su voz mientras me contaba una de sus historias, su voz mientras me regañaba para hacerme ver en lo que me había equivocado o su tierna voz cuando me decía que era lo más bonito que tenía en su vida.
Él no podía ser parte de aquella causa. No sería capaz de intentar matar o asustar a tantas personas, entonces mi cabeza me recordó que había sido capaz de abandonarnos a mi madre y a mí, por lo tanto, no era una persona que se preocupara por el sufrimiento de los demás. Aún así, no podía ser él porque se hubiera quedado a pedirme explicaciones o a intentar explicarme su huida.
La tensión acumulada de aquellos días me estaba haciendo desvariar y no podía permitir que mi inseguridad ahora me traicionara. Las cosas poco a poco estaban colocándose en su sitio, mi relación con Uriel había mejorado y podíamos mantener conversaciones normales, le había salvado la vida y el rey tendría que aceptar mi valía. Además, había conocido a Dasha, con la que cada vez tenía más confianza. Aquella idea tenía que desaparecer de mi cabeza porque aunque estuviera sola en el mundo, no quería saber nada de mi padre porque por él había tenido que sufrir todo lo que sufrí, si él hubiera estado podría haber evitado que me convirtiera en un ser frío y calculador, que solo le importaba ella misma.
Escuché unos suaves golpes en la puerta haciendo que saliera de mis pensamientos. La puerta se abrió y apareció Uriel.
—¿Puedo pasar?—preguntó sin entrar en la habitación—Te prometo que no te voy a meter en problemas—dijo haciéndome sonreír.
—Si es así, puedes pasar—contesté mientras me reincorporaba en la cama.
—¿Estás bien?
—Sí, de hecho no te has conseguido deshacer de mí—bromeé haciendo que fuera él el que sonriera en esta ocasión.
—He estado muy preocupado, no quería que te pasase nada después de salvarme la vida—confesó haciendo que sintiera una leve ternura ante sus palabras.
—Fue divertido, necesitaba un poco de acción dentro de tanta rutina en palacio.
—Solo a ti te gustaría enfrentarte a esos tipos—habló mientras se sentaba a mi lado en la cama haciéndome poner nerviosa.
—Al fin y al cabo es lo que me gusta hacer.
—Gracias por salvarme la vida—me agradeció mirándome a los ojos—Esta mañana has vuelto a sorprenderme, en ningún momento has dudado. Solo pensabas en mí y en cómo sacarme de allí—dijo recordando cómo había sido todo esa mañana.
—Es mi trabajo Uriel, no podía dejarte morir porque mi trabajo aquí hubiera terminado—sentencié haciéndole sonreír.
—A lo mejor mi padre te hubiera dejado quedarte—propuso intentando ponerle humor a la situación.
—Sabes muy bien que no—le contesté siendo realista—Ni que te haya salvado la vida, va hacerle cambiar la opinión que tiene de mí—sabía que llevaba razón porque no tardó en asentir.
—No puede hacer que te vayas porque ahora yo soy el que quiere que te quedes—soltó dejándome sin palabras.
—Gracias—contesté sin saber que decir.
—Te dejo descansar, ha sido un día muy duro—se anticipó a despedirse mientras se levantaba—Buenas noches Alaia—me miró antes de dirigirse hacia la puerta.
—Buenas noches.
Salió de mi habitación haciendo que con su marcha, se escapara un suspiro de mi boca. Uriel me desconcertaba tanto, unas veces podía resultar la persona más desconfiada del mundo y otras veces era demasiado amable conmigo. No sabía por qué lo hacía, si se trataba de alguna estrategia para mantenerme callada o lo hacía sinceramente pero lo que si sabía es que cada vez me parecía alguien mejor, con el que se podría hablar pero sobre todo me resultaba alguien realmente interesado en cambiar las cosas porque en él podía ver las ganas de querer hacer avanzar este país, las ganas de querer que todo nuestro pueblo avanzara.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Espero que os haya gustado.
¡El domingo capítulo nuevo!
¡Nos leemos!
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La vengadora de cristal.
Teen FictionUriel, el próximo príncipe de Agni, necesita un nuevo guardaespaldas debido a que el suyo ha muerto en los últimos ataques de los rebeldes a palacio. La vida le sorprenderá trayendo a su vida a Alaia, la que siempre tuvo de compañero al abandono, s...