Nunca había sentido tanto miedo como sentí aquella noche, nunca me había sentido tan vulnerable ante la posibilidad de poder perder a la persona a la que quería pero sobre todo nunca había tenido tan cerca a la muerte. Fue si como su presencia nos susurrara a todos que estaba ahí aunque no la viéramos, que podía aparecer en cualquier momento y lugar y que podía cambiar una vida que ya estaba totalmente planeada.
Estaba amaneciendo mientras pensaba en todo aquello, podía sentir los nervios por todo mi cuerpo y sentía que ese iba a ser el día más duro de toda mi vida si las cosas no salían bien. Después de que dispararan a Alaia la trajimos al campamento de los rebeldes rápidamente porque había perdido mucha sangre. Uno de los rebeldes que era un antiguo médico la estaba atendiendo y llevaba horas operándola. Afuera de la tienda de campaña Nick y yo esperábamos recibir noticias de la mujer que nos había revolucionado la vida. No me hizo falta preguntarle para saber que estaba enamorado de ella porque era evidente que tenían una conexión especial, lo había podido comprobar aquella noche.
—¿Crees que aguantará? —pregunté haciendo que levantara la cabeza para mirarme.
—Sé que va a luchar por vivir porque ella quería hacerlo—respondió seguro mientras se levantaba del suelo.
—Ahora tenía algo más por lo que luchar—comenté refiriéndome a él.
—¿Estás hablando de mí? —preguntó extrañado y yo asentí—Te quiere a ti...¿o no te ha quedado claro? —volvió a cuestionar acercándose a mí.
—Sé que me quiere como yo la quiero ella...—empecé a hablar—Pero contigo es feliz y conmigo no lo es—le dije para intentar que me entendiera.
—Deberías de ser más valiente cuando se trata de ella—me aconsejó Nick haciendo que lo mirara porque no entendía lo que quería decirme con eso—Eres muy valiente cuando se trata de tu pueblo o cuando se trata de tu padre pero cuando se trata de Alaia es como si te bloquearas o no sé...—expresó haciendo que lo mirara porque iba hablarle sinceramente.
—Me vuelvo cobarde porque sé que ella no podría aguantar una vida como la mía—le expliqué—Alaia tiene unas alas muy grandes, con las que puede volar a donde quiera y conseguir lo que se proponga pero ella aún no las ve—sonreí porque sabía que era el único que podía verla de esa manera—Y no quiero impedir que viva por quererme—concluí.
—Eres más generoso de lo que pensaba.
—Creo que ambos nos hemos equivocado con el otro—le contesté intentado calmar la tensión que había entre nosotros.
Cuando Nick iba a contestarme Vicktor salió de la casa de tela con toda su ropa manchada de la sangre de su hija. Nos miró a ambos y con una mirada llena de emoción pronunció las palabras que mi corazón se moría por escuchar.
—La hemos salvado.
—¿De verdad? —pregunté sin poder creerlo.
—Necesita descansar unas horas porque ha sido una operación larga pero se recuperará Uriel—me contestó mientras ponía una de sus manos en mi hombro en señal de apoyo.
—¿Puedo verla?
—Está muy débil—comentó mirándonos a ambos—Además, tú debes volver a palacio porque sino tu padre te descubrirá—me indicó haciéndome ver que no podía perder el tiempo.
—Ese hombre me ha visto, no tardará en ir a contárselo a Fidel—dije refiriéndome al tipo que había disparado a Alaia.
—Hemos conseguido atraparlo—me comunicó haciéndome sonreír.
—Vuelve a palacio—me ordenó el padre de Alaia—Cuando Alaia se despierte y se encuentre mejor la llevaremos a palacio sin levantar sospechas mientras tanto invéntate que ha tenido que salir—apuntó su padre mientras yo asentía.
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La vengadora de cristal.
Fiksi RemajaUriel, el próximo príncipe de Agni, necesita un nuevo guardaespaldas debido a que el suyo ha muerto en los últimos ataques de los rebeldes a palacio. La vida le sorprenderá trayendo a su vida a Alaia, la que siempre tuvo de compañero al abandono, s...