Capítulo 63.

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Noviembre 17, 2013

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Noviembre 17, 2013.

Tres malditos días y aún no tenían ni idea de dónde podía estar Mía, ni cómo estaba, esa gente no quería un rescate, de ser así, hubiesen llamado en las primeras 24 horas, aún seguían esperando que se comunicaran, pero nada pasaba.

Maldita sea la hora que tuvo que salir de la ciudad, maldito sea el momento en que Diabla apareció, maldita sea todo.

No podía volver a pasar por eso, otra vez no, no podía soportar tanta angustia, quería a su pequeño ángel de vuelta con él, tomarla en sus brazos, llevarla a la playa como le había pedido antes del momento cero.

Así lo había llamado Diabla al momento en que se llevaron a Mia y no pudieron evitarlo, momento cero.

Le habían perdido el rastro y solo quedaba armar una línea de tiempo de todo lo que había hecho la gente de Cervantes desde el momento cero para poder rescatarla.

Se encontraba prácticamente sin dormir desde que ocurrió todo, llegó directo al bar donde estaba Diabla con Ethan, no la encontraron en las dichosas cabañas, incluso habían cancelado la reserva que habían hecho días atrás.

Le habían perdido el rastro.

Quiso matarla.

Por primera vez sintió tanto odio que incluso se asustó de ello.

Su pequeña no podía pagar las consecuencias por culpa de esa intrusa.

Se levantó del sofá y estiró la espalda, se sentía agotado, pero era incapaz de pegar un ojo sabiendo que Mia estaba desaparecida.

Caminó por el lugar y vio a Ethan salir de la cocina con una taza de café, la cual le recibió gustoso cuando se la ofreció.

—Tía volvió a la delegación —le anunció despacio.

Ethan era quien más afectado se encontraba, no paraba de culparse por todo lo que pasaba.

—¿Qué ha dicho la policía? —Preguntó dando un sorbo al café.

Él negó con la cabeza y bufó.

La policía no había hecho nada, sólo abrieron una investigación pero para ellos todo lo que hacían era inútil.

Diabla estaba haciendo más aunque también parecía ser poco.

Darle la noticia a Margaret e ir a la policía fue todo un proceso, la señora entró en negación y comenzó a llamar como loca a Mia esperando que esta le respondiera.

Se culpaba también por haberla descuidado tanto, por no hablar con ella, ni saber nada de su vida para poder ayudar en la investigación.

Cuando pusieron la denuncia, la policía procedió a hacerle una serie de preguntas básicas acerca de su vida, horarios, amigos, ambientes, lugares frecuentes, ella no tenía idea de donde estaba Mia al momento del secuestro, Ethan procedió a dar todas las respuestas y explicar cómo había sido el momento del secuestro (omitiendo la parte en donde Diabla llegaba con sus amigos) ahí Margaret entró en otra crisis, diciendo ser tan mala madre, que no sabía siquiera dónde se movía su hija.

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