Capítulo 68.

25 5 0
                                    

Noviembre 29, 2013

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Noviembre 29, 2013.

Olvido: Acción voluntaria o no, de dejar de recordar.

Eso hacía.

Olvidar todo lo que había pasado en ese lugar desde que me habían raptado.

Ya no me sentía con fuerzas ni ánimos para pelear contra ellos, había sido sometida, atada, golpeada, abusada, ultrajada, torturada. Dejé de pedir clemencia al ver que estas personas no conocían su significado.

Me sentía sucia, no por la falta de higiene, sino por la cantidad de veces que había sido tocada sin mi voluntad.

Tenía un deseo irrefrenable de matarlos a todos, de cortar en pedazos sus partes y dárselas de comer a cada uno de ellos.

Tenía miedo de mí, de mis pensamientos y sentimientos, era buena, siempre había sido buena, veía siempre el lado bueno de las personas, no guardaba odio, ni rencor, tenía que ser buena.

Esas personas despertaron una fiera en sentí que no sabía que tenía guardada, me siento molesta por ello, no merecían siquiera mis sentimientos negativos, no podía darles el poder de nada.

Al principio solo iba el sujeto de sonrisa siniestra, hacía lo que quería conmigo y se iba, lloraba luego de ello y pasaba horas en el baño tallando mi piel, tratando de quitar la sensación de sus manos en mi cuerpo.

Luego comenzó a llevar hombres con él, fue el inicio de un círculo vicioso que me mantenía con una sensación de asco permanente.

Algunas veces se quedaba a ver como me usaban.

Algunos eran agresivos y me golpeaban mientras me penetraban con fuerza, había quedado ronca hacía días de tanto que gritaba para que me soltaran, pero tuve que dejar de hacerlo, el que gritara y me rehusara les generaba placer.

Les daba involuntariamente lo que querían.

Dejé de pelear y desconecte mi mente de todo, no quería que tuvieran nada de mi, terminaba muy adolorida luego de que se iban y lloraba desconsolada por esa situación finita, sentía que lo era.

Había tenido la suerte de que habían dejado ir a un chico nuevo, era bueno conmigo, me ayudaba a curarme las heridas luego de que las torturas terminaban y me daba medicamentos a escondidas, también me llevaba comida más o menos decente, no sé porqué lo hacía, pero se lo agradecería infinitamente.

Habían llegado al punto de drogarme para que me dejara hacer lo que sus clientes querían, pero terminaba muy desorientada y confundida luego de ello.

Tenía miedo de que me volvieran adicta en contra de mi voluntad, así que empecé a ceder para que no acudieran a ponerme las dosis diarias, que hasta yo podía notar que eran muy altas para mi.

Sentía que ya no podía más.

Estaba tirada sobre la cama, sin fuerzas, un tipo se había ido no hacía mucho, me golpeó muy fuerte sobre heridas aún no sanadas, puso pinzas en ciertas zonas de mi cuerpo, además de lo brusco que había sido al moverse, mi entrepierna dolía, tenía miedo de tocarme y confirmar que estaba sangrando.

Mundos Alternos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora