Capítulo 52.

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Octubre 25, 2013

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Octubre 25, 2013.

Desperté enredada entre las sábanas, con Max abrazándome por la espalda, con cuidado quite su brazo de mi cintura para poder estirarme, lo miré dormir, se veía tan delicado, con el rostro tan tranquilo y apacible.

Me levanté con cuidado de no despertarlo y fui al baño para asearme.

Note que aún dormía plácidamente al terminar, así que decidí sorprenderlo con el desayuno, él generalmente no me dejaba hacer mucho cuando estábamos juntos, pero aproveche por esa vez tomar la delantera y hacer algo lindo por él.

Salí con cuidado y en el camino divisé el huerto del fondo, sonreí al verlo y decidí tomar una rosa del jardín, tomé las tijeras que estaban junto a las herramientas y la corté con cuidado de no pincharme, regresé adentro y busqué en el escritorio de su padre un papel y bolígrafo, escribí una nota simple y fuí a la habitación, le dejé la nota y la rosa a un lado de la cama y salí de nuevo, cerrando la puerta con cuidado.

Indagué que había en la heladera y me puse a picar un poco de fruta, hice jugo de naranja, tostados con huevos revueltos y salchichas, preparé café y puse un poco de chocolate caliente.

Dejé todo en la mesada y me regresé a la cocina a ver qué más podía hacer, decidí hacer un pastel de chocolate para más tarde, así se enfriaba mientras comíamos.

Metí todos los ingredientes a la licuadora, vacié la mezcla en un molde y lo metí al horno, hice un poco de glaseado para cubrir la torta cuando estuviera lista, cuando estaba lavando mis manos, sentí unos brazos rodearme por la cintura.

Cada despertar contigo es único —confirmó recitando lo que le había puesto en la nota— te amo —susurró en mi oído y me volteó despacio para mirarme a los ojos.

—Buenos días —respondi risueña.

—Buenos días, amor de mi vida —le sonreí y tomé de la mano para llevarlo hasta la mesada.

—Hice el desayuno para ti —señalé con vos de niña y con una sonrisa tímida.

Él me miró enternecido por un segundo y se acercó a abrazarme.

—Gracias, no tenías que hacerlo —murmuró dejando un beso en mi frente.

—Bueno, yo también puedo consentir a mi novio —murmure despacio mientras me sentaba a su lado.

—¿Qué huele tan rico? —Preguntó extrañado mirando a todos lados.

—Estoy haciendo un pastel de chocolate —informé orgullosa.

—¿Ahora eres repostera? —Me miró divertido.

—Mamá no es la mejor cocinera del mundo, así que tuve que defenderme —hice una mueca.

—Pues me caso contigo —negó riendo divertido.

Fuimos a comer, pusimos las noticias y vimos que aún seguían especulando acerca de mi intento de homicidio, sentí como Max se tensó a mi lado, así que apague el televisor para levantarme y sacar el pastel del horno, ya que había sonado la alarma que había puesto, lo dejé sobre la mesada y me regresé a terminar de comer.

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