Capítulo 82.

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Enero 5, 2014

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Enero 5, 2014.

—Salimos en 5 minutos —anunció Max caminando por el lugar.

—No entiendo por qué debemos ir tan temprano —Se quejó Inna caminando somnolienta por la sala llevándose todo por delante.

Ethan asintió de acuerdo mientras seguía guardando las cosas en el baúl del auto.

—Dejen de quejarse, salimos temprano porque Mía debe pasar antes por su revisión médica, así no perdemos tiempo —Explicó Max siguiendo con lo que hacía.

Mía aún encerrada en su habitación, cerraba su pequeño equipaje asegurándose de haber metido lo necesario.

Escuchó el grito de Max pidiendo que todos salieran de la casa para poder irse y se aproximó a la puerta para pedirle ayuda con el equipaje.

Lo vio parado en la sala murmurando cosas en voz baja, llevando la correa de un impaciente Chocolate, alterado por el inusual movimiento matutino, sonrió de lado antes de hablarle.

—No puedo llevar mi equipaje —Lo interrumpió haciendo que se sobresaltara en su lugar, él la miró confundido por un momento y asintió antes de guiarse a su habitación para sacar su maleta.

Mía tomó la correa de chocolate en el camino para llevarlo hasta el auto.

—¿Llevas todo? —Le preguntó Max cuando salió de nuevo llevando todo en mano.

—Creo que sí —murmuró Mía y fue tras él, se ubicó en el auto de Max en el lado del copiloto, cosa que los sorprendió.

Siempre se ubicaba en la parte de atrás del auto, poniendo distancia entre ellos.

—¿Estás segura de esto, enana? —Preguntó Ethan recostado de su ventanilla.

Ella asintió y le dio una sonrisa de lado.

—Será lindo —Se limitó a decir antes de que Max entrara en el auto.

Ethan se despidió de ellos y se alejó hasta su auto, donde Inna lo esperaba ya acomodada.

Emprendieron camino, primero a la ciudad, Mía tenía cita a primera hora con su médico de cabecera, ya a casi un mes de haber sido internada luego del rescate, se veía físicamente bien, pero seguían monitoreando sus lesiones internas, las cuales si estaban tardando en sanar.

—Diabla nos dará alcance cuando salgamos del consultorio —Anunció Max poniendo su teléfono en la guantera.

—Espero que a la abuela Lulú le guste el viaje —murmuró Mía un poco nerviosa.

En la reunión de año nuevo, todos estuvieron de acuerdo en hacer un viaje juntos, para despejar la mente, conocerse mejor y empezar el año con buen pie.

Mía aceptó por no hacerlos sentir mal, sabía que si se negaba nadie viajaría, pero al ver la ilusión en la cara de su abuela, no pudo rechazar la idea.

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