Cuando menos lo esperas, tu vida da un giro y el amor no será la salvación.
¿Dónde queda tu integridad cuando la oscuridad te alcanza?
Caminas, caes, tomas un respiro y miras al frente, siempre al frente porque si volteas, te caes de nuevo.
***
Dos...
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ctubre 6, 2013.
Casi 24 horas, toda la noche y toda la mañana, esperando que saliera un médico para que les dijera qué estaba pasando.
Max estaba desesperado, había llamado a Ethan para decirle que Mía se había desmayado y que iba con ella para el hospital, cuando supo en qué hospital estaría le mando la dirección para que él llegara luego, habían intentado notificar a su madre pero no había atendido el teléfono.
Suspiró con cansancio, no había descansado nada.
Llamó a Fletcher para avisarle que Mía estaba internada y que tratara de que aquella información no llegara a los medios, al menos, no por el momento.
Vió a Ethan llegar con una bandeja con café y le pasó uno antes de sentarse a su lado.
—Mi tía no me responde todavía —suspiró con pesadez.
—Tengo entendido que ni siquiera había estado llegando a su casa luego de hablar con Mía acerca de la gemela —lo miró extrañado por la situación.
—Pero si ha estado trabajando, le pregunté a Inna, su mamá trabaja con ella —aclaró Ethan sin entender nada.
—Esto es una mierda —suspiró con pesadez.
Cerró los ojos y se recostó de la pared.
No entendía que pasaba, habían hecho exámenes de sangre y estudios que no entendían de qué iban pero no les decían nada, solo que estaba estable, no la dejaban ver siquiera.
Escuchó unos tacones y abrió los ojos encontrándose a la gemela terrorífica, como le decía Mía, acercándose a ellos.
—¿Dijeron algo? —Preguntó seria, sin mostrar emoción alguna.
Ambos negaron con la cabeza y ella asintió antes de sentarse alejada de ellos.
Cuando se retiró la noche anterior, no creyó que volvería para estar al pendiente, se habían sorprendido al verla entrar por la mañana con gesto indiferente.
—Ella había estado bien —murmuró viendo al piso, sintió la mirada de Ethan y se giró para verlo— hemos tenido mucho trabajo, pero me he encargado de que coma y que descanse lo suficiente —contó con voz angustiada.
—Puede ser cualquier cosa, ella nunca dice cuando se siente mal para no preocupar a los demás —hizo un gesto de pena y desvió la mirada.
