Cuando menos lo esperas, tu vida da un giro y el amor no será la salvación.
¿Dónde queda tu integridad cuando la oscuridad te alcanza?
Caminas, caes, tomas un respiro y miras al frente, siempre al frente porque si volteas, te caes de nuevo.
***
Dos...
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Abril 15, 2013.
—Pero miren a quien tenemos por estos lados —escuchó decir a un chico de su grupo.
—¿Qué hay, Chui? —Preguntó acercándose a él.
—Ahora que te veo, mucho mejor —respondió galante como de costumbre.
—Espero no haber escuchado bien, los estoy viendo —gritó su novia a lo lejos haciendo un gesto con sus manos ubicando dos dedos en sus ojos y señalandolos.
—Tranquila fiera, todo tuyo —respondió divertida.
—¿No es ésta la Diabla? —Preguntó Tavo, incrédulo al verla.
—La misma que viste y calza —sonrió la aludida abrazándolo por la cintura.
—Y como siempre es un placer tenerla por aquí, mi bella Diabla —dijo antes de besarla en los labios.
—Que no los vea Sebas, porque se va a molestar —advirtió Chui desde su moto haciéndolos separar.
—Créeme, no le tengo miedo —respondió divertida— ¿Franco llegó? —cuestionó comenzando a caminar lejos de ellos.
—Como siempre, en su oficina, esperando instrucciones, al igual que nosotros jefa —respondió Tavo caminando a su lado.
—Prepara el equipo, hoy tenemos una grande —Se limitó a decir antes de entrar a la oficina del bar.
Caminó despacito con su típico tintineo de caderas, atrayendo la mirada de todos los que se encontraban en el lugar, ignoró cada uno de los comentarios que hacían hacia ella, entró a la oficina sentándose frente a Franco, poniendo los pies arriba del escritorio.
—Creí que no vendrías hoy —Fue lo único que dijo luego de un rato en silencio.
—Estaba aburrida en mi guarida y esto promete entretenimiento —Se encogió de hombros mientras miraba sus uñas pintadas perfectamente de rojo.
—Espero tus órdenes Diabla —dijo levantándose.
—Hoy quiero una fuga limpia, nada de errores como la última vez, una más y los vuelo a todos en mil pedazos —comentó tranquila.
—No vuelve a pasar, Diabla —prometió su fiel lacayo.
—Eso espero —lo miró fijamente— no juego Franco, no me gustan los errores —aclaró.
